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sábado, 13 de octubre de 2012

Monumento a Cristóbal Colón en Lima

Monumento a Cristóbal Colón en Lima

Estatua de Cristóbal Colón
 
Con una mano Colón sostiene la Cruz junto con la indigena
 
 
Inauguración del monumento en la Alameda de Acho (1860)
 
 
Alameda de Acho (al fondo, monumento a Colón)
 
 
Monumento a Cristobal Colon en Lima ¿Por qué un monumento, en plena República, al “descubridor” de América? Quizá los peruanos que la encargaron se identificaron, a través de Cristóbal Colón, con ciertos valores en los que creía la elite de entonces: la fe como portadora de civilización, el progreso, la ciencia. Fue inaugurado el 3 de agosto de 1860 y su autor fue el escultor italiano Salvatore Revelli. Se dispuso su colocación en el óvalo de la Alameda de Acho y el traslado de la pila que allí existía a la plazuela de Guadalupe.
 
 A comienzos del siglo XX, la Municipalidad de Lima dispuso trasladarla al Paseo 9 de Diciembre (hoy Paseo Colón), donde primero se ubicó casi donde hoy está el monumento a Grau y luego algunos metros más en dirección a la Plaza Bolognesi, donde se encuentra en la actualidad. El navegante genovés es representado, según comentario de Alfonso Castrillón, por una gran capa que le cubre la mitad del cuerpo y que deja de ver el jubón acuchillado y el sayo a la altura de la rodilla, como era costumbre. Una gorra con plumas le cubre la cabeza. Sentada a su lado derecho, una hermosa mujer desnuda – una “india”- que representa a América. Con una mano sostiene la Cruz, mientras desdeña con la otra una flecha. Se advierte en Colón una actitud de protección y benignidad, acorde con la idea que quiere comunicarse: un descubrimiento pacífico que traía como beneficio la civilización de Occidente.


Monumento en su segunda ubicacion - Av 9 de Diciembre hoy Paseo Colon
 
 
Otra vista del monumento en su segunda ubicacion
 
 
El Monumento en su actual ubicacion - Paseo Colon
 
 



http://blog.pucp.edu.pe/item/52166/el-monumento-a-cristobal-colon


Óvalo de la Alameda Nueva (o de Acho): Estatua de Cristóbal Colón por Salvatore Rivelli

El gobierno de José Rufino Echenique (1851-54) planeó la colocación de la estatua de Simón Bolívar, la serie del Zodíaco en el Paseo de los Descalzos y la estatua de Cristóbal Colón, desde 1852 con Bartolomé Herrera como Plenipotenciario en Roma. La revolución encabezada por Ramón Castilla en 1853-54, logró deponer a Echenique debido a una serie de escándalos que se daban al rededor de la mala administración del Estado y la excesiva deuda interna y externa en que se estaba incurriendo. Sin embargo, los proyectos escultóricos no se detuvieron, sino más bien se detentaron. Nanda Leonardini en su artículo Cristóbal Colón de Salvatore Revelli, del libro La imagen de Cristóbal Colón en el arte latinoamericano del siglo XIX, a través de la pintura y la escultura (ver: http://arteperu.info/?p=777), revela que en 1855 ya estaba finalizada la obra; y el 3 de agosto de 1860, se coloca en el óvalo de la Alameda Nueva (o de Acho), la estatua de Cristóbal Colón, tras trasladar la pila que se encontraba en ese lugar a la plazuela de Guadalupe. Los encargados de la celebración de la inauguración fueron los bomberos de la Bomba Roma.

