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Domingo de Ramos con Maria 2018

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Domingo de palmas con Maria 2018

jueves, 24 de junio de 2010

La Fiesta de Amancaes


La fiesta de Amancaes
Existen dos historias en torno a los orígenes de la fiesta de Amancaes, celebración que tenía lugar todos los 24 de junio en honor de San Juan Bautista. Esta festividad popular, perdida a mediados de 1900, congregaba en épocas de la colonia a cientos de personas que iban a las pampas del Rímac, cubiertas en esa fecha de la flor amarilla convertida desde entonces en emblema de la ciudad de Lima.
Según algunos cronistas, el iniciador de esta costumbre fue el Virrey Melchor de Navarra y Rocafull, Duque de la Palata. Fernando Oré – Garro, en “Crónicas sabrosas de la Vieja Lima”, refiere que la fiesta de Amancaes “tiene su punto de partida en 1683, luego de una cacería de venados, tras la cual el virrey organizó un festejo al cual asistieron los miembros de su numerosa y selecta comitiva. En recuerdo de tal acontecimiento, se volvió a repetir el lance para beneplácito de la nobleza limeña que se divirtió hasta el cansancio”.
Otra versión la trae Manuel Vegas Castillo, en una edición antológica, publicada por la Municipalidad de Lima en 1959, donde menciona una leyenda basada en la historia de una doméstica de nombre Rosario Ramos. Era el 2 de febrero de 1582, cuando a la joven se le presenta Jesucristo en un pasaje de su crucifixión. Ella atravesaba la pampa llevando unos porongos de leche que su patrona, doña Candelaria Ripacap, enviaba todos los días al prior de los dominicos.



Amancaes
Cuenta la tradición que Cristo le ordenó manifestar a su ama que levantara un templo sobre el mismo lugar donde la imagen del Redentor apareciese grabada en una piedra.
Al día siguiente, la muchacha en compañía de doña Candelaria va en busca del prior, que celebraba una misa en honor a la Virgen de la Candelaria. Enterado de la noticia, el sacerdote organiza una procesión numerosa y sube a la pampa encontrando la piedra tallada.
Convencida del milagro, la señora Ricapac invierte sus bienes y construye una capilla, inaugurada el 24 de junio de 1582, fecha en que conmemoraba el cumpleaños de su hijo Juan, que posteriormente ingresa a la orden religiosa de la Compañía de Jesús. A la celebración, que se inicia con una misa, concurren el Virrey Martín Enriquez, el Arzobispo Santo Toribio y un concurrido número de fieles. Inicialmente fue de carácter cristiano, pero con el devenir de los años comienza a adquirir características más terrenales, como las partidas de caza (en la zona habían venados y perdices), bailes y excursiones donde no faltaban las comidas al aire libre, regadas con abundante bebida




COSTUMBRES DEL PASADO
Amancaes
Manuel Atanasio Fuentes, en “Aspectos históricos de Lima” señala que a la pampa iban personas de diferente nivel social, tanto la aristocracia limeña como el pueblo. En los inicios de esta costumbre, la gente se desplazaba en calesas, luego en balancines tirados por caballos y manejados por un negro, que cabalgaba sobre uno de ellos. Había algunos caballeros que solían acompañar el cortejo montados en animales formidables preparados para tal fin.
Con el devenir de los años, además de la llegada del transporte público, se incorporaron otras costumbres, sin embargo, siempre se mantuvo el buen vestir, sobre todo por parte de las mujeres que sacaban a relucir sus mejores galas. Ese era el día propicio para enamorar e intercambiar la flor de Amancaes, que todo visitante recogía para llevarse como un recuerdo del lugar.




