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jueves, 22 de julio de 2010

El Apóstol Santiago, sus Caminos y Compostela en el Año Santo Xacobeo 2010


El Apóstol Santiago, sus Caminos y Compostela en el Año Santo Xacobeo 2010
Biografía del apóstol Santiago, patrón de España, patriarca de Galicia y Modelo de peregrino Europeo
(Nota de ECCLESIA DIGITAL: Entregas de José Barros Guede a propósito de su reciente libro sobre el apóstol Santiago, el Camino de Santiago y la tradición Xacobea. )



El Apóstol Santiago el Mayor era hijo de Zebedeo y de su esposa Salomé, y hermano apóstol Juan Evangelista. Nace en Betsaida a orillas del lago de Galilea en Palestina. Ambos hermanos eran socios de un pequeño negocio de pesca y compañeros de Pedro y Andrés, hijos de Jonás, los cuales tenían el mismo oficio y serán también apóstoles cono él. Jesús de Nazaret pasando cierto día a orillas de dicho lago estando ellos pescando, les invita a “ser pescadores de hombres”. Aceptan su invitación y dejando sus redes, le siguen.
Viendo Jesús su fortaleza les llama “Hijos del Trueno” y les considera sus amigos junto con Pedro por la adhesión y lealtad que muestran hacia su persona. Santiago le acompaña en el milagro de la resurrección de la hija de Jairo, es testigo de su transfiguración en el monte Tabor, de su agonía en Getsemaní y confidente de su profecía sobre la destrucción de Jerusalén y la guerra que más tarde sobrevendría. A la pregunta de Jesús, si eran capaces de beber la copa que él beberá, es decir, morir por su causa, Santiago y Juan contestan “somos capaces”.
Algunos calendarios y martirologios de los siglos V al IX, entre ellos “Passio latina”, recuerdan que el Apóstol Santiago el Mayor predicó en Judea y Samaria, sin embargo los ortodoxos griegos, coptos y etíopes afirman que predicó a los judíos de la Diáspora. Concretamente, el documento, “Breviarium Apostolorum”, de principios del siglo VII, manifiesta: “Santiago, hijo del Zebedeo, predica en España y en tierras occidentales”.
San Isidoro de Sevilla dice en su libro, De ortu et obitu Patrum, escrito en este siglo: “Santiago predicó el Evangelio en España y en las tierras occidentales e introdujo la predicación en “in fine-terrae” (en el fin de la tierra), expresión latina con la que los romanos designaban a Galicia). Ambos textos afirman que su cadáver fue sepultado en “Arca Marmórica”.
En el siglo IX, Floro de Lyón escribe: “los huesos de Santiago, trasladados a España, fueron depositados en su extremo, es decir, frente al mar Británico, y reciben allí culto con veneración famosísima de aquellas gentes”. Esta información la facilitan otros muchos escritos de estos siglos y en distintos lugares, de tal manera que en el siglo XI era creencia universal en la Iglesia Occidental y en Armenia que el Apóstol Santiago, hijo de Zebedeo, había predicado en España y que su cuerpo se halla sepultado en una tumba en Compostela.
La Leyenda Áurea cuenta que el Apóstol Santiago, hijo de Zebedeo, después de la ascensión de Jesús a los cielos y de la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles en Jerusalén, en el año 30, predicó la palabra evangélica en Judea y en Samaria; y que, posteriormente, vino a predicarla a la Hispania Romana haciendo nueve discípulos, regresando posteriormente a Jerusalén, y dejando aquí a dos discípulos para seguir evangelizando a los hispanos.
En torno al viaje a España del Apóstol Santiago, el Mayor, hay varias tradiciones orales y leyendas. Una de estas, la más común, afirma que desembarcó en la Bética Romana, siguió caminando por la vía romana que unía la Itálica con Mérida, continúa a Coimbra y Braga y llega a Iria-Flavia, Padrón, en Galicia. Ordena obispos en Braga, Lugo y Astorga.
Continúa por la vía romana hacia Zaragoza, en cuya ciudad se le aparece la Virgen Maria, en carne mortal, sobre un pilar a orillas del río Ebro para fortalecerle y animarle en la fe cristiana ante los problemas y dificultades que sufría. Le encarga construir allí un templo en el cual se depositase su imagen. Santiago levanta allí una pequeña capilla con el nombre de Nuestra Señora del Pilar colocando su imagen sobre un pilar.
