"LA DEPOSIZIONE" EN LA IGLESIA DEL GESÙ
DE ROMA
La obra de un gran artista contemporáneo colocada
en una de las iglesias más bellas del tardo Cinquecento es por sí misma un
evento. Si además la obra es acogida en la Iglesia del Gesù en Roma y bendecida
por el papa Francisco, en ocasión del segundo centenario de la restauración de
la Compañía de Jesús, el evento asume el grado de extraordinario.
La pintura – una gran "Deposición de
Jesús" sobre tela del bosniaco Safet Zec, realizada para el altar de la
capilla de la Pasión - ha sido bendecida el sábado por el papa Francisco. El
pontífice, primer jesuita papa, se emocionó al contemplar el cuerpo de Cristo
muerto sostenido por tres de sus compañeros: San José de Pignatelli
(1737-1811), protagonista de la restauración de la Compañía; el siervo de Dios
Jan Philip Roothaan (1785-1853), segundo general de la re-naciente Compañía; y
Pedro Arrupe (1907-1991), general y figura decisiva en el
"aggiornamento" de la Compañía luego del Concilio. Con la colación de
la obra de Zec, la capilla de la Pasión, donde se veneran estos tres hijos de
Ignacio, recupera la integridad temática del ciclo pictórico de Giuseppe
Valeriana y Gaspero Celio, perjudicada por la desalación de la pintura
cinquecentesca de Scipion Pulzone, removida al inicio de 1800 y ahora expuesta
en el MoMa de New York.
"El recorrido hecho para la realización de
la nueva pintura ha sido largo y difícil – dice el Padre Daniel Libanori,
rector de la Iglesia del Gesù-. Se ha tratado de superar las reservas sobre la
oportunidad de colocar una obra de arte contemporáneo en un contexto de historicidad y además individualizar, a través de un
concurso internacional, un artista que pueda y quiera aceptar el inevitable
reto del confrontarse con lo antiguo y capaz de responder a los rigurosos
criterios de la autoridad estatal responsable del lugar. La obra no debía
responder a un objetivo celebrativo, sino exprimir el espíritu que anima a la
Compañía de Jesús y su voluntad de servicio cada vez que es enviada a cualquier
parte del mundo llevando el Evangelio"
Y Zec ha asumido el reto de la mejor manera, pues
sabe que la libertad creativa nada tiene que ver con la improvisación, sino que
es fruto de decisión absoluta, de estudio preparatorio, en la soledad del
estudio veneciano, como ha ocurrido también para "La Deposizione".
Zec mira hoy la realidad con nuevos ojos a partir de la guerra en Bosnia, de su
cara a cara con la muerte, del amor ansioso por la vida que se puede perder, la
propia y la de los seres queridos. Parece una paradoja: la guerra que destruye
todo, ha hecho más fecundo el camino creativo. Pero aquí está la esperanza, el
misterio de la belleza que es capaz de exprimir la potencia del nacimiento y el
soplo sutil del último respiro. Es el milagro de Safet, una mirada capaz de
ofrecernos la esencia de las cosas y de nosotros mismos.
De este recorrido artístico surge "La
Deposizione": Del dolor y la muerte de los inocentes al cuerpo
desconsolado del inocente. Zec se ha dejado capturar de la paradoja de la
belleza cristiana: Jesús es el "más bello entre los hijos del hombre",
pero también el Ecce homo, "sin belleza ni esperanza". Dos rostros de
un único amor, aquel que da la vida. Escribe el curador Giandomenico Romanelli,
por 30 años presidente de la Fundación Museos Civiles de Venecia: "De
hecho, ninguno más que él, sabe y puede acoger con sinceridad y participación
el momento en el que la humanidad de Cristo aparece más violada y más débil,
más inerte y más tirada a la derrota".
"La Deposizione" de Zec es verdadera
porque ha sabido acoger en el diálogo entre figuras y miradas, la muerte de
Dios, no sólo como memoria, sino como evento que se repite en nuestros
terribles días. Y es verdadera porque nos muestra la esperanza del
Resucitado, inexplicable de otra manera,
en la serenidad de los rostros de la virgen y de los tres jesuitas. Así, el
misterio de la redención se vuelve verdadero arte, hoy.
Belleza sin igual