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viernes, 15 de noviembre de 2013

16.11 Martires Jesuitas: Roque Gonzalez, Alonso Rodriguez y Juan del castillo sj


16 de NOVIEMBRE
MÁRTIRES JESUITAS:
Santos ROQUE GONZÁLEZ, ALONSO RODRIGUEZ Y JUAN DEL CASTILLO sj

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Hoy, 16 de noviembre, la Iglesia conmemora el nacimiento para el cielo de los SANTOS ROQUE GONZÁLEZ, ALONSO RODRÍGUEZ y JUAN DEL CASTILLO quienes murieran martirizados el 15 de noviembre de 1628 en la reducción de Todos los Santos, en el pueblo de Caaró, actual Brasil. Juan Del Castillo nació en 1596 en Belmonte, España, Alonso Rodríguez, en 1598 en Samora, España, y Roque González en 1576 en Asunción, Paraguay. Los tres fueron sacerdotes de la Compañía de Jesús y misioneros en las reducciones jesuíticas del Paraguay. En 1988 el Papa Juan Pablo II los declaró Santos, siendo los 3 primeros mártires de la Iglesia latinoamericana, reconocidos como tales por la Iglesia Universal. 
Unidos, pues, a quienes creativamente trabajan por la dignidad de los indígenas y a la Iglesia paraguaya, brindemos nuestro vivo aplauso a los Santos Roque González, Alonso Rodríguez y Juan del Castillo.

Meditación


QUERIDOS MARTIRES DEL PARAGUAY: al recordar sus vidas no podemos dejar de recordar la gran aventura apostólica que Uds. iniciaron en tierras sudamericanas para librar a los indígenas del abuso injusto de los europeos: las reducciones. San Roque, tú fuiste el principal animador de esta experiencia pastoral en la que trabajaste durante 18 años. Tu dominio del idioma guaraní unida a tu habilidad como arquitecto, albañil y carpintero te permitió construir con tus propias manos las reducciones donde evangelizaste a los indígenas.. Tu lucha fue para impedir que los emigrantes venidos de Portugal y España redujeran a la servidumbre a los indios, para lo cual los concentraron en las reducciones en donde les enseñaron a trabajar con dignidad y en libertad. Los indios te veían como un amigo. Aún recordamos las palabras de uno de ellos: "todos los indios cristianos amaban al padre Roque, era un verdadero padre para todos nosotros". Pero no faltaron las envidias y traiciones. Así, un día en el que acababas de celebrar la misa, un indio descargó sobre tu cabeza un mazazo que te mató en el acto. Al sentir el alboroto salió el padre Alonso Rodríguez quien sufrió tu misma suerte. Y dos días después los indios atacaron la reducción de Asunción, donde trabajaba el padre Castillo a quien mataron con una piedra en un lodazal. Queridos mártires del Paraguay: ustedes nunca imaginaron que su aventura apostólica terminaría humedeciendo con su propia sangre la tierra que amaron. Gracias a ella, hoy vemos las flores que Uds. sembraron en la Iglesia del Paraguay y de América latina

Santoral para todo el Año
P. Javier San Martin S.J. - Sra Cecilia Mutual
latam@vatiradio.va




Papa Bergoglio y los Mártires Jesuitas

REFLEXIONES EN FRONTERA
jesuita Guillermo Ortiz



(Audio) El Papa Bergoglio tiene una devoción especial por los mártires jesuitas de las famosas misiones del Paraguay: Roque González de Santa Cruz Alfonso Rodríguez y Juan del Castillo. La Compañía de Jesús los celebra el 16 de noviembre y el calendario romano el 17.

Se trata de jesuitas que por el 1600, cuando todavía no existían la división de los países, Argentina, Paraguay, Brasil, en esa zona del límite entre los 3 países construyeron más de 30 pueblos de indios en la selva. Roque González de Santa Cruz dejó la ciudad de Asunción que sí ya existía para entrar en la selva para ayudar a sus hermanos. El entró a la Compañía de Jesús siendo ya sacerdote diocesano para poder realizar su sueño de ir entre los indios.