Antes de regresar a Jerusalén, nombra obispo de Zaragoza a su discípulo Atanasio y ordena presbítero a Teodoro, que según Aymeric Picaud, autor del “Codex Calixtinus” o “Liber Santi Jacobi” escrito en la primera mitad siglo XII, eran gallegos.
Regresa a Jerusalén. En el año 44, las autoridades judías desatan una violenta persecución contra la naciente Iglesia Cristiana, durante la cual muere el apóstol Santiago cortándole la cabeza con una espada. El libro de los “Hechos de los Apóstoles” enseña: “Herodes (Agripa, nieto de Herodes el Grande) dio muerte a Santiago, hermano de Juan, por la espada” (c.12.1-2), siendo decapitado por los días de la Pascua judía del mes de Nisán en Jerusalén, en el lugar donde los cristianos armenios han levantado una capilla en su honor y recuerdo.
La Historia Compostelana escrita en la primera mitad del siglo XII refiere: “los judíos no quisieron darle sepultura y arrojan su cadáver fuera de la ciudad de Jerusalén para que fuese devorado por los perros y las aves de rapiña. Entonces, los cristianos lo recogen y lo embarcan en una nave en Haifa con dirección a la Hispania Romana donde había predicado el Evangelio, llegando misteriosamente a la costa marítima gallega, concretamente, a Iria, Padrón, donde, entonces, reinaba la reina Lupa”. Los habitantes de esta tierra lo llevan a su palacio situado en el monte, llamado Pico Sacro, donde al verlo, dicha reina se convierte y se bautiza.
La reina Lupa manda depositen su cadáver en un carro tirado por una junta de bueyes. Ordena que su cuerpo sea enterrado donde los bueyes se paren y no puedan tirar más del carro. Cansados se paran definitivamente en un lugar, donde los nativos excavan una fosa, y allí entierran en una tumba el cadáver del Apóstol Santiago, el Mayor, junto con los dos cadáveres de sus discípulos, Atanasio y Teodoro.
A principios del siglo IX, en el año 813, un ermitaño llamado Pelayo vio de noche a una estrella que brillaba grandemente sobre una colina rocosa, llamada el monte Libredón, próxima al río Sar. Se lo cuenta a los demás ermitaños y pastores que perciben lo mismo. Se aproximan y oyen una música lejana misteriosa como de ángeles. Se lo comunican a Teodoro, obispo de Iria-Flavia, quien les manifiesta que allí está la mano de Dios.
Visitan dicho lugar, desbrozan la maleza y encuentran una pequeña tumba, donde hallan tres cadáveres que atribuyen al apóstol Santiago, el Mayor, y a sus dos discípulos, Teodoro y Atanasio. Llaman a este lugar “Campus Stellae”, (Campo de la Estrella, o Compostela). Comunican dicho hallazgo al rey Alfonso II, el Casto, del Reino Astur, quien desde Oviedo se traslada al dicho lugar.
El hallazgo de las reliquias del apóstol Santiago produjo una enorme alegría y una gran esperanza en toda Cristiandad infundiendo una gran fuerza y poder a los cristianos contra la invasión islámica. El rey Alfonso II, el Casto, comunica dicha noticia al papa León III y al emperador Carlomagno, y manda levantar tres iglesias dotándolas convenientemente.
Una Iglesia en honor del apóstol Santiago para recoger su tumba y darle culto, y otras dos, al Norte, en honor de san Juan Bautista para baptisterio, y al Este, en honor del Salvador (la Corticela) para establecer una comunidad de monjes benedictinos. Le señala al abad Ildefredo y a sus doce monjes el lugar de Antealtares para monasterio y claustro, a fin de que diesen culto al apóstol Santiago junto con los canónigos de la Iglesia del apóstol Santiago que siguen la regla de san Isidoro de Sevilla.
Actualmente, dicha tumba del Apóstol Santiago se haya debajo la capilla mayor de la Iglesia Basílica Catedral del Apóstol Santiago en Compostela, en cuyo altar mayor se halla representado en bellas tallas artísticas como Patrón de España, Patriarca de Galicia y Peregrino Europeo.


José Barros Guede
A Coruña, 22 de julio de 2010
http://revistaecclesia.com