(Imagen: Fotografia de la Plaza Italia hacia 1907, hacia el fondo, el antiguo Hospital de San Andrés)
Es triste escribir sobre temas como estos, más aun teniendo en consideración que el Perú es un país que necesita impulsar prioritariamente el turismo. Lima, la otrora capital del Virreynato más importante de América, guarda reliquias que son desconocidas para la gran parte de su población. El hacerlas públicas, brindarles adecuado mantenimiento, permitir que sean visitadas y que contribuyan a engrandecer más la imagen de nuestra urbe, nuestra querida Lima, es tarea de las autoridades, secundados por profesionales que sepan de la importancia de estos monumentos. Lamentablemente en el Perú no tenemos una clase gobernante a la altura de las circunstancias, en consecuencia constantemente tenemos que estar narrando hechos que nos avergüenzan y nos hacen quedar en ridículo ante la comunidad internacional. La destrucción de la que vienen siendo objeto las estructuras del primer hospital en América del Sur es la última de estas perlas.
El Antiguo Hospital de San Andrés queda ubicado en el Jr. Huallaga N° 846, distrito del Cercado, provincia y departamento de Lima, siendo así que el hospital –en su conformación original- se ubicaba colindante con el Hospital e Iglesia de Santa Ana (actual Plaza Italia – Barrios Altos). Fue un hospital para españoles, pues en la época colonial cada casta tenia su propio centro hospitalario, es así que los indígenas se atendían en el ya nombrado Hospital de Santa Ana y la población afroamericana lo hacía en el Hospital de San Bartolomé (actual Maternidad de Lima) también muy cercano a los otros dos. El historiador Juan Bromley en su libro “Las Viejas Calles de Lima” refiere que en el año 1545 el Cabildo (la Municipalidad) compró al vecino Juan de Morales, espadero de oficio, cuatro solares por la suma de 1.050 castellanos de oro para establecer el Hospital de la Concepción de Nuestra Señora. La posesión del lugar comprado la tomó el Regidor D. Nicolás de Ribera el Viejo. El Virrey D. Andrés Hurtado de Mendoza, II Marqués de Cañete, edificó el hospital e hizo labrar su iglesia y varias enfermerías. Luego de dotarle de renta nombró por patrón de él al Rey de España y a los virreyes del Perú en su nombre. El hospital se llamó entonces Real de San Andrés en homenaje a dicho Virrey. El Virrey D. Luis de Velasco dio nuevos impulsos al hospital al nombrar para administrarlo una hermandad de 24 personas honradas y caritativas. Así funcionó este establecimiento dedicado a la cura de españoles durante toda la época virreinal. Es importante resaltar que a pesar de los constantes episodios de reconstrucción tanto al interior como exterior de sus paredes, una parte importante del Hospital ha permanecido casi inalterable desde su fundación.
Con el transcurso del tiempo en el año 1808 se inició en este local, la construcción de la Escuela de Medicina de San Fernando; llegada la etapa republicana se paso a llamar Colegio de la Independencia en donde se prosiguieron dictando clases de medicina; a continuación en 1850 fue utilizada como paraninfo y centro de enseñanza de obstetricia, posteriormente y debido al proceso de urbanización de Lima, una parte de San Andrés fue cercenada para dar paso a nuevas calles, así como a la construcción del Ministerio de Gobierno hacia 1875, el mismo que se destruyó en 1907 para edificar sobre el terreno la Prefectura e Intendencia de Policía (Actual Comisaría de San Andrés). Por la misma época se acordó reestructurar la plaza, colocar en ella la estatua del sabio Antonio Raymondi y llamarla Plaza Italia, nombre que continua vigente. El año 1908 el alcalde Guillermo Billinghurst adquirió un depósito y mortuorio del Hospital de Santa Ana para regularizar la plaza. Al finalizar el siglo XIX San Andrés se convirtió era un centro hospitalario de muy baja y mala categoría, con el siglo XX San Andrés sirvió como albergue para niñas pobres y fue administrado por dos congregaciones católicas femeninas: primero las hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl, y posteriormente las Hijas de María Inmaculada. Ya a fines del Siglo XX otra parte del Hospital de San Andrés también fue demolida y cedida para la construcción del actual colegio “Héroes del Cenepa”. Hasta Agosto del 2007 los restos del Antiguo Hospital de San Andrés sirvieron como colegio primario “Oscar Miro Quesada de la Guerra”. Luego del sismo de ese año, Defensa Civil declaro inhabitable el predio.
