Refrescando el Verano del Peru

Domingo de Ramos con Maria 2018

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Domingo de palmas con Maria 2018

sábado, 9 de abril de 2011

Homilia del V Domingo de Cuaresma 2011

Tu vida nos rescata de la muerte

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¿VALE LA PENA LA AMISTAD CON JESÚS? COMENTARIO AL QUINTO DOMINGO DE CUARESMA, ciclo A Juan 11, 1 al 45. 10 de abril 2011 Hola amigos. Gracias por dejarnos entrar una vez más en tu hogar y en tu corazón. Que la PAZ del Señor sea contigo. Hoy, celebramos el DOMINGO QUINTO DE CUARESMA. Hoy vemos a Jesús que manifiesta su poder en un marco de amistad. Más aún; muestra cómo la amistad tiene tanta fuerza en Él, que le mueve hasta hacer cosas extraordinarias. El evangelio dice: “Jesús amaba a Marta a su hermana y a Lázaro- yo soyla resurrección y la vida: el que cree en mi aunque haya muerto, vivirá; y el que esta vivo y cree en mí, …..no morirá para siempre. “Padre, te doy gracias porque me has escuchado, yo sé que tú escuchas siempre”. Para Jesús, la palabra “Amigo” no es una palabra vacía. Tiene un hondo significado y lleva consigo un compromiso. Por un amigo Jesús puede hacer cualquier cosa, hasta resucitarlo. La fuerza de la amistad mueve el poder sobrenatural de Jesús. El Señor Jesús trajo una misión a la tierra. Hacer llegar a cada persona el amor salvífico del Padre. Pero realizó su misión no de una manera fría, burocrática, por cumplir, sino llevando un corazón grande, un corazón de amigo. Con qué alegría y gusto te vemos, Señor, compartiendo una sencilla y profunda amistad con Marta, María y Lázaro. ¿Qué tenían ellos de especial? Nada, tu amistad era simplemente porque te sentías bien, podías conversar con ellos de tantas cosas, descansar, comer juntos en su casa. Una dimensión de amistad horizontal, sin intereses, un amor gratuito. Y, por eso, cuando tu amigo Lázaro muere sientes una pena incontenible además del deseo de hacer por él cualquier cosa extraordinaria.

“Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mi aunque haya muerto, vivirá; y el que esta vivo y cree en mí, no morirá para siempre. Palabras hermosas, sencillas, profundas, llenas de misterio, que satisfacen lo más hondo de las exigencias del ser humano, que busca vivir y no morir. Palabras que han atravesado los siglos y siguen resonando con fuerza, en cada corazón, en cada cultura, en cada momento histórico. Tú has dicho: “Yo soy la Vida, Yo soy la resurrección” ¡Que más puede pedir el ser humano. Tú eres el único que da sentido al camino de la humanidad. ¡Cuántos hay que caminan muertos, sin sentido! Como Lázaro, ya tienen mal olor, porque no aman, porque sus ideologías están podridas, porque su entusiasmo ha muerto. Con qué lástima comprobamos que estos muertos que caminan son cada vez más numerosos. Señor, nuestro mundo, nuestra cultura, nuestra vida personal, necesita escuchar con fuerza tu palabra de vida. Aunque hayamos muerto, con esta palabra tuya, viviremos, sabemos que sin tí no hay vida. Pero, la pregunta clave de la que depende todo es ¿Crees tú esto? ¿Crees que el Señor puede darte la vida, el entusiasmo, el deseo de servir, de amar, de entregarte a los demás, de superar las dificultades? Esta es la pregunta que divide a la humanidad. ¿En que lado estas tu? ¿En el lado que conduce a la resurrección ó en el lado de los muertos que morirán para siempre? “Padre te doy gracias porque me has escuchado, Yo sé que tú escuchas siempre” Ir por el mundo es caminar en cada momento bajo la mirada del Dios vivo que quiere la vida y no la muerte. Aunque sintamos momentos en que se oscurece nuestra existencia bajo el peso de los problemas, no podemos olvidar que el Señor parece lejos pero vendrá para darnos la vida, para sacarnos de la dificultad y de la muerte. Gracias, Señor, porque eres amigo, y en cada momento nos escuchas! Gracias porque estas siempre en el camino de nuestra historia personal y comunitaria. Yo estaba seguro y convencido que tu me escucharías, no tenía ninguna duda, y por eso puedo ahora proclamar al mundo que tú escuchas siempre. Tú nunca dejas de pensar en nosotros, igual como un enamorado nunca deja de pensar en la persona que ama. Esta seguridad de tu amistad es lo único que nos hará atravesar las situaciones más difíciles y absurdas de la vida. Y cuando permite que pasemos por caminos oscuros es, no nos olvidemos, para que la gloria de Dios resplandezca a través de nuestra experiencia de sufrimiento y muerte. Amigos, vale la pena tener un amigo como Jesús.


Pero lo más importante es Y bien amigos, así terminamos la primera parte de nuestra cita dominical. Pero ahora viene la más importante. Toma en tus manos el texto del evangelio, y trata de sentir lo que el mismo Señor Jesús te quiere decir. Recuerda, Evangelio de San JUAN Capítulo 11, versículos del 1 al 45. Te dejamos pues con el Señor, cuenta con nuestras oraciones, y nos estamos escuchando nuevamente el próximo domingo. Escrito por: Padre Javier Sanmartin sj http://faculty.shc.edu/jsanmartin/