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lunes, 12 de septiembre de 2016

Reliquia de Santa Teresa de Calcuta en Lima - 2016


Visita de las reliquias de 
Santa Teresa de Calcuta

Relicario que guarda el cabello de la Madre Teresa de Calcuta,
hoy santa, canonizada por el Papa Francisco en el Vaticano.
Desde el 11 al 16 de Setiembre 2016




CRONOGRAMA

Domingo 11 de Setiembre
18:00 Santa Misa de Bienvenida

Lunes 12 de Setiembre
20:00 Película Madre Teresa / Salón Parroquial

Martes 13 de Setiembre
19:30 Misa Central en su Honor

Miércoles 14 de Setiembre
Después de la Misa de 06:00 pm Rezo del Triduo

Jueves 15 de Setiembre
Después de la Misa de 06:00 pm Rezo del Triduo

Viernes 16 de Setiembre
Después de la Misa de 06:00 pm Rezo del Triduo


CANASTA DE LA MISERICORDIA

Ayudemos a las madres de la Congregación 
de la santa madre Teresa de Calcuta en Lima,
quienes se encargan de cuidar niños y ancianos abandonados,
donando víveres no perecibles 
durante los días que estarán las reliquias en la Parroquia y depositar en la 
CANASTA DE LA MISERICORDIA
la cual estará ubicada cerca del altar.




Parroquia Santa Beatriz de Lince
Av. Militar 1812
Frente al parque Pedro Ruiz Gallo
Párroco: Pbro. Roy Cutire
Vicario: Pbro. Ciro Quispe

Sacerdotes Diocesanos

martes, 3 de septiembre de 2013

05.09 Teresa de Calcuta



MADRE TERESA EN LIMA. Lima, patria de santos, tuvo la gracia de acoger en siete ocasiones a Madre Teresa: el 6 de octubre de 1972, el 4 de octubre de 1973, el 26 de junio de 1974, el 30 de junio de 1975, el 14 de julio de 1977 y en 1986 y 1988. El 26 de octubre –a las 11 de la mañana- del 2003, una semana después de ser beatificada, Lima se unirá al alborozo de toda la Iglesia en la celebración de la Eucaristía en la Santa Iglesia Catedral. Felicitamos a las Misioneras de la Caridad (Avenida 28 de julio 2821, La Victoria, Lima-31, Tel.474.2534) y Misioneros de la Caridad (San Miguel) y nos unimos a su acción de gracias.

Discurso de la Madre Teresa de Calcuta, Fundadora de las Misioneras de la Caridad en el IV Congreso sobre la Reconciliación en Tiempos de Pobreza y Violencia. Lima-Perú 1989, como un Legado de Amor para América Latina:
"Pidámosle a Nuestra Señora, nuestra Madre, que nos dé un corazón lleno de amor, un corazón inmaculado, un corazón puro, un corazón lleno de humildad para que podamos recibir a Jesús, el Pan de Vida, amarlo como Ella lo ama a El, y seguirlo en su presencia oculta, en el más pobre de los pobres. Démosle gracias por su gran don de poder estar aquí todos juntos hoy día.
Leemos en el Evangelio que Dios amó tanto al mundo que envió a su Hijo a través de la Santísima Virgen María. Ella, al recibir a Jesús, fue de prisa a servir a su prima Isabel, primer acto de tierno amor de María hacia nosotros. Algo fuera de lo común sucedió cuando Nuestra Señora entro a la casa de Isabel: el niño aún no nacido saltó de gozo ante la presencia de Jesús. Muy extraño que Dios usase a un niño no nacido para proclamar la venida de Cristo. Sabemos las cosas que les están sucediendo a los niños no nacidos. ¡Como sus propias madres termina con la vida de ellos! El aborto se ha vuelto hoy el más grande destructor de la paz, del amor, de la verdad.
Leemos algo muy bello. La Biblia nos dice: "aunque tu madre se olvidase de ti, yo no podría hacerlo, pues te tengo grabado en la palma de mi mano". Jesús vino a traernos la Buena Nueva: ¡que Dios es amor!, ¡que El nos ama! ¡y que desea que nos amemos los unos a los otros como el nos ama! Jesús vino al mundo y nació como uno de nosotros, igual en todo excepto en el pecado. Para hacernos fácil el amor que debemos tener los unos a los otros, Jesús nos ha dicho: "lo que hagan por el más pequeño de los míos me lo hacen a mí". "Si dan un vaso de agua en mi nombre, a mí me lo dan, si ustedes reciben a un niño pequeño en mi nombre, me reciben a mí", y si hacemos eso Jesús nos dice: "vengan, benditos en mi Padre, y posean el Reino de Dios", "porque tuve hambre y me dieron de comer, no tenía mantas y me vistieron, no tuve hogar y me acogieron".
Y el hambre no es solamente de pan. ¡El hambre es de amor, de reconciliación! ¡Es tan hermoso saber que podemos amarnos unos a otros con el corazón puro, perdonando cada uno al otro! Jesús nos ha dicho algo muy bello: "Sus muchos pecados le han sido perdonados porque ha amado mucho". Si en verdad queremos tener reconciliación, tenemos que perdonarnos unos a los otros, porque el perdonar nos da un corazón puro, y el que tiene el corazón puro puede ver a Dios y puede amar con un amor puro como Dios nos ama.
Para enseñarnos lo bello que es el perdón, Jesús nos ha enseñado el Padrenuestro: "Perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden". La primera reconciliación la tenemos que hacer con Dios; su amor y su paz nos darán el coraje que necesitamos para reconciliarnos unos con otros y vivir en su amor. Por eso es muy importante la oración, porque el fruto de la oración es la fe, y el fruto de la fe es el amor, y el fruto del amor es el servicio y el fruto del servicio es la paz. Los actos de amor son siempre actos de paz. ¿Y dónde empieza este amor? En nuestra propia familia ¿Y cómo empieza? Rezando juntos. La familia que ora junta, permanece unida, y si permanece unida se amarán unos a otros como Dios los ama, y este amor los hará fuertes para poder amarse como Dios los ama.
Hace un tiempo, dos jóvenes vinieron a nuestra casa y me dieron bastante dinero. Yo les pregunté: "¿Dónde consiguieron tanto dinero?" Ellos dijeron: "Hace dos días nos casamos, y antes del matrimonio decidimos que no tendríamos trajes nupciales, ni celebraciones y le hemos traído el dinero". Y yo les pregunté "¿Cómo es que han hecho eso?" Y me dijeron: "Nos amamos tanto que queríamos compartir el gozo de nuestro amor con los pobres a los que ustedes sirven". ¿Alguna vez han experimentado el gozo de amar dando hasta que duela?
Hace una semanas, antes de venir, un señor llegó a nuestra casa con su pequeño hijo. Y el señor me dijo: "Mi hijo la quiere mucho a usted, Madre Teresa, y durante un mes no ha gastado su propina porque quiere hacerle un regalo para los pobres a los que usted ama tanto". Y el señor me dijo luego: "Me siento tan avergonzado delante de mi hijo. Yo también la quiero a usted, por eso he decidido que voy a dejar de fumar por un mes, no voy a beber por un mes y le voy a dar ese dinero a usted". Aquí están un padre y un niño juntos ofreciendo su amor en acción. No se trata de cuánto demos, sino de cuánto amor ponemos en lo que damos. Es por eso que es importante orar. Es importante tener un corazón limpio, porque un corazón limpio estará siempre lleno de amor, y el amor no puede mantenerse sin ser usado, tiene que transformarse en acción.
Como ustedes saben, nuestra congregación está completamente dedicada a servir a los más pobres de los pobres. La meta de nuestra congregación es saciar la sed de Jesús en la Cruz dando amor a los pobres, trabajando por la salvación y la santificación de los más pobres de los pobres. Es algo muy hermoso conocer y amar al pobre. Por eso es necesario conocerlos, amarlos y servirlos. Para poder lograrlo es necesario acercarnos y compartir con ellos el gozo del Amor.
No se si ustedes saben que en Lima tenemos una casa para los enfermos, los lisiados, los que no son amados, los abandonados; nos daría mucho gusto si alguna vez ustedes fuesen y compartiesen un poco de ese amor con ellos; son gente muy linda. Recientemente, hemos abierto casas para personas que sufren de SIDA; la mayoría de ellos son gente joven. Y la mayoría de ellos uno a uno muere, pero tienen una muerte muy hermosa, en paz con Dios. Un joven estuvo agonizando por tres días y no podía morir. La hermana le preguntó: "¿Qué cosa es lo que te preocupa?, ¿qué te duele?, ¿qué cosa es lo que te impide morir? Yo deseo ayudarte". Y el joven respondió. "Hermana, no puedo morir hasta que no le haya pedido perdón a mi padre". La hermana averiguó donde vivía el padre y lo trajo por avión a donde su hijo estaba. Fue una hermosa y viva realidad de la parábola del hijo pródigo. El padre que abraza a su hijo y perdona y el hijo que pide perdón: una viva reconciliación. Fue emocionante y reconfortante ver al joven encontrarse con la muerte lleno de paz con Dios. Oremos por estos jóvenes para que se pueda encontrar la medicina que los sane, pero especialmente oremos para que encuentren el coraje que necesitan para estar en paz con el Padre.
Quisiera pedirles que en esta linda ciudad de Lima no se encuentre un hombre, una mujer o un niño que no se sienta amado. Si alguna vez encuentran personas así abandonadas, que no tuvieran quien las sane, por favor, les pido que pongan su amor en acción y las lleven a las hermanas, donde serán muy bien atendidas y serán bien amadas.
También quiero agradecerles a los padres que nos han entregado a sus hijos para ser sacerdotes, sus hijas para ser vírgenes consagradas. Hasta ahora hemos sido bendecidas con muchas vocaciones pero siempre necesitamos más. Rezaré por ustedes para que en este amor que se tiene unos a otros crezcan en santidad; la santidad no es el lujo de unos cuantos, sino que es un deber sencillo para cada uno de nosotros, porque hemos sido creados a imagen de Dios, para amar y ser amados, y si queremos crecer en esa santidad, tengamos a Jesús en nuestros corazones y creceremos en amor y unidad.
Cuando vemos la Cruz, sabemos cuánto nos ama Jesús; cuando miramos el tabernáculo, sabemos cuánto nos ama Jesús ahora; por eso es que les pido que le pidan a sus párrocos que les den el gozo de la adoración al Santísimo, siquiera una hora a la semana, donde puedan acercarse en familia, en paz y en amor a gozarse del amor. La paz, el amor y el gozo permanecerán en Lima si oramos unos por los otros. Que Dios los bendiga."



