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PAPA Robert : LEON XIV y ESCUDO Pontificio 2025

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viernes, 11 de marzo de 2016

11.03 Misa al V.P. Francisco del Castillo SJ


Venerable Padre Francisco del Castillo S J

Podría ser el primer sacerdote peruano en llegar a los altares.

Iniciador del Sermón de las Tres Horas y que se propago por todo el mundo desde Lima

Misa - Pro Beatificación

Todos los 11 de cada mes  

Iglesia de San Pedro de Lima

Hora 6.30 pm.



TESTIGO DE SANTIDAD en la COMPAÑÍA DE JESÚS.

Por orden de sus Provinciales, debió escribir su Autobiografía, que es hoy la fuente principal para conocer su vida de oración, dones místicos, su devoción a María y su espíritu apostólico.
A principios de 1673, cayó enfermo y fue trasladado al Colegio San Pablo, donde murió el 11 de abril llorado por todo el pueblo de Lima.

Su fama de santidad obligó al P. Provincial a pedir en 1674 que se iniciara su proceso de beatificación. En 1677 se abrió la información de 138 testigos, entre ellos 3 obispos y 53 religiosos de distintas órdenes. Se abrieron otros Procesos en Chucuito, Huancavelica, Trujillo y Yanacocha.

El Proceso de beatificación, interrumpido por la Supresión de la Compañía, fue reanudado en 1912.

398/399 pp



Autobiografía del V. P. del Castillo - XXVI

AUTOBIOGRAFÍA DEL PADRE CASTILLO - XXVI


XXVI

        Jueves, a diez y siete de Octubre, viernes diez y ocho y sábado diez y nueve de 1669, se celebró en la Capilla real de Palacio la: fiesta de la Asunción de Nuestra Señora titular de la Capilla de Nuestra Señora de los Desamparados; fiesta que se había trasferido por haberse comenzado a derribar la Capilla para la novena que·entonces se celebró. Todos los tres días, mañana y .tarde estuvo descubierto el Santíssimo Sacramento y la santa y devota imagen de la Virgen de los Desamparados Santíssima; con mucho adorno y música en la Capilla, y con muy lucido, devoto y numeroso concurso. El jueves, por la mañana; cantó la misa el Padre Jacinto de León de la Compañia de Jesus; Rector entonces del Noviciado de San Anthonio, y predicó el Padre Antonio Lainez, muy docta e ingeniosamente; asistiendo su Excelencia en la capilla, mañana y tarde; el día sigüiente, viernes, hizo la fiesta· el Excelentíssimo Señor Conde de Lemos, y dijo por la mañana la misa cantada el Padre Luis Jacinto de Contreras, Provincial entonces de esta Provincia. Dos días antes de la fiesta; por la tarde, cuando vistieron a la Santíssima Virgen, bajaron sus Excelencias a la Capilla trayendo el Excelentíssimo Señor Conde de Lemos la saya y manto de la Santíssima Virgen y el vestido del niño en el azafate de plata que dió su Excelencia para este efecto, y la Excelentíssima Señora Condesa de Lemos, el demás adorno, con mucha curiosidad, y un corazón con una S y clavo pequeño de oro en señal de la esclavitud, y del amor y devoción cordial que su Excelencia profesa y tiene con esta Soberana Señora y Reina y Madre de los Desamparados Santíssima. Asistieron sus Excelencias todo el tiempo que estuvieron vistiendo a la Santíssima Virgen, hasta subir el Excelentíssimo Señor Conde de Lemos sobre el altar y ayudar a colocar y poner en su trono a esta Soberana Señora y Reina y haciendo de sacristán su Excelencia, a quien muy bien va, pagando aquesta gran Madre y Señora nuestra aqueste tierno afecto y. cordial devoción.

A dos de Noviembre de 1669, sábado por la mañana, se derrumbó un pedazo del cimiento que en la capilla nueva de la Virgen de los Desamparados Santíssima estaban haciendo, acabándose de apartar y salir de dentro los oficiales y los peones, con que milagrosamente no peligró y murió ninguno.

A nueve de Noviembre del mismo año, sábado por la mañana, acabándose de apartar de junto a una grande y alta pilca [1] (52) de adobes el indio que echaba arena en la dicha obra de la Santíssima Virgen, cayó toda la dicha pilca en el suelo, sin que al indio, ni a otros hiciese daño, lo cual se tuvo por gran misericordia y milagro de la Virgen de los Desamparados Santíssima.


