Refrescando el Verano del Peru

Domingo de Ramos con Maria 2018

Domingo de Ramos con Maria 2018
Domingo de palmas con Maria 2018

lunes, 1 de febrero de 2010


1 de Febrero 1985:
Encuentro con el clero, religiosas y agentes de pastoral

... Amigos de Jesús, destinados a dar fruto que permanezca (cf. Jn 15, 16). Grande es vuestro compromiso sacerdotal. No os desaniméis en él. No tengáis miedo de anunciar el mensaje de fe, de justicia y amor. Estad siempre unidos a vuestros Obispos; estad unidos entre vosotros con la amistad y la ayuda mutua. Pero, sobre todo, tened una constante unión con Cristo en la oración y en los sacramentos, "de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda" (Jn 15, 16). En este sentido recordad que la Sagrada Eucaristía es la razón de ser de vuestro sacerdocio, hasta el punto de que el sacerdote nunca podría realizarse plenamente si la Eucaristía no llega a ser el centro y raíz de su vida...

... A todos, pero de modo especial al sacerdote, se dirigen las palabras del Señor: "os he destinado para que vayáis y déis fruto" (Jn 15, 16)...

.... Cristo os llama también a su amistad, a la intimidad con Él, mis queridos seminaristas aquí presentes. Muchas de las cosas que he dicho para los sacerdotes tienen valor para quienes os preparáis a serlo. También para vosotros Jesús es la vid, la savia, la fuerza y el ejemplo...

... Recordad siempre que Cristo es el Hombre nuevo: sólo a imitación suya pueden surgir los hombres nuevos. Él es la piedra fundamental para construir un mundo nuevo. Solamente en Él encontraremos la verdad total sobre el hombre, que le hará libre interna y externamente en una comunidad libre. Sólo Él es la vid, cuyos sarmientos vivos y fecundos hemos de ser nosotros.Injertados en Él, alimentados por su savia, guiados por la Madre de la esperanza, dad al hombre de hoy, sacerdotes, almas consagradas, laicos cristianos, un testimonio fecundo del amor del Padre. Contáis en ello con mi aliento y mi cordial Bendición. +

Palabras de S. S. Juan Pablo II en la Plaza de Armas, en su segundo discurso a su llegada a La Ciudad de Lima.