Biografia:
http://www.vatican.va/news_services/liturgy/saints/ns_lit_doc_20031019_madre-teresa_sp.html



En 1982 y 1989 la Madre Teresa se reunió con los presidentes Fernando Belaúnde y Alan García, respectivamente. Consciente de que el terrorismo azotaba nuestro país, nos dejó el siguiente mensaje: “Voy a rezar para que ustedes, puedan amarse unos a otros. Pueden empezar por perdonar. Cuando uno perdona hay paz y donde hay paz reina el amor y la alegría”.
El Comercio Perú

domingo, 5 de septiembre de 2010

05.09: Aniversario de la marcha al cielo de Madre Teresa



El 5 de septiembre de 1997 los pobres de Calcuta lloraron la muerte de la pequeña monja que les sacó del infierno de la calle. Ese día, Madre Teresa de Calcuta murió en la India rodeada de las primeras monjas de la congregación.

Por: romereportsesp 03 de septiembre de 2010

viernes, 27 de agosto de 2010

Madre Teresa de Calcuta en el Peru - 1989

El Amor, Fuerza de la Reconciliación




Discurso de la Madre Teresa de Calcuta,
Fundadora de las Misioneras de la Caridad en el
IV Congreso sobre la Reconciliación en Tiempos de Pobreza y Violencia. Lima-Perú 1989




