Sobre la historia del Santo Cáliz
Venerado en la Catedral de Valencia desde el siglo XV
VALENCIA, 17 JUN. (AVAN).- La tradición nos dice que es la misma Copa que utilizó el Señor en la última Cena para la institución de la Eucaristía, que luego fue llevado a Roma por San Pedro y que conservaron los Papas sucesores a éste hasta San Sixto II, en que por mediación de su diácono San Lorenzo, oriundo de España, fue enviado a su tierra natal de Huesca en el siglo III para librarlo de la persecución del emperador Valeriano. Recomienda esta permanencia del Santo Cáliz en Roma la frase del Canon Romano mencionada antes: "Tomo este Cáliz glorioso", hoc praeclarum calicem; expresión admirativa que no encontramos en otras anáforas antiguas, y no podemos olvidar que la plegaria eucarística romana es la versión latina de otra en lengua griega, pues ésta fue la propia de la Iglesia de Roma hasta el Papa San Dámaso en el siglo V.
La Historia del Santo Cáliz en España
Durante la invasión musulmana, a partir del año 713, fue ocultado en la región del Pirineo, pasando por Yebra, Siresa, Santa María de Sasabe (hoy San Adrían), Bailio y, finalmente, en el monasterio de san Juan de la Peña (Huesca), donde puede referirse a él un documento del año 1071 que menciona un precioso cáliz de piedra.
La reliquia fue entregada en el año 1399 al Rey de Aragón, Martín el Humano, según consta el documento que se conserva en el Archivo de la Corona de Aragón, que lo tuvo en el palacio real de La Aljafería de Zaragoza y luego, hasta su muerte, en el Real de Barcelona en 1410, mencionándose el Santo Cáliz en el inventario de sus bienes (Manuscrito 136 de Martín el Humano. Archivo de la Corona de Aragón. Barcelona, donde se describe la historia del sagrado vaso) Hacia 1424, el segundo sucesor de Don Martín, el Rey Alfonso V el Magnánimo llevó el relicario real al palacio de Valencia, constando su presencia en la capilla del Real el 2 de agosto de 1428; y con motivo de la estancia de este Rey en Nápoles, fue entregado con las demás regias reliquias a la Catedral de Valencia en el año 1437 (Volumen 3.532, fol. 36 v. Del Archivo de la Catedral), como se detalla a continuación:
Por motivo de sus ausencias, el rey Alfonso V encargó la custodia de las reliquias del palacio a mosén Antonio Sanz, canónigo y pavorde de la Catedral de Valencia y capellán mayor de la capilla del real palacio.
Cuando falleció el citado mosén Sanz, y en fecha de 18 de marzo de 1437, Don Juan, rey de Navarra y lugarteniente de su hermano Alfonso en Valencia y en por encargo suyo, por temor a que las reliquias quedasen sin custodia, dispuso la entrega de las reliquias de la capilla real, incluido el Santo Cáliz, al Cabildo de la Catedral de Valencia, mediante la redacción del documento firmado por Don Pedro de Anglesola de parte del rey y de Don Jaime de Monfort por el Cabildo, ambos notarios públicos. En el documento, que se conserva en el archivo de la Catedral, se hace una completa descripción de las reliquias.
En realidad, la entrega tuvo también otro motivo:
El Santo Cáliz, llegaría a la Catedral de Valencia en el siglo XV como pago de las deudas que Alfonso V "El Magnánimo" había contraído con la jerarquía eclesiástica. Ante la imposibilidad del monarca de devolver al cabildo de la Seo los 137.430 sueldos que éste le había prestado para sus campañas militares, como consta en el archivo capitular, el 18 de marzo de 1437 le entregó todas las reliquias que había puesto como aval, entre ellas, el Santo Cáliz que según la tradición empleó Jesucristo en la Ultima Cena. Alfonso V lo tuvo que entregar junto a todo su tesoro en reliquias, después de cinco años en los que le fue imposible devolver el dinero que le prestó el Cabildo.
Años después, el rey Fernando el Católico pretendió recuperar el relicario, y para ello envió los Jurados de la ciudad a la Catedral, pero el Cabildo replicó que para llevárselo, debía pagar la deuda. Por lo que el rey desistió.
El Santo Cáliz en Valencia Fue conservado y venerado durante siglos entre las reliquias de la Catedral, y hasta el siglo XVIII se utilizó para contener la forma consagrada en el "monumento" del Jueves Santo. Durante la guerra de la Independencia, entre 1809 y 1813, fue llevado por Alicante e Ibiza hasta Palma de Mallorca, huyendo de la rapacidad de los invasores napoleónicos. Durante todo este tiempo estuvo custodiado por un beneficiado de la Catedral que no pudo impedir que el reto de los relicarios, junto con el retablo y la custodia de plata, fueran fundidos por las autoridades militares para acuñar moneda.
En el año 1916 fue finalmente instalado en la antigua Sala Capitular, habilitada como Capilla del Santo Cáliz. Precisamente esta exposición pública permanente de la sagrada reliquia hizo posible que se divulgara su conocimiento, muy reducido mientras permaneció reservado en el relicario de la catedral.
