Domingo de Pentecostes
(RV).- A mediodía, asomándose a la ventada de su estudio en la plaza de san Pedro, Benedicto XVI ha insistido ante miles de fieles y peregrinos, que la gran fiesta de Pentecostés nos hace revivir la efusión del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, reunidos en oración con la Virgen María en el Cenáculo.
Jesús, resucitado y ascendido al cielo, envía su Espíritu a la Iglesia, a fin de que cada cristiano pueda participar en su misma vida divina y llegar a ser su válido testigo en el mundo. El Espíritu Santo, irrumpiendo en la historia, vence la aridez, abre los corazones a la esperanza, anima y favorece en nosotros la madurez interior en la relación con Dios y con el prójimo.
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Benedicto XVI deseó feliz domingo a los peregrinos procedentes de América Latina y de España con las siguientes palabras:
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española presentes en esta oración mariana. Hoy, día de Pentecostés, la liturgia alaba al Espíritu Santo por haber congregado a su Iglesia en la confesión de una misma fe, infundiéndole el conocimiento de Dios.
Pidamos que el Espíritu de la Verdad, que procede del Padre, nos siga enseñando y dando la fuerza necesaria para ser testigos ante el mundo de Cristo Redentor, y en todo el orbe se ensalce e invoque al tres veces Santo. Feliz domingo.
(Traducción de María Fernanda Bernasconi – RV).
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