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jueves, 9 de octubre de 2014

El Papa, el Sínodo y esos jóvenes que ya no se casan


El Papa, el Sínodo y esos jóvenes que ya no se casan

La disminución de los matrimonios por la Iglesia es una realidad que parece haber desaparecido de los debates de estos últimos días. Francisco habló al respecto en una entrevista

ANDREA TORNIELLI
CIUDAD DEL VATICANO


Papa Francisco no olvida a los jóvenes. Y tiene en mente a todos esos, muchísimos, que prefieren convivir en lugar de casarse. Lo dijo en referencia al Sínodo sobre la familia en un diálogo con Joaquín Morales Solá, publicado ayer por el periódico argentino “La Nación”. «La familia es un elemento tan precioso, tan importante para la sociedad y para la Iglesia… Ha habido mucho énfasis sobre la cuestión de los divorciados. Un aspecto que, sin duda, será discutido. Pero, para mí, otro problema también importante son las nuevas costumbres de los jóvenes. Los jóvenes no se casan. Es la cultura de esta nuestra época. Así, muchos jóvenes prefieren convivir sin casarse. ¿Qué debería hacer la Iglesia? ¿Expulsarlos de su seno? ¿O, en cambio, acercarse a ellos, comprenderlos y tratar de llevarles la Palabra de Dios? Yo estoy por esta última posición».


Lo que parece haber desaparecido de ciertos debates que se han llevado a cabo en estas últimas semanas sobre la indisolubilidad del matrimonio (que ninguno de los padres sinodales pretende poner en duda) es la realidad de la disminución drásatica de los matrimonios por la Iglesia. En Milán, por citar un ejemplo, en los primeros meses de este año, de los 1.329 matrimonios que hubo, uno de cada tres se celebró con una ceremonia religiosa (374), mientras poco menos de mil parejas (955) se casaron por lo civil. En uno de cada cuatro casos, uno de los cónyuges había tenido una experiencia de matrimonio anterior. La edad promedio de los que se casan es muy alta: 37 años para los hombres y 33 para las mujeres, contra los 32 y 29 años de 1991. En la ciudad de Milán son solteros son más del doble que las parejas.


Es evidente que frente a este fenómeno, detenerse a condenar, a rememorar los tiempos pasados o a puntualizar cuestiones doctrinales no es suficiente; se corre incluso el riesgo de llegar a ser contraproducente. La Iglesia no puede no tomar en consideración los procesos que se han desarrollado durante los últimos cuarenta años, limitándose a acusar la cultura de nuestros días sin preguntarse por qué se han vuelto tan frágil la capacidad para ofrecer el testimonio de la belleza de la familia.


En la homilía de ayer, Bergoglio recordó que «los malos pastores cargan sobre los hombros de la gente pesos insoportables», que no deberían llevar. Su perspectiva sobre el Sínodo es la de una mirada atenta y compasiva sobre la experiencia real de las familias, incluso de las familias heridas o “irregulares”. Evangelizar significa ser capaces de acoger, de estar cerca y de comprender. Una actitud que viene antes de la lista de las reglas y de los preceptos. En este sentido, Francisco no tiene como objetivo cambiar la doctrina de la indisolubilidad, sino pide a toda la Iglesia que cambie su mirada, para que esté más atenta a las experiencias de las personas y para tener más serenidad a la hora de anunciar el Evangelio de la misericordia.


En la entrevista con “La Nación”, el Papa respondió también a una pregunta sobre el libro de los cinco cardenales que se oponen a la propuesta de Kasper sobre los sacramentos a los divorciados que han contraído nuevas nupcias: «No me ha preocupado. Todos llevarán un aporte».


También lea:


III ASAMBLEA GENERAL EXTRAORDINARIA - Octubre 2014


SÍNODO DE LOS OBISPOS

III ASAMBLEA GENERAL EXTRAORDINARIA

LOS DESAFÍOS PASTORALES
DE LA FAMILIA
EN EL CONTEXTO
DE LA EVANGELIZACIÓN

INSTRUMENTUM LABORIS

Ciudad del Vaticano
2014

I PARTE
COMUNICAR EL EVANGELIO DE LA FAMILIA HOY


II PARTE
LA PASTORAL DE LA FAMILIA FRENTE
A LOS NUEVOS DESAFÍOS


III PARTE
LA APERTURA A LA VIDA
Y LA RESPONSABILIDAD EDUCATIVA

CONCLUSION

+

Oración a la Santa Familia

Jesús, María y José
en vosotros contemplamos
el esplendor del verdadero amor,
a vosotros, confiados, nos dirigimos.

