P.Javier san Martin, S.J.
DOMINGO
II
de
Adviento. – B
¿Quién es
aquel que viene y para qué viene?
Marcos.
1, 1-8
Hoy
la Iglesia se viste de color morado para celebrar el Segundo Domingo de
Adviento del ciclo B. En este domingo nos podemos preguntar: ¿Por qué quiere
Jesús venir al mundo en la próxima Navidad? Vemos que el mundo se ha alejado de
Dios. El pecado, las luchas entre hermanos, las explosiones y miserias resuenan
por todas partes, y ante estas noticias casi diarias ya nos volvemos casi
indiferentes y brotan solo lamentos de los corazones más afectados. Y todos, de
una u otra manera se interrogan: ¿No habrá salvación posible? ¿Llegará un día
en que acabe toda esta desolación y odio?
Hoy viene San Marcos a darnos con las primeras palabras de su
Evangelio una esperanza cierta. Él viene a decirnos que con toda seguridad no
hay lugar para nuestra desesperación, porque Dios nos quiere salvar. Y comienza
así su escrito encantador, repitiendo las palabras de Pedro, de quien es
discípulo y secretario:
“-
Principio del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios”.
Soy
el mensajero que viene a preparar el camino del Señor. ¡Conviértanse para que
vuestros pecados sean perdonados! El que viene detrás de mí es más fuerte que
yo, que os bautizo con agua, pero Él os va a bautizar con Espíritu Santo.
Este
es el papel de Juan: anunciar a Jesús que llega, y con Él la salvación de
Israel y del mundo entero. En las primeras palabras de San Marcos y en las de
San Juan podemos ver, con gran gozo, sintetizado todo el proyecto de amor que
Dios tiene para nuestra salvación. ¡Principio!, nos dice Marcos. Es decir, todo
lo anterior ya ha pasado. Ahora, debemos poner nuestros ojos en lo que viene. Y
esto que dice al mundo es un santo y señal para todo creyente. Al judío de su
tiempo le venía a decir que se dejase ya de la ley antigua, que no era sino una
preparación para lo que tenía que venir. Igual que le dice hoy al cristiano:
-¡A
dejarse de todo lo anterior, que no te ha traído más que angustia! ¿Qué ha sido
tu vida pasada? ¿Dolor? ¿Pecado? ¿Miedo de Dios?… ¡Empieza a levantar los ojos
a la esperanza!
Porque te comunico la Buena Noticia, y una noticia buena es
siempre causa de gran alegría. ¡Buena Noticia! Esto significa la palabra
Evangelio, el Evangelio que yo te voy a enseñar. ¿Y como no va a ser Buena
Noticia, si este Evangelio es Jesucristo? Jesús, el Cristo, es el Evangelio, el
Evangelizado y el Evangelizador. La Persona de Cristo encarna el Evangelio.
Porque Él es la Palabra de Dios, la Verdad de Dios, el gran mensaje de Dios.
Con Jesucristo nos ha dicho Dios todo, y ya no tiene nada más que comunicarnos.
Jesucristo es la última palabra que Dios ha podido dirigir al mundo. Entonces,
no busquen nada más que a Jesucristo, pues todo el que venga detrás arrogándose
el título de Maestro y Salvador, es un mentiroso.
Este
su Evangelio te lo va a enseñar el mismo Jesús. Porque sólo Jesucristo es capaz
de conocerse y de revelarnos quién es El. Después, nosotros iremos repitiendo
lo que El nos enseñó de su Persona, de su misión y de sus enseñanzas. El
Evangelizador primero es el mismo Jesucristo.
Del mismo modo, Jesucristo es también Evangelizado. Como
Pablo, nos gloriamos de no conocer más que a Jesucristo y de anunciar a
Jesucristo solo. ¿Cómo podría ser de otra manera, si Jesucristo es el Hijo de
Dios? Y en el mundo de hoy, por desgracia, son muchos los que despojan a Jesús
de su primera prerrogativa. Lo quieren un superhombre, un revolucionario
social, un ejemplar dechado de toda perfección. Pero, eso de que sea Dios ya es
otra cosa. Esto, ya no lo pueden aceptar. Contra esa tendencia tan peligrosa y
tan perniciosa, nosotros alzamos vigorosamente nuestra voz y proclamamos:
-¡Jesucristo es Dios, Hijo del Padre, Dios verdadero de Dios verdadero!
Siendo
esto así, nosotros queremos ser como Juan el Bautista: unos anunciadores que
van siempre proclamando y testificando el Evangelio, que es el mismo Jesús.
Como Juan, señalamos con el dedo a Jesús ante todos los que nos ven y nos oyen,
y les decimos:
Queremos
una vida nueva, digna de Jesucristo, el Rey y Salvador que nos viene.
Jesucristo,
el Hijo de Dios, es la cifra de nuestros ideales. En Jesucristo lo tenemos
todo: el Camino que nos lleva seguros hasta el fin, sin desviarnos ni a la
derecha ni a la izquierda y sin pérdida posible hasta dar con la frontera de la
Patria.
Y ahora viene lo más importante:
Y bien amigos, así terminamos este breve comentario sobre el
evangelio del domingo.
Pero
ahora viene lo más importante: tu encuentro personal con el Señor Jesús.
Quédate
pues ahora a solas con El y cuenta con nuestras oraciones.
¡Y
te esperamos el próximo domingo!.
Padre Javier san Martin sj
Suplicar a San
Nicolás de Bari, que acreciente la fe de los
católicos y dejen de usar la fantasiosa y comercial imagen del Papa
Noel, y se adhieran más al Niño Dios.