La fiesta, que formaba parte de las tradiciones limeñas, comenzaba con la misa en la capilla San Juan Bautista, levantada en la pampa, y visita a la piedra encadenada, que según la tradición oral, fue dominada por Santa Rosa de Lima, quien la confundió con un volcán que amenazaba la ciudad.
Luego ya venían los paseos y el baile, donde la zamacueca era la reina. Se dice que en un principio esta danza no era muy bien vista y se disfrutaba sólo en las casas, lejos de las miradas de los curiosos. Sin embargo, sale a la luz en Amancaes para encandilar con sus acordes. No faltaban los músicos del distrito del Rímac, especialmente los de Malambo, que hacían alarde de su buen oído para sacar melodías con el cajón, que ya gozaba entonces de fama. Manuel Atanasio Fuentes hace referencia de su presencia y lo define como “el alma de la orquesta”, capaz de hacer zapatear a cualquiera a pesar de las garúa invernales que podían caer. En la pampa también se organizaban concursos y competencias de toda índole, peleas de gallo, carreras y demostraciones de caballos, baile, música y comida, porque este elemento era infaltable. Se armaban carpas y se ofrecían diversas viandas, entre ellas la causa limeña, anticuchos, cebiche, escabeche, choncholies, butifarras y platillos hechos con los camarones del río Rímac. Todo esto acompañado con pisco o chicha.


Amancaes
La pampa se cubría de gente, mientras los mayores disfrutaban de la conversación, música y baile, los jovencitos subían a las alturas a buscar un ramito de flores para adornar los sombreros o entregarlos al ser amado.
La fiesta duraba hasta que la luz o el ánimo lo permitían, pues algunos podían quedarse en el lugar, incluso días. Pero la celebración del 24 era el inicio de una temporada que culminaba aproximadamente en el mes de septiembre, cuando la pampa perdía las tonalidades dadas por la flor de Amancaes, apreciada desde tiempos prehispánicos, como lo demuestran algunos ceramios de esa época.
Con el tiempo, la tradición se fue extinguiendo. En 1927, en un intentó por revivirla, se hicieron concursos de caballos de paso, presentaciones de grupos de danza y música criolla, así como andina. Fue durante el gobierno de Augusto B. Leguía, siendo alcalde del distrito del Rímac don Juan Ríos Alvarado.
Los muchachos de "La Palizada" solían asistir a la Fiesta de Amancaes a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX. También eran asiduos Carlos Saco, Pedro Bocanegra, Fernando Soria, Alejandro Ayarza "Karamanduca" y muchos criollos de renombre. Se dice que Incluso Pedro Espinel, acompañado de Félix Dongo, interpretó dos de sus más recientes éxitos y creaciones en dicha fiesta, el vals "Dos reliquias" y la polca "Bom Bom Coronado". Era el 24 de junio de 1938.
Hoy la flor de Amancaes, pese a ser considerada símbolo de la ciudad, está en peligro de extinción, de perderse como ocurrió con la popular fiesta, de la cual nos quedan para el recuerdo el nombre de un asentamiento humano, algunas fotografías, pinturas y canciones. Ahí están el “José Antonio” de Chabuca Granda, el vals de Amador Rivera “Amancaes de ayer”, grabado por los Troveros Criollos o la marinera “San Juan de los Amancaes”, escrita por la poeta Catalina Recavarren con música de Rosa Mercedes Ayarza de Morales.
























CHABUCA GRANDA decia: "A Jose Antonio de Lavalle y Garcia,barranquino,gran señor peruano,angustiado desde su juventud por la desaparicion irreparable de nuestra esencia,por ejemplo "el caballo de paso" desaparecia este admirable animal de trabajo y viajes largos.Jose Antonio me conto tanto de este caballo que le hice esta cancion pero no me oyó.por eso la letra tiene la fuga al final que dice Jose Antonio ¿porque me dejaste aquí?.y cuando algunas señoras la cantan con ira .yo digo:No,si la cancion es de amor .El señor se me murió.era un señor muy viejo,muy amigo de mi padre y muy amigo mio".

Letra del Vals: Jose Antonio
Por una vereda viene cabalgando José Antonio,
se viene desde El Barranco a ver la flor de Amancaes;
En un bere-bere criollo va a lo largo del camino
con jipijapa, pañuelo y poncho blanco de lino.
Mientras corre la mañana su recuerdo juguetea
y con alegre retozo el caballo pajarea;
fina garúa de junio le besa las dos mejilla
y cuatro cascos cantando van camino de amancaes.

