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Domingo de Ramos con Maria 2018

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Domingo de palmas con Maria 2018

jueves, 14 de octubre de 2010

14.10 San Juan Ogilvie SJ


SAN JUAN OGILVIE, S.J.
1579-1615
Mártir
Fiesta: 14 de Octubre


Juan Ogilvie nace en la nobleza el año 1579, en Banffshire, Escocia. Su familia es calvinista, pero de niño lo envían a estudiar al continente. Allí abrazó la fe católica con la ayuda del P. Cornelio van den Steen. Estudió en el Colegio de los Escoceses de Lovaina y en otras escuelas. Ingresó en la Compañía de Jesús el 5 de noviembre de 1599 y recibió la ordenación sacerdotal en París el año 1610.
Pidió con insistencia y logró ser enviado a su patria. Después de un breve apostolado, fue apresado a traición en Glasgow y atrozmente torturado por el "delito" de atestiguar tenazmente el primado del Romano Pontífice en materia espiritual. Fue fiel hasta el final, siendo martirizado el 10 de marzo de 1615.
Fue canonizado por S.S. Pablo VI, el 17 de octubre de 1976.
Meditacion
SAN JUAN OGILVIE, recordar tu vida es ver al primer mártir de la orden jesuita en Escocia. El calvinista Knox había hecho de este país, tu patria, una furibunda presbiteriana. Odio al papismo y a la religión católica. Tu padre no fue católico, sino calvinista, dignatario de la corte de María Estuardo, y temía que tu madre, quien sí era católica, influyese en tus convicciones religiosas. Por eso, a los trece años de edad, te envía fuera del país, a Bélgica. Pero los caminos de Dios son siempre sorpresivos. Ya que fue precisamente aquí, en donde entras en contacto con la religión católica, y luego de pasar por una fuerte agonía de dudas e indecisión, decides hacerte católico. Siendo un joven lleno de entusiasmo e idealismo, sientes el llamado a extender esta fe que acabas de abrazar, por lo que pides ingresar a la Compañía de Jesús. Después de un exilio que duró 22 años, regresas por fin a Escocia, tu patria, con un nombre supuesto y fingiendo ser capitán. Pasas por un período de disfraces, escondrijos, misas en clandestinidad, arriesgados auxilios espirituales a los diezmados fieles, hasta que una traición te puso en manos del arzobispo protestante Spottiswood y en la cárcel. Aquí fuiste sometido a las torturas más refinadas. No podías estar ni de pie ni echado. Pero a pesar de los dolores no pierdes en ningún momento el buen sentido del humor escocés, que siempre te caracterizó. Logras escribir una relación sobre tu arresto y las torturas, la que más tarde, salió de los muros de la cárcel. Te ofrecieron la libertad a condición de que renuncies a tu fe católica pero te negaste. Por fin, fuiste condenado a morir ahorcado por no querer renunciar al catolicismo ni denunciar a tus compañeros en la fe. Mueres, por así decirlo, con una sonrisa en los labios.


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