A 23 Y 27 de Noviembre de 1669, estando yo en el aposento y retiro de la antigua Capilla, que estaban al lado derecho del altar mayor de Nuestra Señora de los Desamparados, en donde vivía yo entonces, cuando se comenzó la nueva Capilla de Nuestra Señora, levantando los ojos y poniéndolos en el Santo Christo de la Agonía, que entonces estaba guardado en dicho retiro, sentí interiormente en mi alma una virtud, amor y fuerza atractiva con que el santo y devoto Christo me llevaba el alma, el corazón y el afecto; así, corrÍase mi alma, avergonzábase y confundía de que Christo Nuestro Redentor y Señor la amase, habiendo sido tan mala y conociendo no tener en sí cosa buena, sino mentira y pecados. Parecíale a mi alma, y sentía quando le proponía y decía esto a su Magestad, que Christo Señor Nuestro le respondía y decía, que los amores y los regalos que su Magestad soberana le hacía era para mostrar y manifestar, y para que resplandeciese más en mi alma su amor, su infinita-misericordia y piedad.

A 6 de Diciembre de 1669 se derrumbó un pedazo del cimiento que para la nueva Capilla de Nuestra Se­ñora de los Desamparados se estaba entonces haciendo, y si hubiera caído antes que levantasen de obra a las doce, hubieran quedado quizás sepultadas seis o siete personas dentro.

A·11 de Diciembre de 1669 fuimos a vivir en Palacio y a asistir y servir en él a la Virgen de los Desamparados Santíssima; a petición del Excelentíssimo Señor Conde de Lemos y por mandato expreso de la obediencia, dos Padres y dos Hermanos. A 23 de Diciembre de 1669 se acabaron los cimientos de la nueva Capilla de Nuestra Señora de los Desamparados, habiendo precedido los milagros que están escritos.