Al parecer, la estatua siempre intentó ser colocada en la Plaza de Santa Ana, espacio de mayor concentración de inmigrantes italianos. Se menciona en Estadística general de Lima de 1858 de Manuel Atanasio Fuentes, que en dicha plaza “debe colocarse, según se asegura, la estatua de Cristóbal Colón”, y Natalia Majluf en su artículo Escultura y espacio público. Lima 1850-1879, ha expuesto que la pretensión se mantuvo hasta entrada la década por un decreto publicado en El Peruano el 24 de julio de 1868; pero en El Comercio del 20 de agosto de 1872, se explicita que la “estatua de Cristóbal Colón ha sido hoy trasportada de la plazoleta de Acho al sitio que se le ha designado últimamente, cerca del Palacio de la Exposicirn (sic.)”. Este traslado se debió en ocasión de la inauguración cercana (1 de julio de 1872) de la Exposición Nacional de Lima; y fue colocada frente a la Exposición Permanente de Industrias, fuera del perímetro enrejado del Parque de la Exposición (donde ahora se halla el monumento a Miguel Grau). Su ubicación actual sigue siendo al rededor de lo que fue dicho parque, pues en 1905, fue trasladada al medio de la avenida 9 de Diciembre, inaugurada en 1898 por el presidente Nicolás de Piérola, para colocar en su lugar el Obelisco de San Martín del escultor Roselló.

Alfonso Castrillón en su artículo Escultura monumental y funeraria en Lima, publicado en el libro Escultura en el Perú, de la Colección Arte y Tesoros del Perú del Banco de Crédito, nos recuerda que el escultor Salvatore Revelli había participado en el proyecto monumental dedicado a Cristóbal Colón en Génova (que sin embargo se concluyó después de la estatua de Lima) con el bajorrelieve Colón encadenado. Citamos en extenso su reseña histórica acerca de Salvatore: “Revelli había dejado su nativa Taggia (Liguria) en 1834 para viajar a Toulon, donde gracias a la protección del conde Tomasso Littardi entró en el Arsenal Militar para practicar el dibujo y la talla en madera y trabajar en la decoración de naves. Luego en Roma, al terminar 1849, toma contacto con el ambiente purista romántico, al frecuentar los talleres de Minardi y de Tenerani (…)”. Y sobre la estatua: “Revelli demuestra su claro interés historicista: el navegante genovés ha sido representado con una gran capa que le cubre la mitad del cuerpo y que deja ver el jubón acuchillado y el sayo a la altura de la rodilla, como era costumbre. Una gorra con plumas le cubre la cabeza”.

El asunto de la estatua es controversial en tanto que en la actualidad no concebimos como políticamente correcta una postura paternalista (sin embargo, el debate sobre este punto, entre la teoría y la praxis actuales, es extenso), pero para mediados del siglo XIX, el tema del indio se vio desde la perspectiva de una empresa de modernización occidentalizante y de re-colonización del interior del país, y más aún con la repentina bonanza del guano que convirtió a Lima en una capital política y administrativamente centralista. Por ello había que educar al indio para que pudiera ser a futuro un ciudadano. Cristóbal Colón simboliza lo mencionado al custodiar bajo su mano a una indígena (de apariencia caribeña, quizás) que rechaza la flecha y acepta sumisa la cruz.
 
Cristóbal Colón como monumento fue endémico a toda Latinoamérica, como lo enfatiza Rodrigo Gutierrez Viñuales en su artículo Un siglo de escultura en Iberoamérica (1840-1940), del libro Pintura, escultura y fotografía en Iberoamérica, siglos XIX y XX, editado por el mismo junto a Ramón Gutierrez: “Podemos tomar la figura del descubridor de América como elemento unificador, al menos temáticamente, dentro de la escultura iberoamericana del siglo XIX. Puede afirmarse que prácticamente todas las naciones del continente, en mayor o menor medida según las posibilidades, se honró la memoria de Cristóbal Colón a través de monumentos. Algo similar ocurre con los Libertadores Simón Bolívar y José de San Martín a quienes también se dedicaron incontables homenajes en los diferentes países”.
 

Detalle de la indígena de la estatua de Cristóbal Colón.


Es posible que Revelli tomara para la estatua de Lima del modelo del Monumento a Colón de la Plaza Acquaverde en Génova, aún cuando fue inaugurada dos años después, pues como se mencionó arriba, él participó de dicho proyecto. Pero el modelo de Colón con la india arrodillada se repite, a partir de la estatua de Lima, en los monumentos de Colombia y Panamá.
 
 
 
 
 
Traslado y preparación para la colocación de la estatua de Cristóbal Colón frente a la Exposición Permanente de Industrias en el Parque de la Exposición durante el funcionamiento de la Exposición Nacional de Lima de 1872. Fotografía tomada del blog “Lima la única".