Pidámosle a Nuestra Señora, nuestra Madre, que nos dé un corazón lleno de amor, un corazón inmaculado, un corazón puro, un corazón lleno de humildad para que podamos recibir a Jesús, el Pan de Vida, amarlo como Ella lo ama a El, y seguirlo en su presencia oculta, en el más pobre de los pobres. Démosle gracias por su gran don de poder estar aquí todos juntos hoy día.
Leemos en el Evangelio que Dios amó tanto al mundo que envió a su Hijo a través de la Santísima Virgen María. Ella, al recibir a Jesús, fue de prisa a servir a su prima Isabel, primer acto de tierno amor de María hacia nosotros. Algo fuera de lo común sucedió cuando Nuestra Señora entro a la casa de Isabel: el niño aún no nacido saltó de gozo ante la presencia de Jesús. Muy extraño que Dios usase a un niño no nacido para proclamar la venida de Cristo. Sabemos las cosas que les están sucediendo a los niños no nacidos. ¡Como sus propias madres termina con la vida de ellos! El aborto se ha vuelto hoy el más grande destructor de la paz, del amor, de la verdad.
Leemos algo muy bello. La Biblia nos dice: "aunque tu madre se olvidase de ti, yo no podría hacerlo, pues te tengo grabado en la palma de mi mano". Jesús vino a traernos la Buena Nueva: ¡que Dios es amor!, ¡que El nos ama! ¡y que desea que nos amemos los unos a los otros como el nos ama! Jesús vino al mundo y nació como uno de nosotros, igual en todo excepto en el pecado. Para hacernos fácil el amor que debemos tener los unos a los otros, Jesús nos ha dicho: "lo que hagan por el más pequeño de los míos me lo hacen a mí". "Si dan un vaso de agua en mi nombre, a mí me lo dan, si ustedes reciben a un niño pequeño en mi nombre, me reciben a mí", y si hacemos eso Jesús nos dice: "vengan, benditos en mi Padre, y posean el Reino de Dios", "porque tuve hambre y me dieron de comer, no tenía mantas y me vistieron, no tuve hogar y me acogieron".
Y el hambre no es solamente de pan. ¡El hambre es de amor, de reconciliación! ¡Es tan hermoso saber que podemos amarnos unos a otros con el corazón puro, perdonando cada uno al otro! Jesús nos ha dicho algo muy bello: "Sus muchos pecados le han sido perdonados porque ha amado mucho". Si en verdad queremos tener reconciliación, tenemos que perdonarnos unos a toros, porque el perdonar nos da un corazón puro, y el que tiene el corazón puro puede ver a Dios y puede amar con un amor puro como Dios nos ama.
Para enseñarnos lo bello que es el perdón, Jesús nos ha enseñado el Padrenuestro: "Perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden". La primera reconciliación la tenemos que hacer con Dios; su amor y su paz nos darán el coraje que necesitamos para reconciliarnos unos con otros y vivir en su amor. Por eso es muy importante la oración, porque el fruto de la oración es la fe, y el fruto de la fe es el amor, y el fruto del amor es el servicio y el fruto del servicio es la paz. Los actos de amor son siempre actos de paz. ¿Y dónde empieza este amor? En nuestra propia familia ¿Y cómo empieza? Rezando juntos. La familia que ora junta, permanece unida, y si permanece unida se amarán unos a otros como Dios los ama, y este amor los hará fuertes para poder amarse como Dios los ama.
Hace un tiempo, dos jóvenes vinieron a nuestra casa y me dieron bastante dinero. Yo les pregunté: "¿Dónde consiguieron tanto dinero?" Ellos dijeron: "Hace dos días nos casamos, y antes del matrimonio decidimos que no tendríamos trajes nupciales, ni celebraciones y le hemos traído el dinero". Y yo les pregunté "¿Cómo es que han hecho eso?" Y me dijeron: "Nos amamos tanto que queríamos compartir el gozo de nuestro amor con los pobres a los que ustedes sirven". ¿Alguna vez han experimentado el gozo de amar dando hasta que duela?
Hace una semanas, antes de venir, un señor llegó a nuestra casa con su pequeño hijo. Y el señor me dijo: "Mi hijo la quiere mucho a usted, Madre Teresa, y durante un mes no ha gastado su propina porque quiere hacerle un regalo para los pobres a los que usted ama tanto". Y el señor me dijo luego: "Me siento tan avergonzado delante de mi hijo. Yo también la quiero a usted, por eso he decidido que voy a dejar de fumar por un mes, no voy a beber por un mes y le voy a dar ese dinero a usted". Aquí están un padre y un niño juntos ofreciendo su amor en acción. No se trata de cuánto demos, sino de cuánto amor ponemos en lo que damos. Es por eso que es importante orar. Es importante tener un corazón limpio, porque un corazón limpio estará siempre lleno de amor, y el amor no puede mantenerse sin ser usado, tiene que transformarse en acción.
Como ustedes saben, nuestra congregación está completamente dedicada a servir a los más pobres de los pobres. La meta de nuestra congregación es saciar la sed de Jesús en la Cruz dando amor a los pobres, trabajando por la salvación y la santificación de los más pobres de los pobres. Es algo muy hermoso conocer y amar al pobre. Por eso es necesario conocerlos, amarlos y servirlos. Para poder lograrlo es necesario acercarnos y compartir con ellos el gozo del Amor.
No se si ustedes saben que en Lima tenemos una casa para los enfermos, los lisiados, los que no son amados, los abandonados; nos daría mucho gusto si alguna vez ustedes fuesen y compartiesen un poco de ese amor con ellos; son gente muy linda. Recientemente, hemos abierto casas para personas que sufren de SIDA; la mayoría de ellos son gente joven. Y la mayoría de ellos uno a uno muere, pero tienen una muerte muy hermosa, en paz con Dios. Un joven estuvo agonizando por tres días y no podía morir. La hermana le preguntó: "¿Qué cosa es lo que te preocupa?, ¿qué te duele?, ¿qué cosa es lo que te impide morir? Yo deseo ayudarte". Y el joven respondió. "Hermana, no puedo morir hasta que no le haya pedido perdón a mi padre". La hermana averiguó donde vivía el padre y lo trajo por avión a donde su hijo estaba. Fue una hermosa y viva realidad de la parábola del hijo pródigo. El padre que abraza a su hijo y perdona y el hijo que pide perdón: una viva reconciliación. Fue emocionante y reconfortante ver al joven encontrarse con la muerte lleno de paz con Dios. Oremos por estos jóvenes para que se pueda encontrar la medicina que los sane, pero especialmente oremos para que encuentren el coraje que necesitan para estar en paz con el Padre.
Quisiera pedirles que en esta linda ciudad de Lima no se encuentre un hombre, una mujer o un niño que no se sienta amado. Si alguna vez encuentran personas así abandonadas, que no tuvieran quien las sane, por favor, les pido que pongan su amor en acción y las lleven a las hermanas, donde serán muy bien atendidas y serán bien amadas.
También quiero agradecerles a los padres que nos han entregado a sus hijos para ser sacerdotes, sus hijas para ser vírgenes consagradas. Hasta ahora hemos sido bendecidas con muchas vocaciones pero siempre necesitamos más. Rezaré por ustedes para que en este amor que se tiene unos a otros crezcan en santidad; la santidad no es el lujo de unos cuantos, sino que es un deber sencillo para cada uno de nosotros, porque hemos sido creados a imagen de Dios, para amar y ser amados, y si queremos crecer en esa santidad, tengamos a Jesús en nuestros corazones y creceremos en amor y unidad.
Cuando vemos la Cruz, sabemos cuanto nos ama Jesús; cuando miramos el tabernáculo, sabemos cuanto nos ama Jesús ahora; por eso es que les pido que le pidan a sus párrocos que les den el gozo de la adoración al Santísimo, siquiera una hora a la semana, donde puedan acercarse en familia, en paz y en amor a gozarse del amor. La paz, el amor y el gozo permanecerán en Lima si oramos unos por los otros. Que Dios los bendiga.
http://www.aciprensa.com

jueves, 26 de agosto de 2010

Madre Teresa de Calcuta: 100 años del nacimiento de la madre de los pobres



Considerada una de las mujeres más influyentes del siglo XX, la Madre Teresa de Calcuta dedicó su vida "a los más pobres de entre los pobres" con el lema "amar hasta que duela". Ahora se celebra en todo el mundo el 100 aniversario de su nacimiento.
Por:romereportsesp AMAR HASTA QUE DUELA