A 27 de Diciembre de 1669, habiendo yo entrado a la Capilla real de Palacio, por la tarde, a las 4 a dar los puntos para el Ejercicio santo de la oración mental, que los de la Escuela del Santíssimo Crucifixo de la Agonía tienen los viernes, por la tarde del año, y de la Cuaresma jueves, tuve aviso de que a una esclava morena cogieron estando huída y llevaron a su amo los cuadrilleros, estando ella para irme a buscar primero, para que yo la llevase y apadrinase; habiendo encerrado a esta pobre esclava sus amos, que son muy devotos de Nuestra Señora de los Desamparados y recelosa de algún castigo, se dio en la garganta con un instrumento de hierro, juzgando que con quitarse la vida concluiría con sus trabajos, no advirtiendo ni ponderando que se seguían y le aguardaban otros mayores y eternos. Otro esclavo que tuvo noticia de esto no se atrevió a decirle nada a su amo, también receloso de algún castigo, con que estuvo la pobre esclava desde las doce del día hasta las cuatro de la tarde, con la herida en la garganta; a esta hora fué cuando tuve noticia de esto, atropellando por la distribución y clausura que se tiene en los exercicios en que actualmente estaba, y por la asistencia en la Capilla y Escuela el día .que hay oración, fuí luego a la más extrema necesidad, que era el socorrer a aquella alma desamparada; entré en la casa de la morena, halléla, gracias a nuestro gran Dios y Señor, con vida, cuando temía y recelaba yo hallarla muerta y quizás en el mayor desamparo y castigo eterno de los infiernos; díjome la causa de su desgracla, que era el temor del castigo, díjele que diese muchas gracias a Dios de no estar en el infierno y haberle dado vida hasta entonces, preguntéle la causa de esto, y me respondió, que cuando se dió con el instrumento de hierro sintió que por detrás le detenían las manos, con que fué al soslayo la herida y no penetró ni prosiguió a quitarse la vida, diciendo que la Santíssima Virgen de quien era devota la había librado, y luego supe y hallé que tenía al cuello un rosario, con que el demonio quedó burlado. Yo traté lo primero luego de la verdadera cura del alma confesándola y consolándola muy a gusto y satisfacción, que es el principal y verdadero remedio y la cura más eficaz, y luego le curó el cirujano la herida de la garganta con esperanzas ciertas de vida, con que me volví muy consolado y gozoso a casa, por ver burlado al demonio quando entendió salir con ganancia, y por ver las misericordias y maravillas con que socorre y ampara la Santíssima Virgen a sus devotos.
A 17 de Febrero de 1670, por la mañana, cayó un lienzo del taller que está detrás de la capilla mayor de la Capilla nueva de Nuestra Señora de los Desamparados, que estaban haciendo, y siendo el lugar en donde cayó pasaje tan frecuentado, cayó la pared a tiempo en que no pasaba ninguno, lo cual se tuvo por gran milagro de la Santíssima Virgen Nuestra Señora. Llegándose un hombre a mí en esta ciudad de Lima, a pedirme un día por la mañana le confesase, y diciéndole que volviese después y le confesaría, porque las ocupaciones no me daban lugar entonces, se despidió de mí el hombre, y apenas entró en la plaza cuando en la esquina del Cabildo de la ciudad le halló otro hombre, diciendo cómo lo había conocido en tal pueblo fuera de Lima, y también a su mujer y familia, y haciéndosele muy amigo le convidó a que fuese a almorzar con él; lIevóle a-la calle de los Bodegones, y entrando en una pulpería almorzaron; habiéndose acabado el·almuerzo le pidió al convidado el otro que fuese con él al Callao, pero reconociendo entonces el convidado que aquello parece tiraba a estorbarle la confesión que había quedado de hacer, y que tanto deseaba en su corazón para salir del tormento y continuo· remordimiento y tristeza en que estaba, no quiso admitir la propuesta de acompañarle al Callao, con que quedó burlado el demonio y sin el interés del almuerzo que pretendía; a la noche volvió el demonio con terribles sugestIones, miedo y empacho de sus pecados y con desmayos y sudores grandes del cuerpo a querer estorbarle la confesión, pero no salió con la suya tampoco entonces, porque me volvió a buscar otra vez el hombre y me pidió que le confesase; dejé todo cuanto tenía que hacer entonces por acudir a esta buena obra, y no enviar a aquel pobre penitente desconsolado, comenzé a confesarlo generalmente, pero apenas hubo comenzado la confesión quando comenzó a temblar todo y estremecerse con un copioso sudor de rostro, que cualquiera juzgara que se moría sin poder hablar ni articular una palabra tan sola; entendí, y penetré el ardid del demonio luego, y así mandé al penitente que solo me respondiese, agasajándole y confortándole para no errar y acertar la cura, comenzéle a hacer con amor y blandura algunas preguntas, con las cuales descubrí en su corazón una madriguera de pecados muy feos y graves que causaban al penitente muy gran empacho y temor y apenas los pronunció y echó por boca todos cuando se deshizo aquella tormenta, quedando el penitente con grande paz y tranquilidad en su corazón y libre de las astucias y esclavitud del demonio; acabó su confesión general con grande consuelo mío por haber ganado y dado aquella alma a Dios.

Publicadas por Enrique Rodríguez  SJ … a la/s 12:56 p.m.  




Autobiografía del V. P. Del Castillo - XXV

AUTOBIOGRAFÍA DEL PADRE CASTILLO - XXV


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xxv


A siete de Junio de 1669, sábado por la tarde, se echaron los cordeles para la nueva Capilla de Nuestra Señora de los Desamparados. Este día a las tres de la tarde, habiendo el Excelentíssimo Señor Conde de Lemos venido a la Capilla de Nuestra Señora de los Desamparados, y hecho oración delante de la Santíssima Virgen, que estaba descubierta este día, salió el Señor Virrey a la plazuela de dicha Capilla, y habiendo visto echar los cordeles, tomó Su Excelencia una barreta en las manos y comenzó el primero a barretear en el lugar en donde se ha de hacer el altar mayor de la Santíssima Virgen, acción que edificó mucho a los que se hallaron presentes; luego se fué Su Excelencia a rezar el rosario en Santo Domingo, de donde se volvió Su Excelencia a la Capilla de Nuestra Señora de los Desamparados a despachar los negocios de la dicha Capilla de esta gran Reina.