Durante la guerra civil (1936-1939) permaneció oculto en el pueblo de Carlet. El Beato Juan XXIII concedió indulgencia plenaria en el día de su fiesta anual, el Papa Juan Pablo II celebró la Eucaristía con el Santo Cáliz durante su visita a Valencia el 8 de noviembre de 1982 y lo mismo sucedió con Su Santidad Benedicto XVI que celebró la Eucaristía con motivo del V Encuentro Mundial de las Familias, el 8 de Julio de 2006.
Fuente: Jaime Sancho - Canónigo celador del Santo Cáliz / AVAN
La Historia del Santo Cáliz en España
Durante la invasión musulmana, a partir del año 713, fue ocultado en la región del Pirineo, pasando por Yebra, Siresa, Santa María de Sasabe (hoy San Adrían), Bailio y, finalmente, en el monasterio de san Juan de la Peña (Huesca), donde puede referirse a él un documento del año 1071 que menciona un precioso cáliz de piedra.
La reliquia fue entregada en el año 1399 al Rey de Aragón, Martín el Humano, según consta el documento que se conserva en el Archivo de la Corona de Aragón, que lo tuvo en el palacio real de La Aljafería de Zaragoza y luego, hasta su muerte, en el Real de Barcelona en 1410, mencionándose el Santo Cáliz en el inventario de sus bienes (Manuscrito 136 de Martín el Humano. Archivo de la Corona de Aragón. Barcelona, donde se describe la historia del sagrado vaso) Hacia 1424, el segundo sucesor de Don Martín, el Rey Alfonso V el Magnánimo llevó el relicario real al palacio de Valencia, constando su presencia en la capilla del Real el 2 de agosto de 1428; y con motivo de la estancia de este Rey en Nápoles, fue entregado con las demás regias reliquias a la Catedral de Valencia en el año 1437 (Volumen 3.532, fol. 36 v. Del Archivo de la Catedral), como se detalla a continuación:
Por motivo de sus ausencias, el rey Alfonso V encargó la custodia de las reliquias del palacio a mosén Antonio Sanz, canónigo y pavorde de la Catedral de Valencia y capellán mayor de la capilla del real palacio.
Cuando falleció el citado mosén Sanz, y en fecha de 18 de marzo de 1437, Don Juan, rey de Navarra y lugarteniente de su hermano Alfonso en Valencia y en por encargo suyo, por temor a que las reliquias quedasen sin custodia, dispuso la entrega de las reliquias de la capilla real, incluido el Santo Cáliz, al Cabildo de la Catedral de Valencia, mediante la redacción del documento firmado por Don Pedro de Anglesola de parte del rey y de Don Jaime de Monfort por el Cabildo, ambos notarios públicos. En el documento, que se conserva en el archivo de la Catedral, se hace una completa descripción de las reliquias.
En realidad, la entrega tuvo también otro motivo:
El Santo Cáliz, llegaría a la Catedral de Valencia en el siglo XV como pago de las deudas que Alfonso V "El Magnánimo" había contraído con la jerarquía eclesiástica. Ante la imposibilidad del monarca de devolver al cabildo de la Seo los 137.430 sueldos que éste le había prestado para sus campañas militares, como consta en el archivo capitular, el 18 de marzo de 1437 le entregó todas las reliquias que había puesto como aval, entre ellas, el Santo Cáliz que según la tradición empleó Jesucristo en la Ultima Cena. Alfonso V lo tuvo que entregar junto a todo su tesoro en reliquias, después de cinco años en los que le fue imposible devolver el dinero que le prestó el Cabildo.
Años después, el rey Fernando el Católico pretendió recuperar el relicario, y para ello envió los Jurados de la ciudad a la Catedral, pero el Cabildo replicó que para llevárselo, debía pagar la deuda. Por lo que el rey desistió.
El Santo Cáliz en Valencia Fue conservado y venerado durante siglos entre las reliquias de la Catedral, y hasta el siglo XVIII se utilizó para contener la forma consagrada en el "monumento" del Jueves Santo. Durante la guerra de la Independencia, entre 1809 y 1813, fue llevado por Alicante e Ibiza hasta Palma de Mallorca, huyendo de la rapacidad de los invasores napoleónicos. Durante todo este tiempo estuvo custodiado por un beneficiado de la Catedral que no pudo impedir que el reto de los relicarios, junto con el retablo y la custodia de plata, fueran fundidos por las autoridades militares para acuñar moneda.
En el año 1916 fue finalmente instalado en la antigua Sala Capitular, habilitada como Capilla del Santo Cáliz. Precisamente esta exposición pública permanente de la sagrada reliquia hizo posible que se divulgara su conocimiento, muy reducido mientras permaneció reservado en el relicario de la catedral.
Durante la guerra civil (1936-1939) permaneció oculto en el pueblo de Carlet. El Beato Juan XXIII concedió indulgencia plenaria en el día de su fiesta anual, el Papa Juan Pablo II celebró la Eucaristía con el Santo Cáliz durante su visita a Valencia el 8 de noviembre de 1982 y lo mismo sucedió con Su Santidad Benedicto XVI que celebró la Eucaristía con motivo del V Encuentro Mundial de las Familias, el 8 de Julio de 2006.
Fuente: Jaime Sancho - Canónigo celador del Santo Cáliz / AVAN