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sábado, 29 de diciembre de 2012

Homilia celebracion Sagrada Familia



Jesús nace pobre entre los pobres

Fiesta de la Sagrada Familia, “C”

San Lucas 2, 41 al 52.

Domingo 30 de diciembre 2012

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¿EN QUE SE PARECE TU FAMILIA Y LA DE JESÚS?,


Estimados amigos:
Bienvenidos una vez más a nuestro encuentro dominical para celebrar juntos el Día del Señor. Hoy celebramos LA FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA, y la Iglesia presenta para nuestra reflexión y comentario un pasaje del evangelista San Lucas.

La Familia es hoy un tema central de comentarios y reflexión. Motivos de quejas, de lamentaciones, y de alabanzas también.
El mundo de hoy esta interesado en la familia. Algunos para amarla y defenderla; otros para destruirla sea como sea.
El caso es que la sociedad no permanece indiferente frente a este problema de la familia.
Y ¿cuál es el mensaje que hoy la Iglesia, veladora de los intereses de Dios, hace sobre la familia?…
Lo encontramos en las lecturas de la liturgia de este domingo. Hemos vivido en estos días el misterio de Dios hecho hombre, cómo ha querido venir a nosotros, y lo ha hecho, no entre esplendores de gloria, sino como un Niño pequeñito, necesitado de todo, nacido de una Mujer, en el seno de una familia.
 
Y la Iglesia pone hoy ante nuestros ojos la imagen de esta Familia del Hombre Dios, como di­ciéndonos a todos:
- ¿Se dan cuenta de lo bella que es la familia, cuando el mismo Dios ha nacido, se ha desarrollado, se ha formado y ha vivido largos años en un hogar?…
- ¿ Se dan cuenta de lo feliz que es la vida de familia, cuando en ella reina la fe en Dios, el respeto a la Ley divina, el amor, el trabajo, la austeridad, la unión irrompible?
- ¿Se dan cuenta del mal que trae el romper esa armonía, esa fe y esa piedad, ese amor, ese trabajo y pureza?
- ¿Se dan cuenta también de que la reconstrucción de la familia, hoy tan en crisis, sólo se logrará cuando logremos hacer de nuestros hogares y comunidades un reflejo del Hogar de Nazaret?…
Al ver el Evangelio de hoy, sentimos el aroma de la felicidad que reinaba en ese Hogar de José, María y Jesús, en Nazaret.
Jesús, con doce años, es ya ante la Ley de la época un adolescente con personalidad y, se su­pone, con sentido de responsabilidad. Ya puede actuar por cuenta propia como un mayor de edad.
 
Lo vemos en el evangelio de hoy, yendo a Jerusalén en peregrinación con motivo de la Pascua judía junto con sus padres. Entre la ba­raúnda de los muchos peregrinos, se pierde, y se queda en los pórticos del Templo, en medio de los doctores de la ley en donde al tercer día sus angustiados padres lo encuentran:
- Hijo, ¿por qué has hecho esto? ¿No te dabas cuenta de que tu padre y yo te buscábamos llenos de angustia?
Jesús con cariño y naturalidad les da una respuesta misteriosa:
- ¿Y por qué me buscaban fuera del Templo? ¿No saben que yo debo ocuparme de las cosas de mi Padre?
Luego regresan juntos a Nazaret. Y Lucas condensa los treinta años de aquella vida de hogar con una pincelada magistral:
- Jesús les estaba sujeto, y crecía en estatura, en conocimientos y en gracia delante de Dios y de los hombres.
- Y María observaba todas estas cosas, y lo guardaba cui­dadosamente en su corazón.
Este episodio del Templo y la vida en Nazaret nos brindan los rasgos fundamentales de la felicidad de aquel Hogar. La base de todo está en el respeto a la Ley de Dios. Ellos lo manifestaron con la fidelidad a la peregrinación anual a Jerusalén. Si hoy el hogar se resquebraja, ¿no es porque no se cumplen las exi­gencias de la fe, de la moral, del respeto de unos a otros?
La casa de Nazaret era también un ambiente propicio para el crecimiento en todas las dimensiones humanas: físicas, espirituales, intelectuales y morales. Nazaret era un centro de crecimiento y por eso se respiraba allí la felicidad.
En Nazaret se respetaba el derecho de cada uno. Manda quien debe mandar, obedece quien debe obedecer. La delicadeza de María de decir “tu padre y yo te estábamos buscando”, indica el respeto que se tienen unos a otros, para que exista paz, amor y felicidad en un hogar y en una comunidad.
Pero el elemento más importante de Nazaret es Cristo presente en él. Con Él todo el hogar tiene un sentido distinto, una luz diferente, con Él todo se hace posible, aun el pasar por oscuros momentos por los que también pasó la familia de Nazaret. Y esta convivencia con Cristo, nos prepara para formar parte de la Familia de Dios….

Y ahora viene lo más importante

Y BIEN AMIGOS, así terminamos nuestra reflexión dominical.
Te saluda cordialmente el Padre Javier San Martín y te invito a meditar el rico contenido de esta reflexión en el Capítulo 2º de San Lucas, versículos 41 al 52.
Agradecemos al P. Pedro García, claretino, que ha colaborado en la preparación de esta reflexión, y nos despedimos, con todo afecto, hasta el próximo domingo.
 
Homilia escrita por el padre Javier San Martin SJ

Domingo dedicado a la Sagrada Familia
 Subido por:
 Equipo Eucaristía y la Editorial Verbo Divino