El Instituto Nacional de Cultura a través de la Resolución Directoral Ejecutiva Número 296, del 27 de abril del 2000, procedió a delimitar la Zona Intangible del antiguo Hospital San Andrés, Asimismo dicho inmueble fue declarado Monumento, mediante la Resolución Suprema Número 2900-72-ED del día 28 de diciembre de 1972.
Las Momias Incas
Variadas y numerosas fuentes históricas nos indican que algunas de las momias de la realeza incaica que fueron descubiertas en el Cuzco hacia 1559 por el Licenciado Polo de Ondegardo, posteriormente fueron llevadas hacia Lima para ser enterradas al interior del Real Hospital de San Andrés de Lima, en algún momento entre los años 1580 y 1628.
En diciembre de 1559, el licenciado Polo de Ondegardo fue nombrado corregidor del Cuzco y siguiendo instrucciones del Virrey Andrés Hurtado de Mendoza (Marqués de Cañete), inmediatamente dio inició a la búsqueda sistemática de los restos momificados de los Reyes Incas, los cuales estaban escondidos y eran adorados por los indígenas en la región del Cuzco. Luego de continuas pesquisas y con sorprendente éxito, Polo de Ondegardo encontró por fin las momias de algunos monarcas Incas, los cuales, según la tradición oral cuzqueña habían reinado en el Cuzco antes del arribo de los españoles. Junto con cada una de las momias recupero asimismo diversos restos materiales, que eran los objetos mas preciados de cada uno de los gobernantes Cuzqueños; por último se sabe que fueron halladas también los restos momificados de varias coyas.
Posteriormente El Licenciado Polo de Ondegardo destruyó la mayor parte de las momias que encontró; sin embargo decidió salvar ó mejor dicho conservar solo cinco momias, las cuales llamaron su atención debido al perfecto estado de conservación, estas estaban conformadas por tres varones y dos mujeres. Sabemos por fuentes históricas que una de las momias era la de Pachacuti Inca Yupanqui y las dos mujeres muy probablemente eran Mama Runtu (la mujer de Inca Viracocha) y Mama Ocllo (esposa de Túpac Inca). La identidad de los otros dos varones es un tema de discusión que hasta la fecha no ha podido ser aclarado. (Hampe 1982; Rostworowski 1953)
Garcilaso de la Vega visitó la casa de Ondegardo en 1560, justo antes de partir de viaje del Cuzco hacia España; al mostrarle Polo de Ondegardo las cinco momias a Garcilazo, este se quedo perplejo del excelente estado de conservación que mantenían sus ancestros. Luego de mucho tiempo, Garcilazo hizo una detallada descripción de las mismas, en su famosa obra Los Comentarios Reales de los Incas (1609: Libro 5, capítulo 29):
“Y así lo mostraba su cuerpo cuando yo lo vi en el Cuzco al principio del de 1560 que habiendo de venirme a España, fui a la posada del licenciado Polo Ondegardo, natural de Salamanca, que era corregidor de aquella ciudad, a besarle las manos y despedirme de él para mi viaje. El cual, entre otros favores que me hizo, me dijo, “Pues que vais a España, entrad en ese aposento. Ver, si algunos de los vuestros que he sacado a luz, para que lleveis que contar por allí”. En el aposento hallé, cinco cuerpos de los reyes Incas: tres de varón y dos de mujer. Uno de ellos decían los indios que era este Inca Huiracocha. Mostraba bien su larga edad: tenía la cabeza blanca como la nieve. El segundo decían que era el gran Túpac Inca Yupanqui, que fue bisnieto de Huiracocha Inca. El tercero era Huaina Cápac, hijo de Túpac Inca Yupanqui y tataranieto del Inca Huiracocha. Los dos últimos no mostraban haber vivido tanto — que aunque tenían canas eran menos que las del Huiracocha. Una de las mujeres era la reina Mama Runtu, mujer de este Inca Huiracocha, otra era la Coya Mama Ocllo, madre de Huaina Cápac. Y es verosímil que los indios los tuviesen juntos después de muertos, marido y mujer, como vivieron en vida”.
