Refrescando el Verano del Peru

Domingo de Ramos con Maria 2018

Domingo de Ramos con Maria 2018
Domingo de palmas con Maria 2018

domingo, 29 de marzo de 2015

Domingo de Ramos 2015: Lima - Vaticano




DOMINGO DE RAMOS 2015. 
LIMA, CIUDAD DE LOS REYES

Procesiones:
* Señor del Huerto de Trinitarias
* Señor Cautivo de Trinitarias
* Señor de la Caña de Trinitarias
* Señor de la Caída de Convento de Santo Domingo
* Señor de Burgos de Santa Clara
* Nuestra Señora del Mayor Dolor de Trinitarias
* Nuestra Señora de la Esperanza de la Catedral de Lima

REZO DEL SANTO ROSARIO
Día Domingo 29 de Marzo:
Hora: 04:00 pm

Atrio de la Catedral de Lima.



DOMINGO DE RAMOS 2015 - SANTA SEDE - CIUDAD DEL VATICANO




El Papa Francisco presidió hoy la tradicional celebración litúrgica del Domingo de Ramos y la Pasión del Señor en la Plaza de San Pedro, ubicada en la Ciudad del Vaticano.

XXX Jornada Mundial de la Juventud

En su homilía, el pontífice dijo que el "estilo" de los cristianos debe ser la humildad y que "el camino de Cristo" no es el de "la vanidad, el orgullo y el éxito".

"La humildad es un estilo que nunca dejará de sorprendernos y ponernos en crisis: nunca nos acostumbraremos a un Dios humilde", señaló.

Asimismo, el líder de la Iglesia católica pidió que no se olvide a los cristianos perseguidos, "los mártires de hoy día".

En esta semana, la Semana Santa, que nos conduce a la Pascua, seguiremos este camino de la humillación de Jesús. Y sólo así será “santa” también para nosotros.

Veremos el desprecio de los jefes del pueblo y sus engaños para acabar con él. Asistiremos a la traición de Judas, uno de los Doce, que lo venderá por treinta monedas. Veremos al Señor apresado y tratado como un malhechor; abandonado por sus discípulos; llevado ante el Sanedrín, condenado a muerte, azotado y ultrajado. Escucharemos cómo Pedro, la “roca” de los discípulos, lo negará tres veces. Oiremos los gritos de la muchedumbre, soliviantada por los jefes, pidiendo que Barrabás quede libre y que a él lo crucifiquen. Veremos cómo los soldados se burlarán de él, vestido con un manto color púrpura y coronado de espinas. Y después, a lo largo de la vía dolorosa y a los pies de la cruz, sentiremos los insultos de la gente y de los jefes, que se ríen de su condición de Rey e Hijo de Dios.

Esta es la vía de Dios, el camino de la humildad. Es el camino de Jesús, no hay otro. Y no hay humildad sin humillación.

Al recorrer hasta el final este camino, el Hijo de Dios tomó la “condición de siervo” (Flp 2, 7). En efecto, “humildad quiere decir también servicio, significa dejar espacio a Dios negándose a uno mismo, “despojándose”, como dice la Escritura (v. 7). Esta – este vaciarse – es la humillación más grande.

Hay otra vía, contraria al camino de Cristo: la mundanidad. La mundanidad nos ofrece el camino de la vanidad, del orgullo, del éxito... Es la otra vía. El maligno se la propuso también a Jesús durante cuarenta días en el desierto. Pero Jesús la rechazó sin dudarlo. Y, con él, sólo con su gracia, con su ayuda, también nosotros podemos vencer esta tentación de la vanidad, de la mundanidad, no sólo en las grandes ocasiones, sino también en las circunstancias ordinarias de la vida.

En esto, nos ayuda y nos conforta el ejemplo de muchos hombres y mujeres que, en silencio y sin hacerse ver, renuncian cada día a sí mismos para servir a los demás: un familiar enfermo, un anciano solo, una persona con discapacidad, un sin techo...

Pensemos también en la humillación de los que, por mantenerse fieles al Evangelio, son discriminados y sufren las consecuencias en su propia carne. Y pensemos en nuestros hermanos y hermanas perseguidos por ser cristianos, los mártires de hoy – hay tantos – no reniegan de Jesús y soportan con dignidad insultos y ultrajes. Lo siguen por su camino. Podemos hablar en verdad de “una nube de testigos”: los mártires de hoy (cf. Hb 12, 1).

Durante esta Semana Santa, pongámonos también nosotros en este camino de la humildad, con tanto amor a Él, a nuestro Señor y Salvador. El amor nos guiará y nos dará fuerza. Y, donde está él, estaremos también nosotros (cf. Jn 12, 26).

(Foto: Reuters / Referencial)