Santa Familia de Nazaret,
haz también de nuestras familias
lugar de comunión y cenáculo de oración,
auténticas escuelas del Evangelio
y pequeñas Iglesias domésticas.

Santa Familia de Nazaret,
que nunca más haya en las familias episodios
de violencia, de cerrazón y división;
que quien haya sido herido o escandalizado
sea pronto consolado y curado.

Santa Familia de Nazaret,
que el próximo Sínodo de los Obispos
haga tomar conciencia a todos
del carácter sagrado e inviolable de la familia,
de su belleza en el proyecto de Dios.

Jesús, María y José,
escuchad, acoged nuestra súplica.

Amén.

Ver con detalle:



El Sínodo de octubre 2014

El obispo de Amberes (Bélgica), Monseñor Bonny, ha escrito recientemente un documento a modo de preparación para el Sinodo sobre la familia en el contexto de la evangelización que se celebrará en Roma entre el 5 y el 19 de octubre. Su texto es lúcido, valiente, discreto y, sobre todo, muestra toda la sabiduría del que ha estado involucrado en la pastoral y se ha dejado interpelar por ella. En varios momentos de su presentación narra casos que ha encontrado con frecuencia entre sus feligreses y plantea preguntas muy pertinentes para quienes tienen que transmitir la gracia del evangelio y la esperanza del Reino.

Ahora bien, su texto propone una posición que, como la del cardenal Kasper, aboga por escrutar los signos de los tiempos dejando que sea la experiencia de las familias la que hable en el Sínodo. De hecho, si lo recordamos, hace varios meses (noviembre del 2013) el Papa Francisco lanzó un cuestionario sobre el tema de la familia con la finalidad de preparar este Sínodo. A partir de los resultados de esta encuesta una comisión ha elaborado el documento de trabajo Instrumentum laboris. Como se explica en este documento, los temas aparecidos son tan amplios que la temática se ha tenido que dividir en dos. Por lo tanto el trabajo comienza ahora, pero deberá seguir en otra reunión en el 2015.

¿Que puede observarse a partir del Instrumentum laboris? De alguna manera se evidencia una tensión entre la dogmática y la pastoral, es decir entre lo que la Iglesia propone y lo que viven las familias de a pie. El Obispo de Amberes y el Cardenal Kasper lo hacen notar, pero sobre todo lo pone en evidencia el documento de trabajo que han tenido que leer todos los obispos que participan en el Sínodo.

¿Cómo resolver este hiato, esta separación entre dogmática y pastoral, que podría seguir ahondándose en lo sucesivo? Por el momento, entre los obispos (que se reunirán en el Sínodo junto con otros especialistas) hay dos posiciones muy claras: hay quienes proponen reinterpretar la dogmática a la luz de la pastoral (en esta línea se encuentran Bonny y Kasper, por ejemplo) y hay quienes niegan que exista contradicción entre estos dos ámbitos. Entre quienes defienden esta posición se encuentran cinco importantes cardenales de la Iglesia como el cardenal Müller. Ellos acaban de publicar un libro que lleva por título algo así como Permanecer en la verdad de Cristo y comunicón en la Iglesia Católica.

Pero esto no es un partido de fútbol, y por lo tanto, no se trata de hacer barra al mejor equipo. Para entender este antagonismo conviene dejar de lado los clásicos esquemas socio-políticos que dividen el mundo eclesial entre progresistas y conservadores. El Cardenal Müller, por ejemplo, ha sido considerado muchas veces como progresista y, sin embargo, escribe un libro que parece oponerse a los progresistas. Este clasico esquema socio-político me parece demasiado rígido para comprender matices que son propios de una realidad institucional como esta. Y sólo quisiera dar tres pistas para acercarse al Sínodo pensando en el antagonismo descrito antes.

