de la que nos queda mucho que aprender.
Por la miseria de papá y mamá, la ruina del molino, el tablón de la desgracia, el vino del cansancio, las ovejas sarnosas, ¡gracias, Dios mío!
Porque he sido una boca más que alimentar, por los niños, por las ovejas guardadas, gracias.
¡Gracias, Dios mío, por el procurador, el comisario, los gendarmes y las duras palabras del parroco Peyremale!
Por los días que viniste, Virgen María, y por aquellos en los que te he esperado, no sabré daros gracias más que en el Paraiso.
También por la bofetada de la señora Paihalsson, las risas, los ultrajes por quienes me creyeron loca, por los que me tomaron por mentirosa, por los que pensaron que era codiciosa, ¡gracias, Virgen maría!
Por la ortografía que nunca aprendí, la memoria que nunca tuve, por mi ignorancia y estupidez, gracias.
¡Gracias, gracias! Pues si hubiese habido en la tierra una niña más tonta y estúpida, la habríais escogido a Ella.
Por la madre Josefina, que dijo que yo no era buena para nada, gracias.
Por la maestra de novicias, su voz dura, su severidad, sus burlas y el pan de la humillación, gracias.
Por este cuerpo mísero que me has dado, esta enfermedad de fuego y de humo, mi carne podrida, mis huesos cancerosos, mi fiebre, mis dolores apagados con llanto ¡gracias, Dios mío!
Y por esta alma que me has dado, por el desierto de la sequedad interior, por la noche y por tu luz, por tus silencios y tus rayos, por todo, por el tiempo en que has estado ausente y por el que has estado presente, gracias Jesús.
Por la miseria de papá y mamá, la ruina del molino, el tablón de la desgracia, el vino del cansancio, las ovejas sarnosas, ¡gracias, Dios mío!
Porque he sido una boca más que alimentar, por los niños, por las ovejas guardadas, gracias.
¡Gracias, Dios mío, por el procurador, el comisario, los gendarmes y las duras palabras del parroco Peyremale!
Por los días que viniste, Virgen María, y por aquellos en los que te he esperado, no sabré daros gracias más que en el Paraiso.
También por la bofetada de la señora Paihalsson, las risas, los ultrajes por quienes me creyeron loca, por los que me tomaron por mentirosa, por los que pensaron que era codiciosa, ¡gracias, Virgen maría!
Por la ortografía que nunca aprendí, la memoria que nunca tuve, por mi ignorancia y estupidez, gracias.
¡Gracias, gracias! Pues si hubiese habido en la tierra una niña más tonta y estúpida, la habríais escogido a Ella.
Por la madre Josefina, que dijo que yo no era buena para nada, gracias.
Por la maestra de novicias, su voz dura, su severidad, sus burlas y el pan de la humillación, gracias.
Por este cuerpo mísero que me has dado, esta enfermedad de fuego y de humo, mi carne podrida, mis huesos cancerosos, mi fiebre, mis dolores apagados con llanto ¡gracias, Dios mío!
Y por esta alma que me has dado, por el desierto de la sequedad interior, por la noche y por tu luz, por tus silencios y tus rayos, por todo, por el tiempo en que has estado ausente y por el que has estado presente, gracias Jesús.
11/02/2010
“El Magnificat es el agradecimiento de quien conoce los dramas de la vida,
“El Magnificat es el agradecimiento de quien conoce los dramas de la vida,
pero confía en la obra redentora de Dios”:
el Papa en la misa de Nuestra Señora de Lourdes
Jueves, 11 feb (RV).- Benedicto XVI ha presidido esta mañana a las 10 y media en la Basílica de San Pedro la Santa Misa en la fiesta litúrgica de Nuestra Señora de Lourdes, conmemorando también la Jornada Mundial del Enfermo.
En la Basílica Vaticana estuvieron presentes los representantes del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, así como muchos enfermos. Como siempre la celebración ha estado acompañada por una imagen de Nuestra Señora de Lourdes y de manera especial delante del Altar de la Confesión ha quedado expuesto el relicario con las reliquias de Santa Bernardita.