Una noche, antes de esta función, teniendo el Maestro de la obra de esta Capilla, que se llama Manuel de Escobar, los dibujos, la planta y forma de la Capilla de la Santíssima Virgen de los Desamparados, juntos con otros papeles sobre un escritorio que estaba sobre una mesa dentro de su aposento, dixo el·dicho·Maestro y afirmó a su Excelencia y a mi, que a medianoche vió entrar un perro o mono o un animal muy feroz, y que se llegó al escritorio, y dejando los otros papeles arrebató el papel en que estaba dibujada la Capilla de la Santíssima Virgen, y cogiendo con los dientes le sacó tres bocados y echó en el suelo, en donde por Ia mañana lo halló el maestro, sin haber hallado los tres bocados para pegarlos. Tanto como esto aborrece el demonio este Santuario, aun pintado. Este caso contó el dicho maestro públicamente la tarde en que echó los cordeles, y yo ví el dibujo y dicho papel después remen­dado.

A 22 de Junio de 1669, sábado por la mañana, no se juntaron de limosna para la misa cantada de la Santíssima Virgen y para gastos de la Capilla, si no es quatro pesos tan solamente, con que no había ni aun para pagar la música; hallábame con otros obras también de que la Capilla de la Santíssima Virgen necesitaba. Este día, a las siete de la noche, estando yo en la capilla de la Santíssima Virgen, me avisaron cómo el Señor Inquisidor don Cristóbai de Castilla, electo entonces Obispo de Huamanga, entrava en la Capilla de la Santíssima Virgen; extrañé en aquella hora la visita de su Ilustríssima, díjome el Señor Ollispo el mnotivo de ella, diciendo que allí me llevaba doscientos pesos que la Señora Condesa de Santisteban le había escrito a su Señoría diese en nombre de su Excelencia a Nuestra Señora de los Desamparados, por haber amparado en sus trabajos a su Excelencia, y así me los llevó luego el señor Obispo y los entró por medio de uno de sus criados.

A 29 de Junio de 1669, sábado por la tarde, día del glorioso Apóstol San Pedro, se puso la primera piedra. en el cimiento de la nueva Capilla de la Santíssíma Virgen de los Desamparados; este día amaneció derrumbado por un lado el cimiento, lo cual se puede tener por milagro de la Santíssima Virgen, porque si hubiera sucedido a la tarde, al tiempo de poner la primera piedra, sucediera una gran desgracia y peligraran algunas vidas como pudo también·suceder otra tarde;·si la Virgen Santíssima no guardara a tres o cuatro que estaban dentro un cimiento que estaban abriendo, y se derrumbó. Este día por la tarde, bendijo la primera piedra con mucha solemnidad y con las ceremonias acostumbradas el Padre Luis Jacinto de Contreras, Provincial de esta Provincia, llevó la piedra y la puso en su lugar el Excelentíssimo Señor Conde de Lemos, asistido de toda la Real Audiencia y del Ilustre Cabildo de esta ciudad;·verificándose la profesía del Venerable Padre Fray Pedro Urraca de que había de venir·un señor Virrey que había de acresentar y fomentar mucho las cosas de esta Capilla de Nuestra Señora de los Desamparados Santíssima.


Medalla actual de plata de Nuestra Señora de los Desamparados en el anverso y el reverso la  imagen de san Jose.

Entre las varias monedas que pusieron dentro de la piedra se puso una imagen de plata de Nuestra Señora de los Desamparados y otra del Patriarca gloriosíssimo San Joseph, cuyos nombres pusieron a la Capilla, y una lámina grande de plata encima con las siguientes palabras, escritas con letras góticas, y grabadas en dicha lámina:

Regente Ecclesiam Beatissimo Papa Clemente Nono. Hispaniarum Rege Carolo Secundo, sed gubernante pro eo adhuc subtutrice Serenissima Regina Mariana Áustriaca eius genitrix. Regnorum Novi Mundi in Peruvio clavem tenente Excmo. Principe et prorege rneritiss. D. D. Petro Fernandez de Castro et Borja, Comité de Lemos. Pastore vigilantiss. et Illmo. Presule D. D. Pedro de Villagomez Archiepiscopo Limensi. Universae Societatis Jesu Praeposito Generali Rmo. P. Joanne Paulo Oliva. Provinciae Peruanae eiusdem Societatis R. P. Ludovico Hiacintho de Contreras. Et Rectore Colegii D. Pauli P. Ignacio de las Roelas. Virginis Mariae Derelictorum faustricis nuncucati. Die 29 Junii Principi Apostolorum sacro Petro inquam Petra super quam aedificata est Ecclesia. Anno Domini M. D. V. L. X. I. X.