Siguiendo el magisterio de Papa Francisco sobre la Evangelización, podríamos decir hoy que estos jesuitas misioneros no se quedaron cómodos. Fueron a sus hermanos que vivían en una situación deshumana, a merced de las fieras, de las pestes, de los brujos que dominaban a los indios con brujerías; les quitaban la comida y las mujeres. Es el caso de Ñesú que fue el que mandó asesinar a Roque González de Santa Cruz. Pero estos discípulos misioneros de Jesús no se quedaron cómodos y tampoco fueron de visita, es decir, para volver después a sus comodidades. Se metieron bien adentro en la selva y se quedaron con los indios, gastando sus vidas por ellos y allí fueron asesinados por creer en Jesús y seguirlo.



Una Iglesia dedicada por Bergoglio a los mártires hace 30 años

Pero hoy hablo de la fiesta de estos santos mártires en un lugar muy particular porque se trata de una iglesia cuya piedra fundamental la puso Bergoglio con los vecinos del barrio Constantini, en la parroquia del Patriarca San José en San Miguel en el Gran Buenos Aires, en Argentina, creada en el 80 y de la cuál el primer párroco fue el actual Papa Francisco, el padre Jorge Mario Bergoglio. Soy testigo de lo que sucedió ahí pastoralmente, porque ya desde el 79 como novicio trabajaba en la zona y fui destinado por Bergoglio a misionar a 11 cuadras de la sede parroquial, donde no había iglesia, sí un terreno del Obispado. Ahí empezamos a dar el catecismo. El padre Bergoglio que era el rector del Colegio Máximo de San José y superior de los jesuitas en formación. Y al fondo del terreno del Colegio Máximo estaba este galpón que se convirtió en una iglesia y parroquia de estos barrios obreros, pobres, en el límite con villas miserias. La parroquia estaba constituida por 3 capillas y Bergoglio construyó la iglesia de los Santos Mártires, bien en la periferia y la iglesia de San Pedro Claver otro jesuita santo.



Salir a buscar a la gente con el amor de Jesús

El tema es que en aquella época -yo soy testigo desde el 79 en adelante-, el padre Bergoglio, actual Papa Francisco, ejercita la misma pastoral, el mismo modo de evangelización al que hoy invita. Porque nos mandaba a salir y meternos en los barrios, a buscar chicos para el catecismo, a visitar los enfermos. Con las imágenes del Sagrado Corazón de Jesús y de la Virgen de Luján, en el barrio Constantini íbamos por las casas de los mismos chicos de catecismo, porque no teníamos todavía un lugar donde dejar estas imágenes, para que las familias rezaran durante la semana. Los domingos nos juntábamos en el mismo lugar del catecismo para ir en procesión a la Misa, a la sede parroquial donde el párroco nos esperaba en la puerta hasta que entraba el último, saludando a todos.

Se juntó mucha gente, teníamos alrededor de unos 200 chicos ahí, y nos acompañaban también los papás de los chicos, entonces el padre Bergoglio decidió construir la iglesia de los Santos Mártires.

Pero ya desde aquél tiempo la modalidad es ir a las periferias a encontrarse con la gente; salir con Jesús para encontrarse con la gente y formar estas comunidades con Jesús como centro. Catequesis, oración, Evangelio, Eucaristía…

Es interesante tener en cuenta que en aquel tiempo teníamos una consigna de trabajo. Por supuesto que teníamos que enseñar el catecismo, que teníamos un texto concreto. Pero había una consigna clara dada por el padre Jorge Mario Bergoglio: “Hacer felices a los chicos.”