En primer lugar, este antagonismo sólo puede ser favorable para permitir el advenimiento del Espiritu. Nada más alejado del Espíritu que una mole monolítica en la que las cosas están resueltas de antemano. La garantía de que habrá discernimiento verdadero es que no haya acuerdo antes de empezar. Lo que hemos leído en estos dias, hace pensar, por lo tanto, que existe un sincero deseo de buscar.

En segundo lugar, este antagonismo aparece por primera vez en el medio de un diálogo que ha comenzado por escuchar a los creyentes de a pie, a aquellos que están envueltos en las exigencias de vivir el evangelio en el día a día de su ser padres y madres. Todos esperamos los frutos de este diálogo.

En tercer lugar, este antagonismo no debería suponer un endurecimiento de las posiciones, sino el desarrollo de profundas investigaciones sobre el tema con la ayuda de especialistas laicos y con el soporte de las ciencias humanas (historia, exégesis bíblica y patrística, filosofía, teología y ciencias sociales). Dar opiniones, sin consideraciones de fondo primero, sería una pérdida de tiempo y de la oportunidad que nos da el Papa Francisco.

Publicadas por Rafael Fernández Hart, SJ a la/s 15:11





Siete palabras claves del Sínodo de los obispos
Publicado el 7/10/2014 por Conferencia Episcopal de Colombia
Conoce siete palabras claves para entender el desarrollo de la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos.



«Puede haber más amor cristiano en una unión irregular que en una pareja casada por la Iglesia»

Entrevista con el padre Adolfo Nicolás, superior general de los jesuitas, sobre el Sínodo de la familia

GIACOMO GALEAZZI
CIUDAD DEL VATICANO

«Puede haber más amor cristiano en una unión canónicamente irregular que en una pareja casada por la Iglesia». El padre Adolfo Nicolás, superior general de los jesuitas, atraviesa a pie la entrada vaticana del “Petriano” con un portafolio negro en la mano. Se lee el lema de los jesuitas escrito en árabe: “Para mayor gloria de Dios”. El llamado “papa negro”, que guía a 18 mil religiosos de 112 naciones, cree que «el Sínodo está completando el Concilio».

¿Será actualizada la moral familiar?

La discusión, libre y franca, se está dirigiendo hacia un cambio, la adecuación pastoral a la realidad de los tiempos de hoy. Es un signo histórico, porque en estos años ha habido fuerzas que han tratado de hacer retroceder a la Iglesia con respecto a la gran estación conciliar.


Y, ¿en cuanto a la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar?

No se puede impedir que el Sínodo discuta al respecto, como habrían querido algunos. Los obispos no fueron convocados para insistir en ideas abstractas a golpes de doctrina, sino para buscar soluciones a cuestiones concretas. Es muy significativo que el Papa y muchos padres sinodales hayan hecho referencia en sus intervenciones a los textos del Concilio. También el cardenal Martini, hasta el final de sus días, esperaba que la que se expresara fuera esa Iglesia que escucha.


Los “conservadores” dicen que la doctrina está en peligro…

No es correcto absolutizar. Por ejemplo, el caso de las uniones de hecho. No quiere decir que si existe un defecto todo esté mal. Es más, hay algo bueno en donde no se daña al prójimo. Francisco ha insistido al respecto: “Todos somos pecadores”. Hay que alimentar la vida en todos los ámbitos. Nuestra tarea es acercar a la gente a la gracia, y no rechazarla con preceptos. Para nosotros, los jesuitas, es una práctica cotidiana. Lo sabe muy bien la Inquisición.


¿Cómo?

Nuestro fundador, San Ignacio de Loyola, fue sometido ocho veces al examen de la Inquisición después de haber hablado de escuchar al Espíritu. Entonces, como ahora, para nosotros cuenta más el Espíritu, porque viene de Dios con respecto a las reglas y a las normas, que, en cambio, vienen de los hombres. Lo que necesitan la moral familiar y sexual es dulzura y fraternidad. No se trata de dividir, sino de armonizar. No se puede evangelizar a las personas a golpe de Evangelio. Solo la decisión de concentrarse en Cristo nos salva de estériles disputas, de las controversias ideológicas abstractas. Las lagunas y las imperfecciones no invalidan la entereza de la evolución de la familia en la sociedad de las últimas décadas. Si hay algo negativo, no significa necesariamente que todo sea negativo.