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Domingo de Ramos con Maria 2018

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Domingo de palmas con Maria 2018

viernes, 15 de abril de 2011

Homilia del Domingo de Ramos 2011


Tu cruz nos abre la puerta de la Vida


PREPARANDO LA ENTRADA
Escrito por: Padre Javier San Martín SJ
COMENTARIO AL DOMINGO DE RAMOS, ciclo A
Mateo 3, 1 al 12.
17 de abril de 2011

Un cordial saludo a todos nuestros amables oyentes. Gracias por dejarnos entrar una vez más en tu hogar y en tu corazón. Hoy, celebramos el DOMINGO RAMOS. Un domingo de contrastes. De triunfo con visos de tragedia. Acompañamos a Jesús en uno de los días más contradictorios de su vida. Un día de gloria y a la vez de Pasión. Un día de triunfo pero que trae ya los rumores del fracaso.
Muy temprano por la mañana Jesús mandó a dos de sus discípulos a la aldea de enfrente para que le traigan una borrica con su pollino. Si alguien les dice algo, díganle que el Señor los necesita y que luego se los devolverá, les dijo Jesús. El, sin duda, iba a vivir una de sus días más significativos. Estaba llegando a la cumbre de su carrera como profeta, pero bien sabía que sus días ya estaban contados. Hoy se juega el todo por el todo. De todas maneras manda a los discípulos a que traigan la borrica, y se lanza a Jerusalén, importante capital de la época.
Señor, cuando has mandado a los discípulos a traer la borrica he sentido como que si a mí me enviaras. He visto en tus ojos una preocupación y una confianza en mí. Me ha dado una gran alegría que te fijes en mí. He ido rápido a hacer lo que me pedías. Es verdad que era algo que no comprendía muy bien. ¿Porque querías entrar en Jerusalén sentado sobre un burrito?. Esto me ayuda a comprender cómo muchas veces me pides que haga cosas que no comprendo muy bien. Pero ahora se que estas cosas un poco raras son para que tus planes se realicen. Ir a buscar un burrito y traértelo quién iba a pensar que serviría para que lleves adelante tu proyecto de salvación. ¡Cuántas cosas simples nos pides cada día!. Esas son las cosas simples que tú necesitas para ir tejiendo nuestra salvación, nuestra felicidad.
[6] Los discípulos se fueron e hicieron como Jesús les había mandado. [7] Le trajeron la burra con su cría, le colocaron sus mantos sobre el lomo y Él se sentó encima.
[8] Había muchísima gente; extendían sus mantos en el camino, o bien cortaban ramas de árboles, con las que cubrían el suelo. [9] Y el gentío que iba delante de Jesús, así como los que le seguían, empezaron a gritar: « ¡Hosanna al hijo de David! ¡Bendito sea el que viene en el nombre del Señor!





Y Jesús veía a la gente, y entre ellos a muchos rostros conocidos. Eran los que habían sido curados por El mismo. Sin embargo, no dejaba de sentir temor. Bien sabía que este ingreso en triunfo estaba levantando las envidias de los fariseos y de las autoridades. Y esto era muy peligroso. No solo para El, sino también para sus discípulos. Pronto iba a llegar el momento de la definición, la prueba de fuego. Seguirlo o abandonarlo.
Señor, cuando escuchaba los gritos de la gente y de los niños, que te vivaban, me sentía contenta. Me alegraba ver cómo después de tantos favores que tu habías hecho, por fin te reconocían. A mi me pasa lo mismo. Cuando las cosas me van bien, cuando recibo favores y regalos, me sale espontáneamente el decirte gracias, el decirte cosas bellas. Pero cuando las cosas me van mal, no me sale ni una palabra de agradecimiento. Hoy en medio de la gente que te viva y te dice Hosanna, me siento contenta. ¿pero permaneceré así mucho tiempo dentro de este grupo que te alaba? ¿Tal vez me cansaré de seguirte, de alabarte, de tenerte como una persona importante en mi vida? Señor, tu bien me conoces, y sabes qué frágil soy en mis decisiones. Pero quiero ser firme. Mantenerme siempre vivándote, aunque amanezcan días grises en mi vida. Quiero seguir gritándote como hoy, Bendito el que viene a mi vida en el nombre del Señor.
Cuando Jesús entró en Jerusalén, toda la ciudad se alborotó y preguntaban:
«¿Quién es éste?» [11]
Y la muchedumbre respondía
«¡Este es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea!»
Personaje que sabía hablar, era poderoso en obras, realizaba milagros y les decía las cosas claras a los fariseos. Pero siempre estaba la pregunta en el aire, ¿quién es este?, ¿Es un profeta?, ¿Quién es?.
Cuando escucho a la gente preguntarse, ¿quién es este hombre?, yo también me hago la misma pregunta. ¿Quién es este hombre para mí? ¿Un amigo del camino pero que pocas nos encontramos? ¿Una persona que me busca con frecuencia pero que no siempre la atiendo porque estoy ocupada en tantas otras cosas?. De hecho, No se quién eres tú para mí. Tengo tantos deseos, proyectos, actividades, que me queda poco tiempo para estar contigo, para conocerte mejor. Pero quisiera que esta pregunta me acompañe hoy, mañana y todos los días, ¿quien eres tu Señor? Para ir así conociéndote mejor, y pueda ser que algún día te pueda amar. Creo que vale la pena.
Y ahora viene lo más importante:
Y bien amigos, así terminamos la primera parte de nuestra cita dominical. Pero ahora viene la más importante. Te invitamos a tomar el texto del evangelio en tus manos, San Mateo Capítulo 21, versículos del 1 al 11, y trata de sentir lo que el mismo Señor Jesús te quiere decir.
Cecilia Mutual y Javier San Martín agradecemos muy sinceramente tu compañía,
y nos estamos escuchando nuevamente el próximo domingo.

http://faculty.shc.edu/jsanmartin/2011/04/15/preparando-la-entrada/#more-973