Entonces, además del catecismo que debía ser algo lindo, creativo, teníamos cine en el Colegio Máximo con los chicos de las otras capillas de la parroquia, también la fiesta del Día del Niño, donde se juntaban más de 5 mil chicos. Todos recibían su juguete, su comida. Había juegos, auto-sacramentales que hacíamos como catequesis. Y ahí entraban todos, no era necesario que tuvieran el carnét de chicos del Catecismo. Todos lo que querían venir. Después sí, con los chicos del Catecismo que ya habían terminado la confirmación se hacían los campamentos, campamentos grandísimos de 15 días en Mar del Plata.

Por lo tanto lo importante era realmente no solamente dar una clase catecismo, si no meterse con la gente con los chicos y jugarse ahí, haciendo, trabajando, para que ellos fueran felices.

En la misma sede parroquial empezó a funcionar un comedor diario para los chicos.



El templo es consecuencia del encuentro

Entonces podemos decir que el mismo templo, el mismo edificio de la Iglesia de los Santos Mártires, es una consecuencia de este salir a buscar a la gente, de salir a las periferias, al límite de la parroquia. Y a la vez es la respuesta generosa de la gente. Se dio un encuentro entre los jesuitas en formación dirigidos por el párroco, con la gente. Así se gestó una comunidad nueva.

Lo interesante de ahora, de hoy, es que un grupo de jóvenes de los primeros que hicieron allí el catecismo, respondiendo al llamado de Francisco a los jóvenes de moverse, de hacer lío, de no quedarse cómodos, se ofrecieron para colaborar, ayudar por propia iniciativa, en la fiesta de los Santos Mártires del sábado 16 de noviembre de 2013.

Entonces es como que continúa por un lado el llamado de Bergoglio a salir del propio egoísmo, a salir de las propias seguridades, comodidades, para ir a la gente con el amor de Jesús y por otro lado la respuesta de la gente que se dio en este caso en esta comunidad hace ya tantos más de 30 años y que hoy se repite, se continúa con la respuesta de los jóvenes que escuchan al Papa hoy, y se ofrecen para trabajar, para colaborar ahora ya con Papa Francisco como Obispo de Roma.



El magisterio de Francisco se hace realidad concreta

Pasamos entonces de lo que puede ser la predicación -si bien, la predicación de Papa Francisco no es una predicación abstracta sino práctica, de gestos y acciones concretas, en las que él sale hacia los demás, concretamente y especialmente con aquellos que sufren más-, a la respuesta concreta de la gente, en lugares muy concretos, para hacer cosas muy concretas, para participar activamente en una comunidad.

Es una gracia que podemos pedir a los Santos Mártires. Sabemos cuánto y de qué manera el Papa es devoto de estos mártires, Roque González de Santa Cruz, Alfonso Rodríguez y Juan del Castillo que fueron asesinados mientras misionaban en la selva, mientras estaban ya incorporados como uno más a estas poblaciones de los indios. Bien, podemos pedirles a estos santos que nos ayuden a discernir la mejor manera de salir, de salir de nosotros mismos, del egoísmo, de nuestras comodidades, de nuestras seguridades, para poder ir al hermano que sufre, para ir a aquél que necesita, como dice Francisco, del amor de Dios. Pero hacerlo de una manera bien concreta, como quieren hacerlo tantos jóvenes que hoy escuchan este llamado de Papa Francisco a hacer lío, como ellos hicieron verdaderamente lío en la selva. Es verdad, fueron asesinados porque estaban haciendo demasiado lío, le estaban sacando gente a los brujos, a estos hechiceros que dominaban a los indios. Los hechiceros perdían esclavos con los misioneros que los liberaban y por eso los asesinaron. Pero si bien fueron asesinados, ellos viven ahora en Cristo, gozan ahora del abrazo de Jesús, del amor de Dios. A ellos, resucitados, vivos en Dios, podemos pedirles la gracia de salir de nosotros mismos para ir al hermano que sufre.

15.11.2013


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