Madre Teresa di Calcutta. Centenario della nascita : la vita della Santa e la voce di Dio


Ho sentito

Ti ho trovato in tanti posti, Signore.
Ho sentito il battito del tuo cuore
nella quiete perfetta dei campi,
nel tabernacolo oscuro di una cattedrale vuota,
nell'unità di cuore e di mente
di un'assemblea di persone che ti amano.
Ti ho trovato nella gioia,
dove ti cerco e spesso ti trovo.

Ma sempre ti trovo nella sofferenza.
La sofferenza è come il rintocco della campana
che chiama la sposa di Dio alla preghiera.

Signore, ti ho trovato nella terribile grandezza
della sofferenza degli altri.
Ti ho visto nella sublime accettazione
e nell'inspiegabile gioia
di coloro la cui vita è tormentata dal dolore.

Ma non sono riuscito a trovarti
nei miei piccoli mali e nei miei banali dispiaceri.
Nella mia fatica
ho lasciato passare inutilmente
il dramma della tua passione redentrice,
e la vitalità gioiosa della tua Pasqua è soffocata
dal grigiore della mia autocommiserazione.

Signore io credo. Ma tu aiuta la mia fede.

Madre Teresa di Calcutta
***
Por:gioiafelice 21 de agosto de 2010

100-Madre Teresa de Calcuta: Una paloma en el Cielo-100


Calcuta conmemora los 100 años del nacimiento de la Madre Teresa

CALCUTA, India — Una misa solemne en Calcuta abrió este jueves la conmemoración del centenario del nacimiento de la Madre Teresa, la "santa de los pobres", que dedicó su vida a ayudar a los desheredados de las barriadas de esta ciudad superpoblada del este de la India.
La misa, presidida por el cardenal Telesphore Placidus Toppo, fue oficiada en la sede de la congregación de las Misioneras de la Caridad fundada por la Madre Teresa en 1950.
Durante la misa, a la que asistió un millar de personas, se leyó un mensaje del papa Benedicto XVI. Cientos de fieles estaban congregados en el exterior de la capilla por falta de espacio.
"Confío en que este año sea para la Iglesia y el mundo una ocasión de alegre gratitud hacia Dios por el inestimable don que la Madre Teresa hizo durante su vida y que sigue actuando a través del cariñoso e incansable trabajo de sus hijos espirituales", escribió el Papa. Al término de la celebración, sus sucesoras, Sor Nirmala y la actual presidenta de la congregación, Sor Prema, soltaron palomas en señal de paz y de compasión.
Calcuta inaugurará también el festival internacional de cine "Madre Teresa", con documentales y películas sobre su vida. Nacida en Skopje (Macedonia) el 26 de agosto de 1910, Madre Teresa, cuyo nombre era Agnes Gonxha Bojaxhiu, llegó como novicia a India en 1929 y consiguió la nacionalidad de ese país en 1951.
Tras una vida dedicada a los pobres, los enfermos y los moribundos de los barrios paupérrimos de Calcuta a partir de 1948, Madre Teresa recibió el premio Nobel de la Paz en 1979 y fue beatificada por Juan Pablo II en 2003.
Tres Estados de los Balcanes -Albania, Macedonia y Kosovo-, que reivindican una parte de la trayectoria de Madre Teresa, organizaron también homenajes. Cientos de personas de todas las edades acudieron este jueves de mañana al monumento a la Madre Teresa erigido en una gran plaza de Tirana que lleva su nombre, para poner unas rosas rojas.
"Madre Teresa merece respeto y estoy orgullosa de que tenga los mismos orígenes que yo", dijo Tea, una estudiante de 20 años, vestida de blanco y azul para homenajear a la religiosa, fallecida en 1997 en Calcuta. Todas las calles de Tirana estaban decoradas con banderitas blancas y azules, retratos y banderolas con citas de la Madre Teresa, considerada como "el honor de la nación albanesa".
"Lo que importa no son las celebraciones, sino el mensaje de Madre Teresa, que debe servir de símbolo de paz a todos los albaneses", explicó a la AFP Suzana Turku, viceministra de Cultura. Por otro lado, cientos de personas, entre ellas altos representantes del Estado albanés y de las demás comunidades religiosas, participaron en una gran misa en la Catedral de Madre Teresa en Vau i Dejës-Laç (110 km al norte de Tirana).
También estaban previstas exposiciones de fotografías y pintura, y un concierto de la orquesta nacional, según la viceministra albanesa de Cultura. El servicio albanés de correos puso en circulación este jueves una serie completa de sellos por el aniversario del nacimiento de la religiosa, según su director, Arqile Gorea.
Por Sailendra Sil (AFP)
http://www.google.com/hostednews/afp/article/


26.08 Mensaje del Papa por el centenario del nacimiento de Madre Teresa

CIUDAD DEL VATICANO, jueves 26 agosto 2010 (ZENIT.org).- Publicamos a continuación el texto que Benedicto XVI ha enviado a sor Mary Prema Pierick, superiora general de la congregación de las Misioneras de la Caridad, con ocasión del ocasión del centenario del nacimiento de la Beata Teresa de Calcuta, celebrado este jueves.