Poco después que Garcilaso viera las Momias Incas en casa de Ondegardo, tres o cuatro fueron remitidas a la Ciudad de Lima, con planes de ser exhibidas, siendo el lugar escogido por las autoridades españolas el Hospital Real de San Andrés de Lima. (Es asimismo posible que las cenizas de Viracocha Inca también hayan sido enviadas a Lima).
Aunque numerosas personas deben haberlas visto allí, solamente conocemos lo descrito por José de Acosta, quien escribió hacia el año de 1590, [casi veinte años después de que las momias fueran confiscadas], una detallada descripción de las mismas y de su estado de conservación. Al hablar de Pachacuti Inca Yupanqui, Acosta, menciona lo siguiente, (Acosta 1986: 423 [1590: Libro 6, capítulo 21]):
“Estaba el cuerpo tan entero y bien aderezado con cierto betún, que aparecía vivo. Los ojos tenia hechos de una telilla de oro tan bien puestos, que no le hacían de falta los naturales; y tenía en la cabeza una pedrada que le dieron en cierta guerra. Estaba cano y no le faltaba cabello, como si muriera aquel mismo día, habiendo más de sesenta u ochenta años que había muerto. Este cuerpo, con otros de Ingas, envió el dicho Polo a la ciudad de Lima, por mandado del Virrey Marqués de Cañete, que para desarraigar la idolatría del Cuzco, fue muy necesario; y en el hospital de San Andrés, han visto muchos españoles este cuerpo, con los demás aunque ya están maltratados y gastados”.
Sin embargo cabe hacerse la pregunta porque se decidió colocar a las Momias Incas en el Hospital de San Andrés, una respuesta lógica seria simplemente, porque el Virrey Andrés Hurtado de Mendoza, fue un gran benefactor del mismo (Hampe 1982: 412). Además debemos considerar que el hospital era un centro de salud exclusivo para los ciudadanos españoles, consiguiéndose con esto que las momias estuvieran fuera de vista de la población nativa, lo cual hubiera significado mantener y/o conservar un cierto peregrinaje u adoración por parte de la población indígena hacia sus antepasados; caso contrario al restringir su observación solo para la población española, la cual los miraría solamente como unos objetos raros o curiosos.
Posteriormente hacia 1638, Antonio de la Calancha (1981: 219) confirma que las momias fueron enviadas por Polo de Ondegardo hacia el Hospital de San Andrés:
“los cuerpos que envió el Licenciado Polo a Lima en tiempo del primer Marqués de Cañete, y están en un corral del Hospital de San Andrés”.
Después de Calancha, los datos históricos permanecen en un largo silencio, pero a ciencia cierta se desconoce el lugar exacto, donde fueron enterradas las momias, asimismo tampoco hay ningún testimonio ocular de las mismas y se cree que fueron enterradas en algún lugar dentro del hospital. De fuentes editas del siglo XVIII no se conoce ningún dato en el que se haga mención a las momias de San Andrés, consideramos que una de las razones del porque se mantuvo silencio, fue tal vez debido al movimiento liderado por Tupac Amaru, el cual luego de su derrota y ejecución, trajo como consecuencia la prohibición por parte de la Corona Española, entre otras cosas de la lectura de los Comentarios Reales, la cual fue considerada como una literatura subversiva; asimismo se prohibió cualquier remembranza de culto, adoración, vestimenta del pasado Inca.