En su homilía, el Papa ha destacado que los evangelios relatan que Jesús anunciaba la Palabra y obraba curaciones, siendo éstos los signos por excelencia de la cercanía del Reino de Dios. Y también ha señalado que la Iglesia es depositaria de esa misión de Cristo, tiene la tarea de prolongar en el tiempo la evangelización y el cuidado de los enfermos en el cuerpo y en el espíritu. El Papa se ha referido a la Virgen María como “Salus infirmorum” -salud de los enfermos -, Madre y modelo de la Iglesia:
Continuando su homilía, Benedicto XVI ha mostrado su reconocimiento por los 25 años que está cumpliendo el Consejo Pontifico para la Pastoral de la Salud, recordando que fue el Venerable Juan Pablo II quien instituyó este dicasterio. También ha agradecido la labor de quienes han estado al frente de este dicasterio en estos 25 años. El Pontífice ha saludado a los enfermos presentes en la Basílica Vaticana, y también ha extendido su saludo a los enfermos y voluntarios que estaban siguiendo la misa desde los santuarios de Lourdes, Fátima, Czestochowa, y otros santuarios marianos.
Continuando su homilía, Benedicto XVI ha mostrado su reconocimiento por los 25 años que está cumpliendo el Consejo Pontifico para la Pastoral de la Salud, recordando que fue el Venerable Juan Pablo II quien instituyó este dicasterio. También ha agradecido la labor de quienes han estado al frente de este dicasterio en estos 25 años. El Pontífice ha saludado a los enfermos presentes en la Basílica Vaticana, y también ha extendido su saludo a los enfermos y voluntarios que estaban siguiendo la misa desde los santuarios de Lourdes, Fátima, Czestochowa, y otros santuarios marianos.
Retomando las lecturas del día, Benedicto XVI ha hecho alusión a que ellas enfatizan con importancia el aspecto de la oración de la Iglesia por los enfermos, y en especial el sacramento reservado a ellos: En la memoria de las apariciones de Lourdes, lugar elegido por María para manifestar su materna solicitud por los enfermos, la liturgia recuerda oportunamente el Magnificat, el cántico de la Virgen que exalta las maravillas de Dios en la historia de la salvación: los humildes y los indigentes, como todos los que temen a Dios, experimentan su misericordia, que rebasa los destinos terrenos y demuestra así la santidad del Creador y Redentor.
“El Magnificat -ha continuado diciendo el Papa-, no es el cántico de aquellos a los que sonríe la fortuna, sino que es más bien el agradecimiento de quien conoce los dramas de la vida, pero que confía en la obra redentora de Dios. En el Magnificat escuchamos la voz de los santos y santas que han gastado su vida a favor de los enfermos y de los que sufren”.
Benedicto XVI ha resaltado la importancia de la pastoral de los enfermos, señalando que su valor es incalculable por el bien inmenso que hace a los enfermos y al sacerdote mismo, pero también a los familiares, a los amigos, a la comunidad y, a través de caminos desconocidos y misteriosos, a toda la Iglesia y al mundo.
http://www.oecumene.radiovaticana.org/
“El Magnificat -ha continuado diciendo el Papa-, no es el cántico de aquellos a los que sonríe la fortuna, sino que es más bien el agradecimiento de quien conoce los dramas de la vida, pero que confía en la obra redentora de Dios. En el Magnificat escuchamos la voz de los santos y santas que han gastado su vida a favor de los enfermos y de los que sufren”.
Benedicto XVI ha resaltado la importancia de la pastoral de los enfermos, señalando que su valor es incalculable por el bien inmenso que hace a los enfermos y al sacerdote mismo, pero también a los familiares, a los amigos, a la comunidad y, a través de caminos desconocidos y misteriosos, a toda la Iglesia y al mundo.
http://www.oecumene.radiovaticana.org/
1.- Gruta de Lourdes en Francia
2.- Santuario de Lourdes en Francia
3.- Capilla de la Virgen de Lourdes en el Centro de Lima.