Le envío cordiales saludos a usted y a todas las Misioneras de la Caridad al inicio de las celebraciones del centenario del nacimiento de la Beata Madre Teresa, fundadora de vuestra orden y modelo ejemplar de virtud cristiana. Confío en el hecho de que este años será para la Iglesia y para el mundo una ocasión de gratitud ferviente hacia Dios por el don inestimable que Madre Teresa ha sido en el transcurso de su vida y que sigue siendo a través de la obra amorosa e incansable que lleváis a cabo vosotras, sus hijas espirituales.
Para prepararos a este año, habéis buscado acercaros aún más a la persona de Jesús, cuya sed de almas se extingue gracias a vuestro ministerio por Él en los más pobres de entre los pobres. Habiendo respondido con confianza a la llamada directa del Señor, Madre Teresa dio ejemplo excelente ante el mundo de las palabras de san Juan: “Queridos míos, si Dios nos amó tanto, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. Si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros y el amor de Dios ha llegado a su plenitud en nosotros” (1 Jn 4, 11-12).
Que este amor siga inspirándoos, Misioneras de la Caridad, para donaros generosamente a Jesús, quien veis y servís, o lo que es lo mismo, a los pobres, a los marginados y a los abandonados. Os animo a beber con constancia de la espiritualidad y del ejemplo de Madre Teresa y, siguiendo sus huellas, a acoger la invitación de Cristo: “Venid y sed mi luz”. Participando espiritualmente en las celebraciones por el centenario, con gran afecto en el Señor, imparto de todo corazón a as Misioneras de la caridad y a todos aquellos que servís, mi paternal Bendición Apostólica.


[© Copyright 2010 - Libreria Editrice Vaticana, traducción del italiano por Inma Álvarez]
http://www.es.catholic.net/



Papa felicita a las Misioneras de la Caridad en el centenario del nacimiento de Madre Teresa

* El Papa ha pedido a las Misioneras de la Caridad que continúen el trabajo de Madre Teresa de Calcuta, en este día, 26 de agosto, en el que se celebra el cenetenario de su nacimiento.

Por: Romereports.com

jueves, 19 de agosto de 2010

Madre Teresa de Calcuta,

LOS PRINCIPALES EVENTOS DEL CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE MADRE TERESA

Misas, oraciones, novenas, simposios para conocer mejor su vida e inspirarse en ella

CALCUTA, jueves 19 de agosto de 2010 (ZENIT.org).- Los preparativos para el centenario del nacimiento de la Madre Teresa de Calcuta (Skopje, 26 de agosto de 1910- Calcuta, 5 de septiembre de 1997) siguen su curso.
Las congregaciones religiosas fundadas por la beata, así como las Iglesias particulares del mundo celebran este aniversario con eucaristías, vigilias de oración, novenas y simposios con el tema común Dios nos ha creado para cosas más grandes: amar y ser amados.
Como preparación, las misioneras de la Caridad y el Centro Madre Teresa de Calcuta han difundido un texto que invita a reflexionar sobre la vida de la beata y sobre lo que ella ha aportado a la Iglesia y al mundo.
Tomando su ejemplo -se lee en el documento-, personas de distintas creencias han empezado a experimentar que sólo el don de sí mismo es capaz de satisfacer el aliento vital presente en cada criatura: un aliento vital espiritual que tiende a la relación con Dios y pasa por el amor al prójimo.
En este sentido, el texto cita el magisterio de Benedicto XVI en la Deus caritas est : “Amar al prójimo es también una vía para encontrar a Dios” (n. 16) porque “en el más pequeño, encontramos al mismo Jesús y en Jesús encontramos a Dios” (n. 15).
También recuerda las palabras que Juan Pablo II pronunció en un discurso con motivo del tercer aniversario de la muerte de Madre Teresa: “Ella ha encarnado el amor que Jesús indicó como signo distintivo a sus discípulos: 'En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros'” (Jn 13,35).
Por otra parte, el texto destaca el carácter “cotidiano” del amor de Madre Teresa, un amor alimentado con pequeños gestos, oportunidades ofrecidas a todos para llevar consuelo en los sufrimientos, la soledad, el desánimo en todo lugar y toda circunstancia, comenzando por su propia familia, con el objetivo de transmitir al prójimo el amor de Dios.
A sus hermanas, la beata les resumió la vocación universal al amor de esta manera: “Todos nosotros estamos llamados a la perfección de la caridad: la santidad no es un lujo de unos pocos, sino sencillamente un deber para cada uno de nosotros”.
Finalmente, el texto evoca el pasaje de un discurso pronunciado por Benedicto XVI el 10 de febrero de 2007 durante un encuentro con las Misericordias de Italia y los donantes de sangre: “En el Juicio final -afirmó el Papa-, Dios nos preguntará si hemos amado no de una manera abstracta, sino concreta, con hechos (cf. Mt 25, 31-46)... Al final de nuestra vida, le gustaba repetir a san Juan de la Cruz, seremos juzgados sobre nuestro amor”.

Nacida de padres albaneses originarios de Kosovo, la beata será homenajeada el 26 de agosto en Skopje, en la República ex-yugoslava de Macedonia, con una sesión en el parlamento macedonio, seguida de la presentación del Premio nacional Madre Teresa.
Por la tarde, se celebrará una misa solemne a las 18 horas en la catedral del Sagrado Corazón, presidida por el arzobispo de Belgrado, monseñor Stanislav Hočevar.
También se abrirá al público una exposición de fotografías realizadas por el artista croata Zvonimir Atietić en la Casa del Memorial Madre Teresa. Las celebraciones en Macedonia se alargarán hasta el final de este año 2010.
En Albania, está prevista una peregrinación nacional en su honor el 26 de agosto, a la catedral de Vau-Dejës, en la diócesis de Sapa, con una liturgia eucarística presidida por el arzobispo de Durres-Tirana, monseñor Rrok Kola Mirdita, y concelebrada por el nuncio apostólico en Albania, monseñor Ramiro Moliner Inglés, y por todo el episcopado local.
Kosovo, que ha proclamado el año 2010 Año de Madre Teresa, rendirá homenaje a la beata el 5 de septiembre, día de su fiesta litúrgica, consagrándole una iglesia santuario en Prístina.
La construcción de esa iglesia comenzó en 2003 a petición del obispo local, monseñor Sopi, y del presidente Rugova, y ha concluido siendo administrador apostólico de Kosovo monseñor Dodë Gjergji.
En Roma, el vicario general de Su Santidad para el Estado de la Ciudad del Vaticano, el cardenal Angelo Comastri, presidirá una misa en la basílica de San Lorenzo en Damasco, a las 19 horas.
En ella, participarán las congregaciones religiosas y las comunidades de vida contemplativa fundadas por la beata presentes en Roma, así como los voluntarios, benefactores y las personas acogidas en los conventos romanos.
La celebración estará precedida por la inauguración de una exposición de fotografías tituladaBeata Teresa de Calcuta, vida, obras, mensaje, organizada en el Palacio de la Cancillería.
Con motivo de su fiesta litúrgica, la iglesia de San Gregorio en Celio acogerá diversas iniciativas espirituales: una vigilia de oración el sábado 4 de septiembre y una liturgia eucarística el domingo 5 de septiembre, celebrada por el prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, el cardenal Ivan Dias.
También se celebrarán liturgias y novenas en otras ciudades de Italia (Turín, Génova, Bolonia, Florencia, Nápoles, Reggio, Calabria, Palermo, Cagliari,...) y de Europa, entre ellas Madrid, Barcelona, París, Copenhague y Munich.
En la India, donde Madre Teresa llegó en 1929 y donde pasó gran parte de su vida, las celebraciones empezaron el 17 de agosto con una novena en todas las parroquias de la arquidiócesis de Calcuta, sede de la Casa madre de las Misioneras de la Caridad.
Allí, el centenario se abrirá oficialmente el 26 de agosto con una celebración eucarística presidida por el arzobispo de Ranchi, el cardenal Telesphore Toppo.
En Nueva Delhi, un programa cargado de iniciativas incluirá un simposio sobre la beata Madre Teresa y dos espectáculos de danza y teatro, previstos entre los días 23 y 31 de agosto, por iniciativa de la Conferencia Episcopal India y con la colaboración de la UNESCO.
También en Nueva Delhi, tendrá lugar la conmemoración pública de este centenario el sábado 28 de agosto, en presencia del presidente indio Pratibha Devisingh Patil.
Este encuentro dará lugar a la presentación oficial de una moneda acuñada con la imagen de la beata por el Estado indio, que ha querido proclamar el 26 de agosto Día nacional de los huérfanos, como signo de reconocimiento a Madre Teresa y a su obra con las pequeñas víctimas de la soledad y el abandono.