Excavaciones Arqueologicas en San Andrés
En 1876, los eruditos Teodorico Olaechea y José Toribio Polo abrieron una gran cripta en el Hospital de San Andrés en búsqueda de las momias, pero no encontraron ninguna huella de ellas. En 1937, aproximadamente unos cincuenta años más tarde, el historiador José de la Riva-Agüero efectuó excavaciones arqueológicas, pero en forma limitada dentro del hospital; pero tampoco halló nada. Desde ese entonces se ha asumido que la ubicación de las momias jamás será conocida o que tal vez se perdieron para siempre.
A partir del año 2000 y con apoyo de nuevas tecnologías (Radar penetrante de suelo) los arqueólogos Antonio Coello y Brian Bauer buscaron nuevamente en el Antiguo Hospital en pos de encontrar dichas momias. Lo que encontraron fue una antigua bóveda, de la época del primigenio Colegio de Medicina con muchos restos óseos. De las momias hasta el momento nada, pero faltan realizar aun más investigaciones.
Actual situación de los restos del Hospital
Hoy en día ya no es posible ingresar a San Andrés. La Beneficencia decidió alquilar el predio a unas personas con total desconocimiento del valor cultural del bien que estan manejando. Es así que la intención de ellos es hacer ahora unas galerías para albergar comercios (esta zona esta cercana al Mercado Central de Lima). De esa forma han logrado derribar algunos muros antiguos del Hospital y también han tapado con cemento el patio donde se encontró la bóveda. Cuando los representantes de la Beneficencia quisieron ingresar para verificar las modificaciones sobre su predio fueron tratados de manera agresiva y ni que decir de los investigadores que han querido constatar en si los daños, hay matones que no permiten el ingreso. ¿Por qué tanto misterio, tan poca transparencia con este acto que atenta contra un patrimonio cultural de la Nación? Obviamente la Beneficencia es cómplice también por alquilar el espacio con fines evidentemente comerciales, pero aquí hay muchas otras entidades involucradas. Para comenzar la Municipalidad de Lima que permite que se construya sobre un terreno declarado Monumento e intangible. Asimismo el INC que al parecer todavía no toma cartas en el asunto, debiéndolo hacer. Tal vez ellos dirán que no tienen el suficiente personal para hacer las supervisiones, pero si es así, ¿de que forma pretenden también custodiar el valioso patrimonio documental peruano que mediante el nefasto D.S. 0003-2010-ED ha pasado a sus manos?. Es una pena constatar que el Perú en materia cultural en vez de avanzar retrocedamos (en contraposición con el famoso slogan de este gobierno). Cuantos otros países ya quisieran tener reliquias como las nuestras y sin embargo acá se prefiere convertirlas en comercios o bienes con fines rentistas. No se dan cuenta que convirtiéndolo en Museo –como fue la intención de un grupo de médicos notables hace muy poco tiempo- podrían obtener no solo los dividendos económicos que tanto buscan sino también revalorarían un Monumento olvidado y que es muy importante en la historia de nuestra ciudad y nuestra patria.
(Nota del redactor: Agradecimientos a Antonio Coello por las notas históricas y arqueológicas que sirvieron para la elaboración de este post y también por permitirme visitar las instalaciones del Hospital hace más de un año, de cuya visita provienen buena parte de las imágenes que ilustran el video.)
http://summahistoriae.blogspot.com/2010/03/destruccion-del-primer-hospital-de.html
Imagenes de los restos del primer Hospital fundado en America: San Andrés.
Dejado al abandono y ahora a punto de ser convertido en galeria comercial.
Por:Rchuhue 01 de marzo de 2010