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Domingo de Ramos con Maria 2018

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viernes, 11 de junio de 2010

Benedicto XVI participo en la vigilia de oracion para la conclusion del Año Sacerdotal


Benedicto XVI participó en la multitudinaria vigilia de oración para la conclusión del Año Sacerdotal, recordando la necesidad del diálogo con Cristo.

Viernes, 11 jun 2010 (RV).- Benedicto XVI participó anoche en la vigilia de oración en la plaza de San Pedro para la conclusión del Año Sacerdotal y rezó junto a 15.000 sacerdotes de todo el mundo. Además respondió a las preguntas de cinco sacerdotes, uno en representación de cada continente, quienes manifestaron sus inquietudes relacionadas con la función del sacerdote, el papel de la teología, el culto y el celibato y las vocaciones. La vigilia, que concluyó con la adoración eucarística, fue una demostración multitudinaria de afecto por el Santo Padre.
Respondiendo a un párroco procedente de Brasil, el Papa invitó a los sacerdotes a no reducir el propio ministerio a una profesión y subrayó la importancia de que los fieles vean que es un hombre apasionado por Cristo. En este mismo sentido, el Santo Padre recalcó la necesidad del coloquio personal con Cristo y no descuidar la propia alma, una prioridad pastoral fundamental que se resume en la oración constante, también por las personas que no saben rezar o no encuentran tiempo para hacerlo.
En cuanto al celibato sacerdotal, Benedicto XVI subrayó lo sorprendente que resulta esta permanente crítica al celibato en una época en la que cada vez está más de moda no casarse. Y por lo que respecta a la teología el Papa subrayó la importancia de la formación acompañada de un sentido crítico y el conocimiento profundo de las Sagradas Escrituras junto a las corrientes de nuestro tiempo para poder dar “razón de nuestra fe”.
Frente a la disminución de las vocaciones el Santo Padre recomendó que cada sacerdote haga lo posible para vivir el sacerdocio de forma tan convincente que los jóvenes puedan pensar que es una labor esencial para el mundo y sobre todo tener el valor de hablar con los jóvenes en el momento en que puedan pensar que Dios les llama, porque “a menudo es necesario una palabra humana para abrir paso a la escucha de la vocación divina”.