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Domingo de Ramos con Maria 2018

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lunes, 14 de marzo de 2011

Homilia de I Domingo de Cuaresma 2011


Ayúdanos Señor a superar la tentación y a llegar a la meta del bien

¿CUALES SON TUS TENTACIONES?
Escrito por Padre Javier san Martín SJ
COMENTARIO AL PRIMER DOMINGO DE CUARESMA, ciclo A
Mateo 4, 1-11.
13 DE MARZO 2011

Bienvenidos a nuestra cita dominical para celebrar juntos el día del Señor. Hoy la liturgia nos propone para nuestra meditación el capítulo cuarto, versículos del uno al once del evangelio de Mateo. Este pasaje narra las tentaciones de Jesús en el desierto. Es el telón de fondo que nos invita a entrar en el escenario de conversión propio del tiempo de Cuaresma.
Una vez que Jesús fue bautizado por Juan en el Jordán la Escritura nos dice que fue llevado por el Espíritu al desierto. Y allí soportó la prueba de la tentación. El evangelista nos coloca frente a la vida de Jesús, el Hijo amado de Dios que después de escuchar la voz amorosa del Padre, en el momento del Bautismo, se marcha al desierto. Recordemos cómo el desierto, muchos siglos antes, había significado para el Pueblo de Israel, el lugar de la prueba, de la tentación, de la elección entre la libertad y la esclavitud.
Jesús va al desierto después de aquel momento de gran consolación en el Jordán. La historia del hombre-Dios transcurrirá así, como la historia de cada uno de nosotros. En medio de una constante tentación entre el bien y el mal. El evangelista quiere mostrarnos la vida de Jesús no solo en la cima de la contemplación mística sino en la lucha de la vida. La lucha que Jesús tendrá que vivir para hacer plenamente la voluntad del Padre.
En el desierto hay soledad, aridez, escasez de recursos, el viento sopla fuerte por las noches hasta enfriar los huesos. Durante el día el calor es sofocante. La arena es llevada por el viento y nubla los ojos del caminante e impide muchas veces ver el camino. Los días y las noches se hacen infinitos. Aprieta la sed y el cansancio Es el lugar de la prueba y también del silencio; Y Jesús es llevado allí por el Espíritu.
Su misión no comenzará sino después del paso por el desierto. No es una misión cualquiera la que realizará, se trata de la salvación de toda la humanidad. Es la historia liberadora de hombres y mujeres que llenos de fe la irán construyendo a lo largo de la historia, desde cualquier rincón del mundo, una humanidad nueva, un Reino que no tendrá fin
El evangelio de hoy nos muestra cómo, ante la obra del Padre que se hace hombre en el Hijo, el maligno emplea todas las estrategias para evitar que el proyecto salvador se realice. El mal emplea con sutileza hasta las Escrituras para persuadir a Jesús. Quiere que caiga en las categorías del Mesías que esperaba el pueblo de Israel para aquel momento. Poderoso en bienes temporales, un líder arrasador por su fama, con un toque mágico. En este sentir colectivo se basa la estrategia del diablo. El término diablo significa y encarna todo lo que obstaculiza la realización del plan de Dios.
El nuevo hombre será aquel para quien lo material no es lo fundamental, lo fundamental es toda palabra que sale de la boca de Dios. El Reino será posible cuando hombres y mujeres encarnen la Palabra en sus vidas, entonces habrá pan duradero, justicia, abundancia, paz.




La tentación de los espectacular: “si eres Hijo de Dios”, le dice el maligno, haz esto o aquello. ¿Acaso no es la misma tentación que vive hoy cada hombre o mujer? Inmerso en un mundo que lo reta desde lo espectacular y deslumbrante. Que lo fascina con su brillo, si quieres ser importante, tener prestigio, le dice, haz esto o aquello.
Por último la postración ante lo material, ante lo que hoy es y mañana desaparece: “Todo esto te lo daré si te postras y me adoras”. Qué seductor ha sido el mal en todos los tiempos. El de hace dos mil años y el de hoy. Si te postras y me adoras… y el hombre termina hipotecando su propia libertad. “Apártate de mí Satanás” es la respuesta de Jesús ante la tercera tentación. Jesús tiene muy claro su proyecto salvador y sabe la voluntad de su Padre pero sobre todo, viene ahora del Jordán donde ha escuchado y sentido el gran amor que el Padre le tiene y nunca podrá cambiarlo por nada.
La Cuaresma ha comenzado hermanos, sin embargo, nuestra decisión de seguir a Jesús y su proyecto comienza cuando sentimos con gozo profundo la voz de ese Dios que nos ha amado y nos ama siempre. Él es quien enciende el corazón e ilumina la vida y nos invita a amarlo a Él amando a los hermanos; ante un amor así no podemos hacer otra cosa que corresponderle cada día desde el lugar donde nos ha tocado en suerte el regalo de la vida, trabajar en favor de los hermanos sabiendo que podemos correr la misma suerte de Jesús. Acompañémoslo a Él desde el desierto de nuestra propia vida y dirijámonos confiados al Padre en esta Cuaresma pidiéndole que no nos deje caer en la tentación del egoísmo, de la soberbia, del mal tan diverso que impide sutilmente el Reinado de Dios.
Y ahora viene lo más importante:
Y bien amigos, así terminamos la primera parte de nuestra reflexión dominical, pero ahora viene la segunda que es la más importante y te toca a ti. Te invito, pues, a que tomes en tus manos el texto del evangelio, Mateo 4, 1-11, y trates de escuchar lo que el mismo Señor Jesús te quiere comunicar. Agradezco al P. Numa, sacerdote jesuita, por su colaboración en esta reflexión y a ti por tu presencia.
Te dejo pues con el Señor, que nadie te interrumpa, cuenta con mis oraciones, y hasta el próximo domingo.