            Habiéndose puesto la piedra y acabado las ceremonias, entraron todos en la Capilla de la Santíssima Virgen, a dónde se cantó el Te Deum laudamus y las letanías de la Santíssima Virgen, a que asistió el Señor Virrey Audiencia y Cabildo de la ciudad.

A 3 de Julio de 1669, sábado a medio día, alcabando de salir del cimiento la gente de la galera que trabajaba, se derrumbó un lado del cimiento, que si huhiera caído antes, y cogiera la gente debajo, las mata. En otra ocasión, destechando la Capilla antigua, cayó una viga y dió con grande fuerza en la puerta, arrancando tres clavos de ella, que a haber dado la viga en tierra hubiera muerto a tres que estaban debajo de ella, lo cual todos atribuyeron a accidente, favor y milagro de la Santíssima Virgen. Hallándome un día en extrema necesidad para los gastos de la Capilla de la Virgen de los Desamparados, me dijo don Iñígo Vásquez de Acuña, estándole visitando en su casa, sin haberle dicho yo nada, que enviase yo a su casa cuando quisiese por doscientos pesos que tenía de limosna que darme, para lo que yo dispusiese y determináse en servicio de la Virgen Santíssima Nuestra Señora.

Sábado, a 14 de Setiembre, día de la Exaltación de la Santa Cruz de 1669, se depositó la santa y devota imagen de Nuestra Señora de los Desamparados, y el Santíssimio Sacramento en la Capilla de Palacio, hasta que se le acabase la nueva Capilla y casa a la Santíssima Virgen, por cuya devoción cordial y amor la quiso llevar a Palacio el Excelentíssimo Señor Conde de Lemos, haciendo grandes finezas y extremos de amor cordial y afecto; para esto, previniendo su Excelencia el hospedaje al Rey y Reina del cielo y tierra, con un ornamento entero de blanca y de rica tela, y la Excelentíssima Señora Condesa de Lemos con un vestido de raso blanco para la Virgen Santíssima, bordado de seda y oro y matices, que se ha apreciado en seiscientos pesos, y con un azafate de plata y caja muy curiosa y muy rica de ébano y de marfil, en que su Excelencia tiene guardado en su oratorio los vestidos y mantos de esta gran Reina· y madre de Desamparados y desvalidos; la cual comenzó a pagar, desde luego, el hospedaje que estos príncipes le habían hecho, con muy felices y alegres nuevas de España, de la llegada de las dos armadas a un mismo tiempo, la de España a Cartagena y la del Perú a Panamá, y con otras buenas nuevas de Chile, y con el felicíssimo parto que la Excma. Señora Condesa de Lemos tuvo a 19 de Setiembre, día de San Januario, en que parió (como deseaba su Excelencia) una niña. Así ha comenzado a pagar la Virgen de los Desamparados Santíssima el Hospedaje que le ha hecho en Palacio a esta Gran Reina, y espero irá continuando la paga con repetidas mercedes y beneficios a estos piadosos príncipes.

