Refrescando el Verano del Peru

Domingo de Ramos con Maria 2018

Domingo de Ramos con Maria 2018
Domingo de palmas con Maria 2018

sábado, 18 de junio de 2011

Homilia de la Santisima Trinidad

No necesitamos REMEDIOS, necesitamos que REME DIOS


DIOS ES AMOR
Escrito por: Padre Javier San Martín sj
COMENTARIO A LA FIESTA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD, ciclo A
San Juan 3, 16 al 18.
19 de junio, 2011


¡Hola amigos! Qué alegría estar nuevamente juntos para celebrar el día del Señor.
Hoy celebramos la fiesta de La Santísima Trinidad, un solo Dios en tres Personas distintas. Un misterio que la tradición popular celebra con alegres cantos, aceptando la limitación de la inteligencia humana para comprenderlo.




Ya San Pablo exhortaba a los fieles a saludarse “en la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios Padre y la comunión del Espíritu Santo”.
Pero, ¿qué es la Santísima Trinidad? ¿es como una presidencia conjunta y eterna que controla a los hombres para darle a cada uno su merecido?


Veamos lo que San Juan en el capítulo 3, nos dice:
“[16] ¡Así amó Dios al mundo! Que le dio al Hijo Único, para que quien cree en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna. “
Este hermoso versículo nos revela que Dios ama al mundo, ama sus cosas y personas, ama su historia y sus circunstancias, con un amor tan infinito que le dio lo más íntimo de sí mismo que es su hijo Jesucristo para su salvación.
Entrar en tu corazón de Dios es ver un misterio, algo insondable, que supera nuestra capacidad de comprensión. Pero aunque no comprendo tu identidad de Dios en tres personas, si logro intuir que lo único que existe en este misterio es el amor y que la única motivación de todas tus acciones es el amor. Esto lo intuyo porque yo también me siento hecha para amar. Y esta intuición me produce una gran tranquilidad y una gran ilusión por amar, a pesar de todas las cosas negativas que uno pueda ver alrededor. Si tú, Padre, decidiste enviar a tu Hijo al mundo a pesar de ver en nosotros tantas cosas negativas, desprecios, olvidos, a mi no me queda otra cosa sino amar y darme. Amar a pesar de todo es lo que más me entusiasma de ti, Señor.



La Trinidad, se traduce entonces con la palabra amor, amor a pesar de todo. El mismo San Juan nos dice:
“[17] Dios no envió al Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que se salve el mundo gracias a Él”.
Y esta afirmación nos revela otra característica fundamental de la Trinidad, la de levantar, alzar, poner en pie. Mientras que el mal busca hundir, postrar a la persona, el Dios Trinitario alza a los caídos.
Sí, estas palabras me hacen ver con claridad cual es la acción de Dios sobre el mundo y sobre mi vida. Se que de ti no puedo recibir jamás una palabra de condena ni postración sino siempre de ánimo, de alzarnos de la duda, de la desilusión. Cuando siento el impulso a seguir caminando, a ponerme en pie, a seguir amando, aun a los que me hacen daño, se que eres tú, Santísima Trinidad, quien me esta motivando. Pero cuando me siento desanimada, con temor, angustia, miedo a enfrentarme a las dificultades, se que es el espíritu del mal quien esta actuando en mi. En esta fiesta quiero abrir de par en par las puertas de mi corazón al Dios que levanta, que da ánimos, que impulsa al amor. Para que a pesar de las complicaciones y confusiones de la vida, nunca me olvide que hay un Dios que no me condena sino que me salva, que me levanta, y ese eres tú Santísima Trinidad.



¿Pero cuál es la condición para que Dios, nos levante? San Juan mismo nos responde con mucha claridad:
“[18] Para quien cree en Él no hay juicio. En cambio, el que no cree ya se ha condenado, por el hecho de no creer en el Nombre del Hijo único de Dios.”
Esto nos enseña que la actitud central del hombre a Dios es la fe. Si creemos que Jesucristo es superior a todas las acciones negativas de nuestra vida, si estamos convencidos de su capacidad de amor hacia nosotros a pesar de todas nuestras debilidades, alcanzaremos la salvación. Y la única manera de perder esa salvación es precisamente en no creer que Dios es así. Si uno duda del amor infinito de Dios para salvarnos, ya se ha condenado así mismo.
Señor, muchas veces dudo que tu puedas perdonar cuántas cosas, circunstancias, personas porque a mí me resulta realmente imposible perdonar, y siempre las condeno. No son pocas las veces, Señor, que yo quisiera que esa persona desaparezca por las cosas malas que ha hecho, cuantas veces juzgamos negativamente a las personas. Por eso, creer que tu siempre estas dispuesto a salvarnos resulta difícil pero al mismo tiempo maravilloso. Porque me hace comprender que esa es la manera más hermosa de vivir: respondiendo a las ofensas con amor. Creer en ti es estar convencido de esta gran verdad: tú buscas siempre nuestro bien. Esta fe me anima, me hace vivir con optimismo. Me hace comprender que detrás de mí hay siempre una mirada positiva, una mirada de Padre dispuesto a darme su Hijo amado. Te pido Señor que nunca pierda la fe en la Trinidad.



Pero lo más importante es
Toma ahora el texto del evangelio en tus manos, San Juan, Capítulo 3, versículos del 16 al 18.
Cecilia Mutual, y Javier San Martín, agradecemos muy sinceramente tu compañía,
¡ y te esperamos nuevamente el próximo domingo!.
http://faculty.shc.edu/jsanmartin/2011/06/