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martes, 1 de noviembre de 2011

01.11 Fiesta de Todos los Santos alienta a católicos a ser santos como Dios, dice el Papa

Fiesta de todos los Santos

Esta Fiesta constituye un aliento para que todos los católicos sean santos como Dios es santo.
La liturgia de hoy "nos invita a contemplar el amor infinito de Dios, que se refleja en la victoria de los que ya gozan de su gloria en el cielo".
"Es el amor del Padre que nos llama a ser hijos suyos, nos entrega a su propio Hijo para redimirnos con su sangre purificadora. Por eso nos proclama dichosos aun cuando sufrimos tribulación, porque en Él tenemos nuestra esperanza".
"Respondamos –alentó el Papa– con generosidad y coherencia a ese don, que ha sido derramado en nuestros corazones, siendo Santos como Dios es Santo, para que también en nosotros se manifieste su gloria".
La Fiesta de hoy "nos recuerda que la santidad es la vocación originaria de cada bautizado. Cristo, de hecho, que con el Padre y con el Espíritu es el sólo Santo, ha amado a la Iglesia como su esposa y se ha dado a sí mismo por ella, a fin de santificarla".
"Por esta razón todos los miembros del Pueblo de Dios están llamados a ser santos, según la afirmación del apóstol Pablo: ‘La voluntad de Dios es que sean santos’. Por lo tanto, estamos invitados a mirar la Iglesia no en su aspecto temporal y humano, marcado por la fragilidad, sino como Cristo la ha querido, esto es ‘comunión de los Santos’".
"Hoy veneramos propiamente esta innumerable comunidad de Todos los Santos, los cuales, a través de sus diferentes recorridos de vida, nos indican diversos caminos de santidad, unidos por un único denominador: seguir a Cristo y conformarse a Él, hasta lo último de nuestra realidad humana".
Tras recordar que todos los estados de vida permiten llegar a la santidad, el Papa recordó la celebración, mañana 2 de noviembre, de la fiesta de todos los Fieles Difuntos, que "nos ayuda a recordar a nuestros seres queridos que nos han dejado y a todas las almas en camino hacia la plenitud de la vida, propiamente en el horizonte de la Iglesia celeste, a la que la Solemnidad de hoy nos ha elevado".
El Papa Benedicto XVI resaltó que la oración por los muertos es "no sólo útil sino necesaria, en cuanto ella no sólo los puede ayudar, sino que al mismo tiempo hace eficaz su intercesión en nuestro favor".
"También la visita a los cementerios mientras custodian los lazos de afecto con quienes nos han amado en esta vida, nos recuerda que todos tendemos hacia otra vida, más allá de la muerte", añadió.
El Papa hizo votos para "que el llanto, debido al desprendimiento terreno, no prevalezca por esto sobre la certeza de la resurrección, sobre la esperanza de alcanzar la bienaventuranza de la eternidad, ‘momento colmado de satisfacción, en el cual la totalidad nos abraza y nosotros abrazamos la totalidad’".
"El objeto de nuestra esperanza de hecho es gozar de la presencia de Dios en la eternidad. Lo ha prometido Jesús a sus discípulos: ‘Los veré de nuevo y su corazón se alegrará y ninguno podrá quitarles este gozo’".
Finalmente el Santo Padre subrayó que "a la Virgen, Reina de Todos los Santos, confiamos nuestra peregrinación hacia la patria celeste, mientras invocamos para los hermanos y las hermanas difuntos su materna intercesión".

Martes 01 Noviembre 2011
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La Iglesia Católica ha llamado "santos" a aquellos que se han dedicado a que su propia vida le sea lo más agradable posible a Nuestro Señor.

Hay unos que han sido "canonizados", o sea declarados oficialmente santos por el Sumo Pontífice, por lo que por su intercesión se han conseguido admirables milagros, y porque después de haber examinado minuciosamente sus escritos y de haber hecho una cuidadosa investigación e interrogatorio a los testigos que lo acompañaron en su vida, se ha llegado a la conclusión de que practicaron las virtudes en grado heroico.

Para ser declarado "santo" por la Iglesia Católica se necesita toda una serie de trámites rigurosos. Primero una exhaustiva averiguación con personas que lo conocieron, para saber si en verdad su vida fue ejemplar y virtuosa. Si se logra comprobar por el testimonio de muchos que su comportamiento fue ejemplar, se le declara "Siervo de Dios". Si por detalladas averiguaciones se llega a la conclusión de que sus virtudes, fueron heroicas, es declarado "Venerable". Más tarde, si por su intercesión se consigue algún milagro totalmente inexplicable por medios humanos, es declarado "Beato". Finalmente si se consigue un nuevo y maravillosos milagro por haber pedido su intercesión, el Papa lo declara "santo".

En el caso de algunos santos el procedimiento de canonización ha sido rápido, como por ejemplo para San Francisco de Asís y San Antonio, que sólo duró 2 años.

Poquísimos otros han sido declarados santos seis años después de su muerte, o a los 15 o 20 años. Para la inmensa mayoría, los trámites para su beatificación y canonización duran 30, 40, 50 y hasta cien años o más. Después de 20 o 30 años de averiguaciones, la mayor o menor rapidez para la beatificación o canonización, depende de quien obtenga más o menos pronto los milagros requeridos.

Los santos "canonizados" oficialmente por la Iglesia Católica son varios millares. Pero existe una inmensa cantidad de santos no canonizados, pero que ya están gozando de Dios en el cielo. A ellos especialmente está dedicada esta fiesta de hoy.

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