A primero de Octubre, martes, día de San Francisco de Borja, en la tarde, de 1669, por orden y mandado de la obediencia, y a petición del Excelentíssimo Señor Conde de Lemos, fuí padrino y tuve en los brazos en el baptisterio a la Señora Doña Rosa de Santa María de la Concepción, Francisca, Januaria de San Ginés, Alberta, Ana, Joseph, hija del Excelentíssimo Señor Conde de Lemos, a la cual baptizó el Ilustríssimo y Reverendíssimo Señor Doctor Don Pedro de Villagómez, Arzobispo de esta ciudad de los Reyes, en la Iglesia Cathedral, y siendo en el dicho baptismo madrina la Señora Doña María Alberta, hija también del Excelentíssimo Señor Conde de Lemos. Habiéndose acabado el baptismo, volvió el Señor Virrey acompañando a la niña baptizada a Palacio, con uno de los mayores concursos y más lucido y más noble acompañamiento que se ha visto en baptismos en esta ciudad. Entrando el acompañamiento en Palacio, fué pasando por la capilla que está en medio de dos patios, la cual Capilla real estaba muy adornada y aderezada, y descubierta la hermosa y devota imagen de los Desamparados Santíssima; luego que entró su Excelencia y la niña recién baptizada en la dicha Capilla real, comenzaron a cantar los cantores el Te Deum laudamus, con arpa y órgano y demás instrumentos músicos. El Excelentíssimo Señor Conde de Lemos que estaba en la peana del altar, de rodillas, me dió y me puso en los brazos la niña que habían acabado de baptizar, para que yo la ofreciese a la Santíssima Virgen, y así, habiendo yo tenido en los brazos la niña la puse sobre el altar de la Santíssima Virgen para que le echase su bendición y comenzase a correr por su cuenta, acción que enterneció mucho a los que estuvieron presentes entonces.
A once de Octubre, en la noche, comenzando a dormir, a la media noche comenzó mi alma a dar muchos vuelos con fervorosos actos de amor de Dios y con grandes júbilos y dulzuras del corazón, los cuales afectos y regalos atribuí al haberme aquel día mortificado en no comer ni probar un regalo que me podía dar mucho gusto, dejándolo en reverencia y memoria de la sagrada pasión y muerte de Cristo Señor Nuestro.

Publicadas por Enrique Rodríguez  SJ … a la/s 12:56 p.m.  




Autobiografía del V. P. Del Castillo - XXIV

AUTOBIOGRAFÍA DEL PADRE CASTILLO - XXIV

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XXIV


               A 2 de Mayo de 1668, estando yo de noche durmiendo sentí que daba vuelos mi alma, con actos fervorosos de amor divino y mui especiales consuelos, sintiéndose y aviéndose más pasible todo el tiempo que esto duró. A 9 de Junio de 1668, se comenzó a labrar en esta ciudad de Lima la casa para las mugeres arrepentidas, obra de las de más servicios y gloria de Dios y de las que más havía yo deseado se hiciesse en esta ciudad. Nuestro gran Dios y Señor quiso cumplirme aqueste deseo, tomando por medio y por instrumento para esto al Excmo. Señor Conde de Lemos, porque estando hablando conmigo Su Excᵃ una tarde, me dijo, tratando de las obras grandes que en orden a la salvación y bien de las almas se havían establecido y fundado en·la Corte, que sería de gran servicio de Dios se hiciesse en esta ciudad y fundasse una casa para mugeres arrepentidas y que haría su Excᵃi de procurar fundar, y principiar esta obra luego.

Yo le dije entonces a· su Excᵃ que aquella era inspiración del Espíritu Santo, porque yo hacía mucho tiempo que deseaba se hiciese y fundse tan santa obra y que para que le constase y su Excᵃ supiesse quan antiguo havía sido en mi este deseo, le llevaría a su Excᵃ una carta, que havía tenido yo de el Excmo. Señor Marqués de·Aytona, en que su Excᵃ me respondía a lo que le escriví a su Excᵃ acerca de aquesta obra, de la qual en un capítulo de dha carta me dice assi su Excᵃ. "Mucho me espantó que no haya en essa ciudad de Lima vna casa de Arrepentidas, quando la ay en tantos Lugares de España; yo lo propondré, y trataré en el Consejo con el Excelentíssimo señor conde de Peñaranda; y también escrivo a mi primo el Excelentíssimo señor Conde de Santistevan, que fomente mucho esta casa".

Pero la Providencia divina dispuso que el Excmo. Señor Conde de Lemos la fomentasse y amparasse de tal manera que un día me embió a llamar su Excᵃ a Palacio y me dijo buscasse una casa a comprar, para que se comenzasse luego esta obra de tan gran servicio de Dios y que havía de tener por titular y nombre esta casa de Arrepentidas, la Inmaculada y Puríssima Concepción de la Santíssima Virgen María Nuestra Señora y que havía de estar a cargo de la Religión de la Compañía Santíssima de Jesús, el confessar, platicar, el dirigir y enseñar a las mugeres arrepentidas que en dha. casa se recogiessen.

