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miércoles, 28 de octubre de 2009

El Vaticano conmemora al jesuita Matteo Ricci, evangelizador de China en 1600




El Vaticano conmemora al jesuita Matteo Ricci, evangelizador de China en 1600
EFE /Ciudad del Vaticano

El Vaticano conmemora desde hoy la figura de Matteo Ricci, el jesuita italiano que viajó a Pekín en el siglo XVII para evangelizar China, con una exposición que repasa sus viajes y su labor cultural en Oriente, como inicio de los actos del cuarto centenario de su muerte, que se cumplirá en 2010.
Con el nombre "En la cima de la historia. Padre Matteo Ricchi (1552-1610), entre Roma y Pekín", la exposición pretende ser un recorrido por la vida y los tiempos de este sacerdote, viajero, traductor, matemático y cartógrafo italiano.
Nacido en 1552 en Macerata (centro de la costa adriática italiana), viajó a la India a los 26 años a bordo de un galeón portugués, para nunca más volver a Europa.
Vivió en Goa (India), Macao y Nankín (ambas en China), hasta que, en 1601, las autoridades mandarinas le permitieron entrar en su capital, Pekín, junto a sus dos más estrechos colaboradores: el español Diego de Pantoja y el italiano Lazzaro Cattaneo.
La exposición sigue todo este viaje con minuciosidad, ilustrando sus primeros años, en Europa, con retratos de los papas y los santos que marcaron la época, como Pío V, Gregorio XIII, Sixto V, San Francesco Saverio o San Ignacio de Loyola, además de varios que representan al propio Ricci.
En esta parte de la muestra también pueden verse objetos e instrumentos científicos que impulsaron el interés científico de Ricci en su juventud, algo que años más tarde le abriría las puertas de la Ciudad Prohibida de la dinastía Ming, que le consideraba como un "sabio" occidental.
El resto de la exposición está dedicado a la China del siglo XVII, cuando Ricci la visitó, y a la labor científica, literaria y religiosa emprendida por el jesuita.
Budas, altares, pinturas, platos y estatuillas de cerámica ilustran el arte chino a la llegada de Ricci al país asiático, así como una gran maqueta con varios templos, que muestran la arquitectura del período.
También pueden verse numerosos textos autógrafos del sacerdote y estudioso italiano, así como distintas ediciones de los libros que publicó en chino y que le hicieron famoso en la corte de los Ming: "Sumario de la doctrina cristiana", "Sobre la amistad", "Veinticinco sentencias morales", la traducción de la "Geometría" de Euclides y, sobre todo, el "Mapamundi chino".
Asimismo, se exhibe el borrador de una carta, redactada por Ricci, que el papa Sixto V hubiera debido enviar al emperador chino Wan Lí, aunque finalmente nunca se mandó, y que se conserva en la Biblioteca Nacional de París.
Finalmente, la exposición hace un repaso, a través del arte cristiano chino, de la influencia que el evangelizador tuvo en la corte de Pekín, donde consiguió convertir a varios altos funcionarios chinos y a unas 3.000 personas en total.
Así, pueden verse una tela que representa a la Virgen María con la corona tradicional de la emperatriz china y una pintura en la que un Jesús de rasgos mongoles juega con niños chinos.
En 1610, después de haber convertido al antes de que se completara la primera iglesia cristiana en Pekín que él mismo inició, Ricci falleció y fue enterrado dentro de la ciudad, siendo el primer occidental inhumado en territorio chino.


La exposición está organizada por el Comité para las celebraciones del IV centenario de la muerte del padre Matteo Ricci (1552-1610), en colaboración con los Museos Vaticanos, la Curia General de la Compañía de Jesús y la Universidad Pontificia Gregoriana.
Estará abierta al público desde el próximo 30 de octubre hasta el 24 de enero de 2010 junto a la plaza de San Pedro, en el centro de exposiciones el Brazo de Carlomagno, que debe su nombre a la estatua ecuestre de Carlomagno que se encuentra al inicio de la parte izquierda (mirando a la Basílica de San Pedro) de la columnata Bernini.






Breve biografía:


Mateo Ricci (cuyo nombre chino fue LI Madou) nació en Macerata (Italia) el 6 de octubre de 1552 y murió en Pekín el 11 de mayo de 1610. Nació en una de las familias más destacadas de Macerata y entró en la Compañía de Jesús, pese a la oposición de su padre, en 1571. Después del noviciado estudió matemáticas y geografía en el colegio Romano, bajo la dirección del matemático P. Christophours Clavius, jesuita. Estos conocimientos incluían la astronomía y las ciencias exactas y se interesó por la construcción de relojes mecánicos y de sol, esferas y astrolabios, conocimientos, estos últimos, que le serían muy útiles para llegar hasta el mismo emperador de China. Fue enviado a China donde se establece en 1583, junto al jesuita Michele Ruggieri, en Zhaoqing, construyendo una casa y una capilla, el primer puesto misional jesuita en China. Fue bien recibido por académicos y eruditos por sus altos conocimientos en varias materias y ganó influencias y amistades. Cuando el tiempo lo permitió abrió en Nanking una residencia. Su deseo era llegar hasta Pekín pensando que la conversión de China debería comenzar por la de Emperador y las clases altas. No sin numerosos problemas, llegaría a ser recibido por el emperador de China, Wan Li, en 1601. En 1604, cuando la misión de China se hizo independiente de la provincia jesuita del Japón, Ricci fue su primer superior. Sin embargo, su método de adaptación cultural encontró oposición dentro y fuera de la Compañía de Jesús. Para Ricci, la acomodación de las prácticas (que no de la sustancia) de la religión cristiana a las situaciones concretas chinas era algo absolutamente necesario. La desaprobación de su método creció tras su muerte y se llegaría a la que es llamada la “controversia de los ritos chinos”. Cuando Ricci murió, la misión jesuita de China contaba con 8 misioneros y 8 hermanos coadjutores chinos que trabajaban en cuatro residencias y un puesto misional. Los cristianos de Pekín eran 150 y los de China 2.500. Llamado por los chinos como “el hombre sabio de occidente” y por importantes historiadores como “el intermediario cultural más sobresaliente de todos los tiempos entre China y occidente”, Ricci compuso unos 20 libros, científicos, de religión y temas morales. Como astrónomo preparó un calendario más exacto, importantísimo en la vida de la nación, predijo eclipses y confeccionó mapas como jamás se habían visto en China. Introdujo grandes desarrollos en matemáticas aplicables a los chinos y en 1600 publicó los primeros mapas de China conocidos en Occidente. Tradujo los Cuatro Libros de Confucio al latín e ideó el primer sistema para transcribir el idioma chino en letras romanas. Su éxito se debió a sus cualidades personales, a su completa adaptación a las costumbres chinas y a sus conocimientos en las ciencias.
http://www.jesuitas.es/pages/compaF1EDa-de-jesFAs/jesuitas/mateo-ricci.php



A.M.D.G.