"Miro tus lágrimas María y me cala hondo
la profundidad de tu dolor.
¿Quién puede entender tu soledad Señora?
¿El discípulo amado que ahora te abraza?
¿Las mujeres que intentan consolarte?
No,
Sólo tu Hijo que ya no es más tuyo
Sólo Jesús.
Así como sólo Él y sólo Vos,
pueden entender tantas otras soledades.
La de tantos hombres.
La de tantas mujeres.
La mía.
Soledad que no es sólo ausencia de amigos.
O si.
Soledad que no es sólo desamparo,
ni conciencia de finitud.
Soledad de estar ante el Misterio del Padre,
despojado, despojada
Soledad de querer comprender lo incomprensible
Soledad del misterio de tanto amor entregado"
Estela, CJ
la profundidad de tu dolor.
¿Quién puede entender tu soledad Señora?
¿El discípulo amado que ahora te abraza?
¿Las mujeres que intentan consolarte?
No,
Sólo tu Hijo que ya no es más tuyo
Sólo Jesús.
Así como sólo Él y sólo Vos,
pueden entender tantas otras soledades.
La de tantos hombres.
La de tantas mujeres.
La mía.
Soledad que no es sólo ausencia de amigos.
O si.
Soledad que no es sólo desamparo,
ni conciencia de finitud.
Soledad de estar ante el Misterio del Padre,
despojado, despojada
Soledad de querer comprender lo incomprensible
Soledad del misterio de tanto amor entregado"
Estela, CJ
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El sermón de la soledad en homenaje a la Virgen María. Se realizaba la noche del viernes Santo como recuerdo de la soledad de María a la espera de la resurrección de su hijo. Se leían textos en el templo donde Jesús fue sepultado por José de Arimatea. 2
El Sábado Santo es un día de luto. En la Iglesia catolica también se conmemora la Soledad de María después de llevar al sepulcro a Cristo, quedando en compañía del Apóstol Juan. Pueden ser expuestas en la Iglesia, a la veneración de los fieles, la imagen de Cristo crucificado, o en el sepulcro, o descendiendo a los Infiernos, ya que ilustran el misterio del Sábado Santo. Hoy la Iglesia se abstiene absolutamente del sacrificio de la Misa. La Sagrada Comunión puede darse solamente como viático. No se conceda celebrar el Matrimonio, ni administrar otros sacramentos, a excepción de la Penitencia y la Unción de los Enfermos.
Hasta la reforma litúrgica de la Semana Santa acometida por el Papa Pío XII (encargada en 1955 a Monseñor Aníbal Bugnini como una especie de anticipo a la reforma litúrgica general del Concilio Vaticano II ) se llamaba a este día Sábado de Gloria, pues la celebración de la Resurrección (la Vigilia Pascual) tenía lugar ya en la mañana del sábado. En 1951 Pío XII permitió, mediante el inesperado decreto “Dominicae Resurrectionis” de 9 de febrero (Vid. AAS 43 (1951), pp. 128-129), que la vigilia se realizase de noche, lo que tras otro decreto, el “Maxima Redemptionis” de 16 de noviembre de 1955 (Vid. AAS 47 (1955), pp. 838-841), fue obligatorio a partir de 1956. Desde entonces dicha Vigilia se celebra más razonablemente en horas de la noche, el Sábado Santo queda para los católicos más como un día de espera, expectante por la gran celebración que tendrá lugar unas horas más tarde.
Aunque en muchos lugares sigue denominándose así por la costumbre, su uso es incorrecto.
Como no puede celebrarse ningún rito oficial durante el día, se suelen predicar retiros espirituales, y en muchos lugares también los sacerdotes durante el día atienden confesiones. También es costumbre en algunos templos el rezo de la Liturgia de las Horas por parte de los clérigos con participación de fieles seglares.
Costumbres que no se realizan en Lima. P.Armando Nieto sj RPP