Sucedióme una cosa particular y de especial providencia divina acerca dé esta materia, porque andando yo una mañana por junto a la Iglesia Mayor, se llegó D. Fernando de Córdova a mí y me dijo que si quería yo proponer al Señor Virrey, cómo una casa que el dho. D. Fernando tenía para vender era muy a propósito para el intento; di luego quenta a su Excᵃ de aquesto y parecióle tan bien la casa, haviéndola visto una tarde, que luego trató de comprarla y que la escritura se hiciesse y se comenzasse a pagar la plata.

Estando su Excᵃ para irse a Puno, me embió a llamar a Palacio y me dijo que luego se comenzasse-a: poner en obra y labrar la casa y que cada quince días escriviesse yo a su Excᵃ y le diesse quenta de lo que se fuesse haciendo y labrando, y assi sábado a nuebe de Junio de este año de 1668, se dió principio a esta casa de las mugeres arrepentidas, con título y advocación de la Inmaculada y Puríssima Concepción de la Santíssima Virgen María, Nuestra Señora.

Este día, por la mañana huvo una missa·cantada, descubierto en ella el Santíssimo Sacramento, en la capilla de Nuestra Señora de los Desamparados. Acabada la missa cantada, las confessiones y comuniones que fueron muchas, hice una plática, en que tomé por asumpto tratar y ponderar, lo primero, de quan gran bien, gloria divina y mérito es el ganarle almas a Dios: lo segundo, que uno de los más eficaces e importantes medios para ganarlas que podía haver en esta ciudad de Lima era, el fabricar y fundar esta casa; y lo tercero, la grande obligación en que estaba toda aquesta ilustre República de encomendar muy de veras a Dios la salud y feliz sucesso dc sU Excᵃ y que assí pedía y rogaba yo a todos los de aquel numeroso y devoto auditorio, me ayudasen y cooperassen a pagar y satisfacer esta deuda, rezando cada uno todos los días una Salve por su Excᵃ. hasta que estuviese en esta ciudad de vuelta de la jornada de Puno. Acabé, finalmente, esta acción con un fervoroso acto de contricÍón, como lo acostumbro y estilo en todas mis exortaciones y pláticas, avisando y previniendo de que, a la tarde, se haría de dar principio a al obra.

Este dicho dia, por la tarde, a las quatro, haviéndosse puesto y adornado un altar, en la sala de la casa que se compró para tan santa y tan pia obra, se puso y se colocó en dicho altar una hermosa y devota imagen de vulto de la Inmaculada y Puríssima Concepción de la Santíssima Virgen. Haviendo los cantores cantado una chanzoneta en gloria y alabanza de esta gran Reyna, se comenzó a cantar la Salve con mui buena música que previne para el intento. Después de la Salve cantaron la letania de la Santissima Virgen y haviendo yo acavado de decir la oración, cantaron los cantores con arpa y en canto de órgano: Todo el mundo en general y el Alabado etc. con que se dió principio a la obra y casa de arrepentidas, comenzando por la Capilla.

Lemos1.jpg
Pedro Antonio Fernández de Castro Andrade y Portugal. X conde de Lemos, VII Marqués de Sarria, VIII conde de Andrade, IX conde de Villalba, III Duque de Taurisano y XIX virrey del Perú de 1667 a 1672. Católico muy devoto.

Lunes, por la tarde a 24 de Junio de 1668, haviéndornelo mandado la Santa Obediencia, sin que me valiessen propuestas, tuve en brazos en el baptismo al Sr. Dn. Salvador, Francisco, Ignacio, Xavier, Doming, Buenaventura, Pio, Miguel, Pedro, Antonio, Ginés, Pasqual, Benito, Bernavé, Joseph, Diego de la Concepción, hijo de el Excmo. Señor Dn. Pedro Fernández de Castro etc. Conde de Lemos, Virrey, Gobernador y Capitán General de estos Reynos de el Perú y de la excelentíssima Señora Da Ana de Borja y Centellas, Condesa de Lemos [1].

Este dicho día, por la mañana, estando diciendo missa y acordándome de esta obediencia, me dio Nuestro gran Dios y Señor un especial y singular sentimiento y luz de la gran dicha, gloria y felicidad que tenemos los sacerdotes, quando celebramos, teniendo a Dios en las manos y pecho. Este mismo día, por la mañana y en especial a la tarde, quando tuve en brazos al niño, se me representó y figuró el Niño Jesús en mis brazos, como lo tuvo en los suyos la Sacratíssima Reyna del cielo, quando lo fué a pressentar al templo, con que sentí especial devoción.

