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Domingo de Ramos con Maria 2018

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miércoles, 14 de julio de 2010

15.07 BEATO IGNACIO ACEVEDO ABREU y COMPAÑEROS SJ


BEATO IGNACIO ACEVEDO ABREU Y COMPAÑEROS 1528-1570, MÁRTIRES DE BRASIL
Con este nombre son venerados cuarenta mártires, representantes de uno de los mayores esfuerzos misioneros de la Iglesia.
De sólo Portugal y España, y de sólo la Compañía de Jesús, salían el 5 de junio de 1570 de la Barra del Tajo 74 misioneros jesuitas, divididos en varias naves.
El superior de todos ellos y de la Misión del Brasil, Padre Ignacio de Acevedo, navegaba con 39 más en la nave Santiago, no lejos de Tazacorte, su última escala en la isla canaria de la Palma. De pronto se ven asaltados por piratas enemigos de la fe católica; y arrojados al mar a golpes de espada y de lanza.
El Padre Ignacio de Acevedo muere, entre los últimos, animándoles a aquel su triunfo, con una imagen de Nuestra Señora que en Roma le había confiado para el Brasil San Pío V.
Eran 32 portugueses y 8 españoles; destacaban por la juventud de casi todos, en su mayoría estudiantes universitarios y técnicos.
Sólo fue perdonado por los piratas el cocinero, para servirse de él. Pero un sobrino del capitán que había pedido ya su admisión en la Compañía de Jesús, toma la sotana de uno de los mártires y vestido con ella, firma con su sangre la admisión. Era el 15 de julio de 1570.
Santa Teresa de Jesús, que tenía entre los mártires un sobrino suyo, Francisco Pérez Godoy, de Torrijos, comunicó en Ávila ese mismo día haber participado en su oración de la gloria con que el cielo todo había coronado a aquel invicto escuadrón de mártires misioneros.

Uno de los trayectos más populares de los parques de atracciones Disney es el de los Piratas del Caribe. Los bucaneros son presentados como gente jovial, pese a su pillaje e incendio de la ciudad. Los piratas reales, por su parte, eran bandidos que llevaban el terror a todo aquel con el que se encontraban.
Aunque no tengamos por qué detenernos en ello, no podemos pasar por alto el hecho de que el mal real existe en el mundo. Podemos tratar de disfrazarlo y convertirlo en tema de un paseo por el parque, pero bajo la pretensión acecha una realidad más oscura. Igual que necesitamos andar espabilados para movernos la calle, necesitamos estar espabilados espiritualmente. Necesitamos mantener los ojos abiertos de manera que no seamos asaltados de imprevisto por el mal.
El capitán del Santiago trató estúpidamente de ganar a la carrera al barco pirata. Mejor habría sido que hubiese planeado su ruta de manera que no cayese en el sendero de los piratas. Del mismo modo, haremos mucho mejor evitando caer en la trampa del mal que tratando de combatirlo en sus propios términos
http://sagradafamilia.devigo.net/santoral/julio/15julio.htm