ZS10081903 - 19-08-2010
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Madre Teresa de Calcuta

CUANDO MADRE TERESA ME SERVÍA EL DESAYUNO

En el próximo centenario de su nacimiento, recuerdos de una mujer muy especial

Por Renzo Allegri
ROMA, jueves 19 de agosto de 2010 (ZENIT.org).- En muchas partes del mundo están en marcha manifestaciones para recordar el centenario del nacimiento de Madre Teresa de Calcuta, que cae el 26 de agosto. Grandes ceremonias en India, en Calcuta, donde vivió la mayor parte de su existencia terrena y donde está sepultada, en Albania, donde nació, y en todas partes, son numerosísimas las pequeñas iniciativas, a nivel popular, en las parroquias y en las asociaciones de voluntariado, sobre todo organizadas por jóvenes, para recordar esta extraordinaria figura.
Con el Padre Pío y Juan Pablo II, Madre Teresa ha sido una de las personas que han marcado profundamente la historia del cristianismo de nuestro tiempo. Padre Pío, con la llama de su altísima experiencia mística; Juan Pablo II con el viento impetuoso de la acción y de los continuos viajes apostólicos; Madre Teresa con el amor, desnudo y absoluto, hacia los últimos. Sus actos, sus enseñanzas, sus ejemplos han tocado a creyentes y no creyentes, y siguen estando vivos.
Todos aquellos que conocieron a Madre Teresa conservan recuerdos extraordinarios. Sobre todo las personas que vivieron junto a ella. Pero también los periodistas que se acercaron a ella por trabajo. Nosotros los periodistas, gracias a nuestra profesión, nos encontramos, y no raramente, con los personajes más dispares. Durante cuarenta años trabajé como enviado especial para grandes semanarios y conocí y entrevisté a una muchedumbre sin fin de personas famosas: artistas, políticos, científicos, campeones deportivos, divos del espectáculo, protagonistas de noticias luctuosas, asesinos y también santos.
Entre los “santos” estuvieron Padre Pío, Madre Teresa, Juan XXIII, pero también otros, como Juan Pablo II, Madre Esperanza, Giorgio La Pira, Marcello Candia, fray Cecilio Cortinovis y otros. Sobre todos escribí artículos y también libros. De todos conservo recuerdos especiales, porque estas personas tienen un carisma irresistible y una vez conocidos es imposible olvidarles. Representan la vida en su acepción esencial y eterna, y transmiten esperanzas que sobreasan las barreras del tiempo. De todos, el recuerdo más vivo es el ligado a Madre Teresa.
Por una serie de extrañas coincidencias, mantuve con ella diversos encuentros, largas conversaciones, viajes en coche. Puedo decir que tenía por ella un afecto profundo, y ella me demostraba una benevolencia tal que yo juzgaba amistad, y mi superficial vanidad me empujó a veces a aprovecharme de ella, pidiendo incluso favores que ya desde el principio yo mismo consideraba “imposibles”. Y sin embargo, en su infinita bondad, la Madre encontraba siempre la forma de contentarme.
Increíble. Estoy seguro de que todos aquellos que se han acercado a Madre Teresa han constatado esta amorosa disponibilidad suya. Era ciertamente una gran santa pero al mismo tiempo una mujer de una sensibilidad humana tan deliciosa, de una bondad de ánimo tan grande, que se sentía triste si no conseguía contentar a quien le pedía algo.
He escrito muchos artículos sobre Madre Teresa, y algunos libros. Ahora, para el centenario de su nacimiento, he recogido un pequeño volumen, editado por la casa [italiana] Editrice Ancora, algunos recuerdos y sobre todo “las palabras” que la Madre me regaló en los diversos encuentros. No le gustaba mucho hablar. Pero cuando lo hacía, era extremadamente fascinante, con ese modo suyo esencial e incisivo de exponer sus pensamientos. Hablaba preferiblemente a través de imágenes. Sus razonamientos eran una secuencia de hechos que llevaban a una conclusión inevitable.
Mi libro se titula Madre Teresa mi ha detto [Madre Teresa me dijo, n.d.t.]. Título pretencioso. Quizás sólo quien vivió largo tiempo junto a la monja de Calcuta podría usar un título de este tipo para un libro, y no es mi caso. Yo conocí a Madre Teresa, la entrevisté varias veces, pero nada más. Pero, como he dicho antes, precisamente y solo por su benevolencia, me sentía muy cercano a ella y ese título, “Madre Teresa me dijo”, refleja una extraordinaria realidad.
En 1965, leyendo un libro de Pier Paolo Pasolini, encontré algunas líneas dedicadas a Madre Teresa, a quien el escritor había encontrado durante un viaje suyo a la India. El hecho de que Pasolini hubiese quedado muy impresionado por la monja, me llenaba de curiosidad. Decidí que debía encontrar y entrevistar a aquella hermana. Lo conseguí tras una espera de quince años. Pero no se trató de una entrevista. Fue el principio de una serie de encuentros.
Los aspectos que me impresionaron en seguida en ella fueron una grandísima sensibilidad humana y una bondad sin límites. Yo era un periodista cualquiera, en la práctica un pesado que le hacía perder el tiempo. Pero incluso cuando me entretenía en preguntas quizás inútiles y a veces poco pertinentes, nunca vi en su cara la más mínima señal de contrariedad.
Cuando estaba en Roma, y le pedía verla, me citaba en el pequeño convento del Celio, donde está la Casa madre de las monjas fundadas por ella, las Misioneras de la Caridad. Decía: “Le espero mañana por la mañana a las cinco y media”. A esa hora, en el pequeño convento, estaba la Misa reservada a las monjas y la Madre deseaba que, antes de hablar conmigo, nos encontrásemos unidos en la oración. Llegaba puntual y encontraba, en la puertecita del convento, una hermana que me esperaba y me acompañaba a la capillita. Seguía la Misa junto a la Madre, que estaba arrodillada en el suelo, en el fondo de la capillita. Para mí, en cambio, hacía preparar un reclinatorio cómodo y también una silla. Desde mi sitio podía observar a todas las hermanas y también a la Madre, que no hacía precisamente nada especial. Estaba acurrucada sobre sí misma, casi formando una bola, y estaba concentrada en la oración silenciosa como si yo no existiese. Pero precisamente desde aquella postura de anulación incluso física, transmitía una potente energía e infinitas consideraciones que largas conversaciones no habrían sido capaces de sugerir.
Después de la Misa, la hermana que me había acogido me acompañaba a un cuartito del convento, adonde de modo infalible, poco después, llegaba la Madre con una bandeja para el desayuno. Madre Teresa me servía el desayuno. No permitía que lo hiciera una de sus monjas, quizás aquella que me había acogido a la puerta del convento. Quería hacerlo ella. La primera vez yo estaba confuso e intenté impedírselo, diciendo que no tenía hambre, que por la mañana no comía nunca. Pero ella intuyó mi turbación y no hubo forma de detenerla. Me servía con un conmovedor amor maternal. Café, leche, mermelada, tostadas. Se preocupaba de que comiese. Y aquellas atenciones suyas hablaban más que las entrevistas. Después, terminado el desayuno, me concedía su tiempo. Yo tomaba mis apuntes con las preguntas, encendía la grabadora y ella respondía.
Volviendo a escuchar aquellas conversaciones, me doy cuenta de que mis preguntas eran a veces estúpidas, inútiles, superficiales, pero ella siempre respondía con calma llevando la conversación a temas importantes o señalando, en ciertos hechos, el aspecto en el que se concentraba la enseñanza.
Como dije, cuando le había tomado una cierta confianza, le pedí también algunos favores poco pertinentes con su estado de religiosa.
