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martes, 17 de enero de 2012

¿ Cuando volvimos al Peru ?



¿Cuando volvieron al Perú?
Compartimos un nuevo articulo del Padre Enrique Rodriguez SJ desde Lima

El 26 de febrero de 1844, llegaron 18 jesuitas a Colombia la Grande, a petición de su presidente. Durante seis años tuvieron que soportar los embates liberales propios de los frescos y movidos tiempos vecinos a los movimientos independentistas. Poco duró la ilusión. El 21 de mayo de 1850, el presidente de la República de la Nueva Granada, José Hilario López, promulgó un decreto del poder ejecutivo, por el que se confirmaba la expulsión de la Compañía de Jesús en ridícula consonancia con la pragmática de Carlos III de España del 2 de abril de 1767. Aunque suene increíble, los liberales consideraban que la pragmática que ordenaba el extrañamiento de los jesuitas estaba vigente. No les quedó más remedio a nuestros hermanos que dirigirse a Ecuador siguiendo diversos caminos, estableciéndose en Ibarra, Guayaquil y Quito.

El 25 de marzo de 1851, el Congreso Constituyente de la República de Ecuador emitió el decreto de admisión y restablecimiento de la Compañía en su territorio, derogando la pragmática de Carlos III. El día que se cumplía 84 años del extrañamiento, retornaban oficialmente los jesuitas, y en la Iglesia de la Compañía de Quito, el superior, P. Pablo de Blas empezaba el sermón en la solemne acción de gracias con el salmo 126: “El sembrador va llorando cuando esparce la semilla, pero vuelve cantando cuando trae las gavillas”. El presidente de la república, Diego de Noboa y Arteta, fue gestor y soporte de esta reinserción en la vida de aquella república. Pero el 17 de julio, el general José María Urbina y Viteri se levantó en Guayaquil, haciendo detener al presidente Noboa, haciéndose proclamar Jefe Supremo de la república el 24 de julio. Al entrar en Quito decretó la expulsión de los jesuitas, a quienes no conocía, como forma política de congraciarse con el presidente de Colombia en momentos de conflictos bélicos.

Una treintena de jesuitas se dirigió a Guatemala, donde la aún llamada Misión de la Gran Colombia estableció una serie de casas. Los siete jesuitas de la residencia de Guayaquil se embarcaron en un bergantín francés. Fueron los PP. Luis Segura, Pablo Pujadas, Manuel Fernández, León Tornero y Francisco Hernaez, con los HH. Coadjutores Juan Garriga y Luis Serarols. Suponiéndose que se dirigían a Panamá, llegaron sin embargo al puerto de Tumbes el 21 de Noviembre de 1851. En un soberano acto de libertad política, el Capitán de la nave les quiso hacer el favor y gracia de llevarlos al puerto peruano. Obviamente Tumbes era puerto cerrado donde nadie podía desembarcar, pero el Capitán de Puerto hizo la vista gorda permitiendo a los jesuitas no solo desembarcar, sino entrar al Perú. En Tumbes permanecieron solamente el tiempo necesario para buscar bestias, continuando luego su viaje al puerto piurano de Paita, a unos 260 kilómetros.

Cuenta el padre Hernaez que llegando a Paita se les presentó el Capitán de Puerto, quien “con todas las demostraciones de veneración y aprecio, nos manifestó las dificultades que había para nuestra admisión en el Perú, pero al mismo tiempo nos consoló diciendo que daría cuenta al Supremo Gobierno, y suplicaría que no se nos perturbase”. Informado el presidente José Rufino Echenique, contestó que “habiendo tomado ya tierra en el Perú, no era conforme la razón el expulsarlos, y que se les dejase libres para ir a donde quisieran”.

Con una garantía tan generosa, creyeron los buenos padres que podrían hacer uso de la libertad que se les había concedido, por lo que en el mes de Febrero de 1852, pasaron a Piura donde establecieron dos comunidades, una a cargo del superior P. Segura, la otra a cargo del P. Hernaez. Una de ellas ciertamente estuvo en la Plaza Merino, en la iglesita del Carmen; la otra tendremos que preguntar a los antiguos piuranos si guardan alguna memoria o por lo menos sospecha. Permanecieron en la Santa Tierra hasta el año siguiente en que por orden del superior de la Misión, P. Pablo de Blas, tuvieron que partir rumbo a Guatemala, la tierra azul de los lagos y volcanes.
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Fotografía: Aves migrantes Mylene d'Auriol, tomada de http://www.rumbosonline.com/images/issue7/40-41-ses.htm
Publicadas por Enrique Rodríguez a las 5:32 PM
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