Masacre en La Palma
(las últimas horas de Ignacio Acevedo sj y sus compañeros)
José Guillermo Rodríguez Escudero comparte este relato de las últimas horas de los denominados "mártires de Brasil", aquel grupo de jesuitas asesinados en los mares de La Palma
En 1570 el pirata Jacques de Sores, teniente de Pie de Palo que dirigió el desembarco y saqueo de 1553 y que el año anterior se vio elevado al mando supremo de la flota protestante, se dirigió con ésta hacia las islas del Océano. Como inmediatos subordinados se hizo acompañar de los capitanes Jean Boucard y Jean de Capdeville. Esto sucedía el 15 de Julio de ese año. El feroz pirata conocía la ruta de la nave Santiago, donde iban el jesuita Ignacio de Azevedo con 44 misioneros hacia Brasil y, cerca de la punta de Fuencaliente frente a Boca Fornalla, le cortó el paso con su navío de guerra Le Prince, situándose en posición de combate y disparando su artillería para intimar la rendición.
El capitán del Santiago demandó a Azevedo autorización, dada su escasez de hombres útiles, para armar a los novicios, mas el provincial se negó a ello, exhortando a cada cual a cumplir con su propia misión, y ordenando a los novicios, con el maestro Bento de Castro, descendiesen a sus camarotes para orar, y cuando él regresó a cubierta para auxiliar espiritual y materialmente a combatientes y heridos, ya se había iniciado la lucha.
Los hugonotes intentaron por tres veces el abordaje, mas fracasaron en su intento ante la enérgica resistencia de la tripulación lusitana, y concentrada toda la flota, pudo dar la orden de abordaje y asalto general cayendo los cinco navíos franceses sobre su presa en grupos de 40 hombres por babor y estribor, adquiriendo la lucha un hondo dramatismo y en medio del fragor de la pelea se distinguía la voz de Azevedo animando a sus compatriotas a morir por la fe, en lucha contra sus más declarados enemigos, hasta que atravesado su cuerpo de tres lanzadas, cayó exánime en los brazos de su compañero Diego de Andrade, escena que ha inmortalizado un famoso pintor francés, Jacques Courtois, el Borgoñón, con sus pinceles; los supervivientes de la tripulación y pasajeros, unos 28 se rendían a discreción. El maestro de novicios, Bento de Castro, fue acribillado a arcabuzazos, desfalleciendo en el sollado mientras sus labios proclamaban a gritos su calidad de hijo de la Iglesia romana; Manuel Álvarez que tuvo la noble osadía de hacer ver a los herejes su ceguera, fue apuñalado; el padre Diego de Andrade, que cumplía misión espiritual de confesar a sus compañeros, irritó de tal manera a los luteranos, que se abalanzaron sobre él apuñalándole, e igual fin tuvieron Braz Riveiro y Pedro Frontero. Los piratas renovaban el fervor y la fe de los supervivientes, que en constante emulación alcanzaban la palma del martirio; dos padres, Gregorio Escribano y Álvaro Mendes, que yacían enfermos postrados en el lecho, tuvieron fuerzas para subir descalzos y semidesnudos al sollado desde donde los lanzaron al mar.
Detenidos y apresados los demás padres y novicios, quisieron los piratas que antes de su muerte les rindiesen alguna utilidad, obligándoles a trabajar en las bombas, con las que se proponían salvar de un seguro naufragio al galeón Santiago, mientras ellos recorrían los aposentos registrando sus cofres y talegos para profanar reliquias e imágenes, haciendo escarnio de los ornamentos y objetos de devoción. Consultado el pirata con sus esbirros sobre la suerte que les preparaba, ordenó una matanza general al grito de “¡Mueran!¡Mueran los papistas que van a sembrar la falsa doctrina en el Brasil!”. Sus feroces verdugos - dice Rumeu de Armas- cayeron entonces sobre la humilde hueste y sin perdonarles humillaciones de todo género, fueron sucumbiendo, unos a puñaladas, y otros a tiros en confuso montón de ancianos, jóvenes y casi niños sacerdotes y novicios, muertos y heridos. Es de mencionar la actuación de Simao de Acosta, joven de 18 años que, no vistiendo todavía los hábitos y sintiendo Sores conmiseración hacia su persona, se declaró a gritos hijo de San Ignacio para alcanzar la palma del martirio. Así terminaron sus días coronados por el martirio aquella primera legión misionera de hijos de San Ignacio a los que la Iglesia conoce con el nombre de los Mártires del Brasil aunque más apropiado sería llamarlos de Canarias o de Tazacorte, en cuyas aguas sucumbieron. Estos habían salido en la flota que se dirigía al Brasil el 7 de Junio de 1570, compuesta de siete galeones, en la que se dirigía a la colonia el nuevo gobernador Luis de Vasconcelos de Menezes, Comendador de Villada en la Orden de Cristo, los jesuitas se distribuyeron en tres de ellos, a Padre Azevedo con 44 misioneros en el galeón Santiago, el Padre Dias con otros 20 en el navío almirante de la escuadra, y el Padre Francisco de Castro con los restantes en el Os Orfaos. Llegaron a la isla de La Madera el 14 de Junio y el Santiago alzó velas en el puerto de Funchal el 7 de Julio, que tenía que dirigirse a Santa Cruz de La Palma a descargar mercancías, pero una borrasca le obligó a arribar al puerto de Tazacorte donde permaneció varios días, celebrando el 13 misa el padre Azevedo en la ermita de San Miguel de Tazacorte, y cuenta la tradición que, en el momento de sumir la sangre en el cáliz, vio la corona del martirio pendiente de su cabeza por revelación divina; en el cáliz, que aun se conserva, es fácil distinguir la huella de sus dientes grabados por obra milagrosa como reflejo de la impresión y arrobamiento por el futuro mártir recibida. Estuvo este cáliz en Tazacorte durante 175 años, desde 1570 a 1745, hasta que el Obispo D. Juan Francisco Guillén, lo extrajo de la ermita regalándoselo a los Padres Jesuitas de Gran Canaria.
La relación de estos mártires es como sigue:
Padre Ignacio de Azevedo, de Oporto (provincial de Brasil)
Maestro de Novicios Bento de Castro
Padre Diego de Andrade
Manuel Álvarez
Braz Ribeiro, natural de Braga
Amaro Vas
Gregorio Escribano, español
Alvaro Mendes
Simao de Acosta
Francisco Alvaro Covillo
Domingo Hernandes
Alfonso Baena, natural de Castilla la Nueva
Gonzalo Henriques, diácono
Joao Fernandes, de Lisboa
Joao Fernandes, de Braga
Juan Mayorga, aragonés
Alejo Delgado
Luis Correa
Manuel Rodrigues
Simao Lopes
Pedro Nunes, Muños o Frontera
Francisco Magallanes
Nicolá Dinos, de Braganza
Gaspar Álvares
Antonio Hernandes, de Montemayor
Manuel Pacheco
Pedro Fontaura
André Gonsales, natural de Viana
Diego Peres
Juan Baeza, español
Marcos Calseira
Antonio Correa
Manuel Hernandes, de Oporto
Hernando Sánchez, español
Francisco Pérez Godoy, español (de Torrijos en Toledo)
Juan de San Martín, de Illescas
Juan de Zafra, español de Toledo
Alfonso López, español
Esteban Zudaire, español de Vizcaya
Este último, antes de abandonar Plasencia donde vivía, dijo al Padre José Acosta, su confesor, que partía alegre y contento por tener la certeza de que alcanzaría el martirio.
El Papa Benedicto XIV, en su Bula de 21 de Septiembre de 1742, reconoció el martirio de estos religiosos y Pío IX, en el día de Pentecostés de 1862, los beatificó. Santa Teresa de Jesús aseguró a su confesor Baltasar Álvarez que en Julio de 1570 había visto a estos mártires, entre los que se hallaba su pariente Francisco Pérez Godoy, en escuadrón “entrar en el cielo vestido de estrellas y con palmas victoriosas”.
BIBLIOGRAFÍA
PINTO Y DE LA ROSA, José María: Apuntes para la Historia de las Antiguas Fortificaciones de Canarias
http://www.redanchieta.org/