Un día le pedí si aceptaba ser madrina en un bautismo. En Navidad de 1985, Al Bano, el famoso cantante de Puglia, se había convertido en padre por tercera vez: una niña, Cristel. Somos muy amigos, desde el principio de su carrera. Fui también testigo de bodas en su boda con Romina Power y él fue padrino de uno de mis hijos. Una amistad que, con el tiempo, se ha convertido casi en una parentela. En mayo de 1986, Cristel tenía ya cinco meses y aún no estaba bautizada. Sabía que Al Bano tenía una fe religiosa concreta y sólida. Le pregunté por ello por qué no había bautizado aún a la niña. Me dijo que seguía postergando la fecha del bautismo porque no quería que el rito religioso se transformase en una algarada, con fotógrafos y periodistas, como había pasado en su matrimonio. Buscaba una ocasión para una ceremonia religiosa privada, y me pidió que le ayudara a organizarla, quizás en Roma. Lo hice de buen grado. Hablé con el obispo eslovaco monseñor Pavel Hnilica. Una persona extraordinaria, un santo también él, amigo de Madre Teresa, había sido él quien me la presentó. Pedí a monseñor si podía bautizar a la hija de mi amigo. Y le pedí también si sería posible tener a Madre Teresa como madrina. “No lo creo”, dijo el obispo. “Pero te aconsejo que se lo pidas directamente, es una mujer imprevisible”. La Madre estaba en Roma. Junté valor y se lo pedí. Me miró seria, y luego respondió: “Como religiosa, no puedo tomar esta responsabilidad jurídica. Pero puedo ser su madrina espiritual”. Y así sucedió. El bautizo se celebró en la capilla privada del obispo. A la niña se le pusieron los nombres de Cristel, Maria Chiara y Teresa. Sólo había un fotógrafo presente y las imágenes se distribuyeron después gratuitamente por todo el mundo, incluso en Japón.
Dos años después, en agosto de 1988, algunos amigos me hablaron de una historia muy conmovedora. Una joven pareja de un pueblecito cerca del Lago Bracciano, había tenido cinco gemelos. Como sucede a menudo en estos casos, los pequeños fueron mantenidos durante bastante tiempo en la incubadora. En la práctica, se salvaron por el amor grandísimo de sus padres y por los cuidados de los médicos. Cuando finalmente salieron del hospital, se pensó en el bautizo. “Hay que hacer una gran fiesta”, decían los amigos de la pareja. Uno me pidió que organizara algo para atraer la atención de los periódicos. Pensé en Madre Teresa. Estaba seguro de que, conociendo la historia, habría aceptado. Y así fue. La ceremonia se llevó a cabo en la pequeña iglesia de Santa Maria de Galeria. Cada uno de los cinco gemelitos tenía su padrino, como prevé la Iglesia, pero todos tuvieron a Madre Teresa de Calcuta como “madrina espiritual”. La Madre, aunque llena de compromisos, dedicó media jornada a ese bautizo. Se hizo acompañar al lago Bracciano y participó en toda la ceremonia. Los periódicos naturalmente escribieron, publicaron fotografías, y hubo gran fiesta.
Cuando pienso en Madre Teresa, la imagen que se me viene en seguida a la mente es a ella en oración. La primera vez que viajé en coche con ella, tuve el honor de sentarme a su lado. Debíamos trasladarnos desde la vía Casilina, en la periferia de Roma, donde hay una casa de las Misioneras de la caridad, al Vaticano, donde la Madre iba a ser recibida por el Papa. Habíamos hablado largo rato esa mañana y nos habíamos retrasado. Subimos al coche. Conducía el hermano de monseñor Hnilica. El obispo se sentó junto a su hermano y yo junto a Madre Teresa.
El coche partió con gran velocidad porque teníamos prisa, llegábamos tarde. No se podía en absoluto hacer esperar al Papa. Madre Teresa miraba desde la ventanilla. Su rostro estaba sereno. Después de un momento, la Madre nos pidió que rezáramos con ella. Se hizo el signo de la cruz, de un bolsillo de su sari sacó un rosario. Oraba en voz baja, con voz sumisa, recitando el Padrenuestro y las Avemaría en latín. Nosotros rezábamos con ella.
El coche aceleraba nervioso en el tráfico caótico e intenso. A veces frenaba bruscamente, daba volantazos, arrancaba imperioso, agarraba las curvas de forma temeraria, era abordado por otros coches, impacientes y agresivos, que lanzaban amenazas con penetrantes golpes de cláxon. Yo estaba agarrado al manillar y miraba con preocupación al conductor, muy bueno pero imprudente. Madre Teresa, en cambio, estaba absorta en la oración, y no se daba cuenta de nada.
Acurrucada en su asiento, estaba hablando con Dios. Tenía los ojos semicerrados. El rostro arrugado, doblado sobre el pecho, estaba transfigurado. Parecía casi que emanara luz. Las palabras de la oración salían de sus labios, precisas, claras, lentas, casi como si se detuviera a saborear el significado de cada una de ellas. No tenían la cadencia de una fórmula continuamente repetida, sino la frescura del diálogo, de una conversación viva, apasionada. Parecía que la Madre hablara realmente con una presencia invisible.
Un día le pregunté, de repente: “¿Tiene miedo de morir?” Estaba en Roma desde hacía algunos días. La había visto un par de veces y había ido a saludarla porque volvía a Milán. Ella me miró como si quisiera entender la razón de mi pregunta. Creí que había hecho mal en hablar de la muerte e intenté corregir el tiro. “La veo descansada”, dije. “Ayer, en cambio, me parecía muy cansada”. “He descansado bien esta noche”, respondió. “En los últimos años usted ha sufrido intervenciones quirúrgicas muy delicadas, como la del corazón: debería cuidarse, viajar menos”. “Me lo dicen todos, pero yo tengo que pensar en la obra que Jesús me ha confiado. Cuando ya no sirva más, será Él quien me detenga”.
Y cambiando de tema, me preguntó: “¿Dónde vive?”. “En Milán”, respondí. “¿Cuándo vuelve a casa?”. “Espero que esta misma noche. Quisiera tomar el último avión, así mañana, que es sábado, puedo estar en familia”. “Ah, veo que usted es feliz de volver a casa, con su familia”, dijo ella sonriendo. “Llevo fuera casi una semana”, respondí para justificar mi entusiasmo”. “Bien, bien”, añadió. “Es lógico que usted esté contento. Va a encontrar a su mujer, a sus niños, a sus seres queridos, su casa. Es justo que sea así”.
Permaneció aún unos momentos en silencio, y después, volviendo a la pregunta que le había hecho, prosiguió: “Yo estaría contenta como usted si pudiese decir que me muero esta noche. Muriendo me iría a casa yo también. Iría al paraíso. Iría a ver a Jesús. Yo he consagrado mi vida a Jesús. Convirtiéndome en monja, me he convertido en la esposa de Jesús. Todo lo que hago aquí, en la tierra, lo hago por amor a él. Por tanto, al morir, volvería a casa. Donde mi esposo. Además, allí, en el paraíso, encontraría también a todos mis seres queridos. Miles de personas han muerto entre mis brazos. Son ya más de cuarenta años que dedico mi vida a los enfermos y a los moribundos. Yo y mis hermanas hemos recogido por las calles, sobre todo en la India, miles y miles de personas agonizantes. Las hemos llevado a nuestras casas y las hemos ayudado a morir serenas. Muchas de esas personas han expirado entre mis brazos, mientras yo les sonreía y acariciaba sus rostros temblorosos. Por eso, cuando muera, encontraré a todas estas personas. Están allí y me esperan. Nos quisimos en esos momentos difíciles. Hemos seguido queriéndonos en el recuerdo. Quién sabe qué fiesta me harán al verme. ¿Cómo puedo tener miedo a la muerte? Yo la deseo, la espero porque me permitirá finalmente volver a casa”.
En general, en las entrevistas, y también en las conversaciones, Madre Teresa era concisa, daba respuestas breves y veloces. En aquella ocasión, para responder a aquella extraña pregunta mía, había afrontado un auténtico discurso. Y mientras decía esas cosas, sus ojos brillaban con una serenidad y una felicidad sorprendentes.
[Traducción del italiano por Inma Álvarez]