Que hermoso que es mi chalán! cuan elegante y garboso,
sujeta la fina rienda, de seda que es blanca y roja;
que dulce gobierna el freno con solo cinta de seda
al dar un quiebro gracioso al criollo bere-bere!

Tu, mi tierra, que eres blanda, le diste ese extraño andar,
enseñándole el amblar del paso ya no gateado.
Siente como le quitaste durezas del bere-bere,
que allá en su tierra de origen, arenas le hacían daño.
Fina cadencia en el anca, brillante seda en las crines,
y el nervio tierno y alerta para el deseo del amo;
ya no levanta las manos para luchar con la arena,
quedo plasmado en el tiempo su andar de paso peruano.

Que hermoso que es mi chalán! cuan elegante y garboso,
sujeta la fina rienda de seda que es blanca y roja;
que dulce gobierna el freno con solo cinta de seda,
al dar un quiebro gracioso al criollo bere-bere!

José Antonio, José Antonio...
Por que me dejaste aquí?
Cuando te vuelva a encontrar
que sea junio... y garué;
Me acurrucare a tu espalda,
bajo tu poncho de lino
y en las cintas del sombrero
quiero ver los amancaes,
que recoja para ti,
cuando a la grupa me lleves,
de ese tu sueño logrado,
de tu caballo de paso,
aquel del paso peruano!

*



La Flor de Amancaes

Estos lirios amarillos conocidos como "las flores del inca" por su dorado color, sucumbieron ante el concreto, el asfalto y la polución que el desarrollo de la ciudad de Lima trajo consigo. Formó parte de una Lima que no veremos más. Sin embargo, para aquellos adeptos a la naturaleza no todo esta perdido, estas flores han podido enraizarse en las lomas de Pachacámac, un lugar donde entre junio y octubre la neblina nutre el suelo y da vida a una increíble vegetación, reapareciendo al mismo tiempo animales como la vizcacha, el petirrojo, zorros y halcones. En Pachacamac Ud. podra disfrutar este símbolo peruano y formar parte de una tradición que se remonta al tiempo de los Incas.


Algo de historia...

La pampa de Amancaes, al norte del distrito de Rimac (Lima-Perú), era escenario de una de las fiestas costumbristas más enraizadas en la tradición limeña. Cada 24 de junio, sin distinción de posición social se reunían los habitantes de la ciudad, desde comienzos de la colonia, a festejar la fiesta de los amancaes. Fiesta algo pagana en que discurría el alcohol y en la que, con el mismo entusiasmo que se libaba, se rendía culto a San Juan Bautista. Manuel Prado fue el último presidente en asistir a ella en 1958.

Chabuca Granda la evoca en su canción José Antonio: "Por una vereda viene cabalgando José Antonio, se viene desde Barranco a ver la flor de Amancae". El poeta Pablo Neruda alude a esta bella flor en su "Oda a la Jardinera".

Charles Darwin, autor de la "Teoría de la Evolución de las Especies", al pasar frente a la desértica costa de Lima a bordo del Beagle en el siglo XIX, divisó con ayuda de sus binoculares extensas colinas cubiertas de musgo y bellas flores amarillas que crecían de manera silvestre, quedando impresionado por la belleza de aquellas flores que los peruanos llamaban "amancaes", registrándolas para la Historia.

En el siglo XVII Bernabé Cobo dijo: "En el tiempo de garúas nace en las lomas del contorno de esta ciudad de Lima, en tanta cantidad, que ponen de su color los prados donde nacen".


www.laslomasdesanfernando.com

Fotos
1.
Lirio amarillo (Hymenocallis amancaes o Ismene amancaes), la curiosa flor color dorado que aún brota en la Pampa de Amacay durante los meses de invierno.
2. La Fiesta de San Juan de Amancaes, óleo de Juan Manuel Rugendas, 1843