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Domingo de Ramos con Maria 2018

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miércoles, 3 de diciembre de 2014

03.12 San Francisco Javier, el gigante de las misiones


San Francisco Javier, 

el gigante de las misiones


ROMA, 03 Dic. 14 / 12:01 am (ACI).- Hoy 03 de diciembre 
la Iglesia celebra a San Francisco Javier, sacerdote jesuita 
considerado patrono de todos los misioneros y llamado 
“gigante de la historia de las misiones”, por las muchas 
conversiones que logró en el lejano oriente en tiempos muy 
difíciles.
San Francisco Javier nació en 1506, en el castillo de Javier 
de Navarra, cerca de Pamplona (España). A los 18 años fue 
a estudiar a la Universidad de París (Francia) y obtuvo 
el grado de licenciado. Tuvo como compañero de pensión al 
Beato jesuita Pedro Favre y conoció al entonces estudiante 
San Ignacio de Loyola, quien le solía repetir la frase de Cristo:
 “¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si se 
pierde a sí mismo?”
Poco a poco estas palabras fueron calando en su corazón. 
Gracias a los ejercicios espirituales de San Ignacio pudo 
comprender lo que su amigo le decía: "Un corazón tan 
grande y un alma tan noble no pueden contentarse con 
los efímeros honores terrenos. Tu ambición debe ser la 
gloria que dura eternamente".
Se consagró al servicio de Dios con los jesuitas en 1534.  
Años después fue ordenado sacerdote en Venecia. Más adelante, 
estando en Roma, San Francisco Javier ayudó a San Ignacio con la redacción de las Constituciones de la Compañía de Jesús.
En la primera expedición misionera de la Compañía, parte el santo 
rumbo a la India. Hizo escala en Lisboa (Portugal), para encontrarse 
con el P. Rodríguez, quien también tenía la misión de acompañarlo. 
Pero el rey Juan III les tomó mucha estima por las obras caritativas 
que hacían y el P. Rodríguez tuvo que quedarse.
Antes de continuar su viaje a la India, el rey entrega al santo un 
“breve” de parte del Papa que lo nombraba Nuncio Apostólico 
en el oriente. Posteriormente, luego de una larga travesía, San 
Francisco Javier y otros dos compañeros llegan a Goa, 
colonia portuguesa.
  
Lamentablemente los desórdenes morales de los cristianos portu-
gueses habían hecho que muchos se alejaran de la Fe. Una de 
estas contradicciones era que se usaba el  Rosario para contar el 
número de azotes a los esclavos.
Entonces el santo emprendió una ardua tarea de catequesis. 
Atendía a los enfermos, celebraba la Misa con los leprosos, 
enseñaba a los esclavos y hasta adaptaba las verdades del 
cristianismo a la música popular. Poco después sus 
canciones se cantaban en las calles, casas, campos y talleres.
Comenzaron a darse tantas conversiones en la tribu de los 
paravas, que el santo escribió a sus hermanos en Europa que
 algunas veces con las justa podía mover los brazos, por lo 
fatigados que estaban al administrar un gran número de bautizos.
Sin embargo también fue testigo de los abusos que los 
portugueses y paganos cometían contra los nativos, algo que 
describió como “una espina que llevo constantemente en el 
corazón”. Posteriormente San Francisco Javier escribiría al rey 
de Portugal para denunciar el estado de la misión.
Luego continuó con su misión evangelizadora por diferentes 
ciudades, pueblos e islas. En 1549 partió de la India al Japón 
con la ayuda de dos hermanos de la Orden y dos japoneses 
que se habían convertido.  Al cabo de un año logró 
unas cien conversiones y las autoridades japonesas le 
prohibieron que continuara con su labor pastoral.
Se trasladó a otros pueblos, convirtiendo a muchos, y 
hasta pudo conseguir prestado un antiguo templo budista donde 
bautizó a un gran número de personas. Retornó a visitar 
a la comunidades de la India y luego se trasladó a Malaca, 
donde emprendería el viaje a la China, territorio inaccesible 
para los extranjeros.
Parte con una expedición y llega a la isla desierta de Sancián 
(Shang-Chawan), cerca a la costa y a cien kilómetros al sur 
de Hong Kong.  Sin embargo, San Francisco Javier cae enfermo 
y una fuerte fiebre lo va consumiendo. El 3 de diciembre de 1552 
partió a la Casa del Padre pronunciando el nombre de Jesús.
Su féretro fue llenado de barro para que posteriormente 
pudiera ser trasladado. Después de diez semanas quitaron el
 barro y vieron que su cuerpo estaba incorrupto y que no había 
perdido el color.
El cuerpo del santo fue llevado a Malaca, donde todos salieron a 
recibirlo con alegría y finalmente fue trasladado a Goa, 
donde los médicos comprobaron su estado incorrupto. Ahí, en la 
del Buen Jesús, reposan sus restos hasta hoy.
San Francisco Javier fue canonizado en 1622 junto a otro grandes 
santos como San Ignacio de Loyola, Santa Teresa de Ávila, San 
Felipe Neri y San Isidro Labrador.
AciPrensa





50 AÑOS - PARROQUIA DE FÁTIMA (1965 - 2015)
MISA DE INAUGURACIÓN DEL JUBILEO


miércoles 3 de Diciembre 2014, 
7:30 PM

FIESTA DE SAN FRANCISCO JAVIER

con la participación del CORO Y ORQ. DE CÁMARA DE LA PUCP, 
dirige Mtra. Juana La Rosa.


Todos están cordialmente invitados.

PÁRROCOS

+ P. José Ma. Izuzquiza, SJ 1965

+ P. José L. Maldonado, SJ 1966
+ P. José A. Eguilior, SJ 1967 - 1969
+ P. Alfredo Noriega SJ 1970 - 1972
P. Adolfo Franco, SJ 1972 - 1980
+ P. Justo González Tarrío, SJ 1981 - 1984
+ P. Miguel A. Benito, SJ 1985 – 1988 
+ P. Manuel Cavanna, SJ 1989 . 1990
+ P. Justo González Tarrío, SJ (2ª. Vez) 1991 - 2004
P. Carlos Cardó, SJ 2005 -