ZS10081904 - 19-08-2010
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Breve biografía de la Madre Teresa de Calcuta
(Agnes Gonxha Bojaxhiu; (26 de agosto de 1910, Uskub, Imperio otomano (actual Skopje,República de Macedonia) - Calcuta, 1997) Religiosa albanesa, nacionalizada india. Nacida en el seno de una familia católica albanesa, la profunda religiosidad de su madre despertó en ella su vocación de misionera a los doce años. Siendo aún una niña, ingresó en la Congregación Mariana de las Hijas de María, donde inició su actividad de asistencia a los más necesitados.
A los dieciocho años abandonó para siempre su ciudad natal y viajó hasta Dublín para profesar en la Congregación de Nuestra Señora de Loreto. Como quería ser misionera en la India, embarcó hacia Bengala, donde cursó estudios de magisterio y eligió el nombre de Teresa para profesar. Ejerció como maestra en la St. Mary's High School de Calcuta hasta 1948, año en que obtuvo la autorización de Roma para dedicarse al apostolado en favor de los pobres.
En 1950 la Madre Teresa de Calcuta fundó la Congregación de las Misioneras de la Caridad, aprobada en 1965 por Pablo VI. Las integrantes de esta congregación, que debían sumar a los votos tradicionales el de la dedicación a los «más pobres de entre los pobres», lograron una rápida implantación en la India y en otros casi cien países del mundo; por su parte, la fundadora se movilizó contra el aborto y la eutanasia, en consonancia con la doctrina pontificia de Juan Pablo II.
n 1972 la Madre Teresa de Calcuta recibió el Premio de la Fundación Kennedy, y en 1979, el Premio Nobel de la Paz, cuya dotación económica donó a los pobres. En 1986 recibió la visita de Juan Pablo II en la Nirmal Hidray o Casa del Corazón Puro, fundada por ella y más conocida en Calcuta como la Casa del Moribundo. Tras superar numerosos quebrantos de salud, falleció el 5 de septiembre de 1997 víctima de un paro cardíaco. Miles de personas de todo el mundo se congregaron en la India para despedir a laSanta de las Cloacas. Fue beatificada en 2003 por Juan Pablo II.
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