Noté por cosa particular que desde que comenzó el señor Arzobispo Don Pedro de Villagómez las ceremonias en el Bautismo, hasta que las acabó su IlustrÍssima, no chistó el niño, ni se quexó, sino se estuvo siempre dormido, hasta que le acabaron de hechar el agua, que entonces abrió los ojos, como quien los comenzava a abrir a la gracia; y para que desde entonces la assegurase por medio e intercessión de la SerenÍssima Reyna del cielo, le puse luego al niño vn Rosario con una Imágen pequeña de oro de la Puríssima Concepción, que Nuestra Señora de los Desamparados avía tenido en la mano, para que por mano y medio de este gran Rey guardase Dios, e hiziesse al niño muy santo. Assi como se acabó esta acción de el Baptismo, se me representó vivamente la brevedad de las cosas de aquesta vida y quan presto y velozmente passan, con un desengaño mui grande y luz y assi me fui a un obrage de negros, luego a catequizarIos y consolarIos, el tiempo que me sobró del Baptismo. Por una cosa juzgo se puede admitir esta acción y tener alguna mano y cavida con los Señores Virreyes y es por amparar a los pobres y por los ministerios de almas que tengo y assi, el Señor Marqués de Mansera, me amparó mucho en la missión de Valdivia; el Excmo. Señor Conde de Alva en socorrer a los pobres y assi me embió a llamar un día y me dijo que le embiasse a Palacio los pobres vergonzantes que yo quisiesse, para socorrerlos con sus limosnas, y todos los años, para el día de San Luis, Rey de Francia, me mandava buscar cinco pobres vergonzantes y virtuosos, a quienes Su Excᵃ vestía de paño y clava una o dos camisas a cada uno. El Excmo. Sr. Conde de Santistevan facilitó y dió licencia para que yo y otros tres de la Compañía viviéssemos y asistiéssemos en esta Santa Capilla de la Virgen de los Desamparados Santíssima y para .que se abriesse la puerta de la capilla, que está mirando a la puente. También con una sobre carta que le pedí y me dio Su Excᵃ, pagaron y dieron luego en las Cajas Reales de Quito 4000 pesos de el Sínodo de los Padres Missioneros de el Marañón. Y aora el Excmo. Sr. Conde de Lemos ha hecho la casa de la Puríssima Concepción, para las mugeres arrepentidas y desea mucho se agrande la capilla de Nuestra Señora de los Desamparados y ha evitado en esta República muchos pecados.

A 25 de Jullio de 1668, por la mañana, acavando de decir missa, entró vna pobre a esta Capilla de Nuestra Señora de·los Desamparados, y me pidió que la socorriesse con una limosna, para remedio de vna grave y extrema necesidad, en que estava; dila luego la limosca que me pidió, que fueron dos patacones; y luego en saliendo de casa, y yendo yo por los portales de los Escrivanos, se ·me representó y figuró Christo nuestro Señor muy llagado y muy pobre, y que me parecía que me dezía: Porque en los pobres me amparas, te tengo también de amparar a ti.

A 27 de agosto de 1668, estando por la mañana durmiendo, me parecía y sentía que toda mi alma y cuerpo estaba cercado y penetrado todo de Dios y que dava vuelos mi alma, por varias partes, haciendo actos de amor de Dios. En este mes de Noviembre de 1668, vi y reparé que tenía yo en la superficie y extremidad de la uña de el dedo polex de la mano derecha, dibujado y pintado un rostro y una caveza cortada, de el mismo color de la uña, blanco, del tamaño y grueso de la caveza de un alfiler, con las mismas circunstancias, con que en otra ocasión lo vi, como lo apunté y escriví en el fol. 16 de aquestos apuntamientos. Miraba hacia el lado izquierdo el rostro; duró y vi esta señal en la uña hasta que la corté.

19 de Noviembre hasta 19 de Diciembre de 1668, sentí y experimenté especial favor y auxilio de Dios en las sequedades y tentaciones que padecí. Este dicho día 19 de Diciembre, en la noche, desperté con un gran sobresalto y escrúpulo de si avía caido en vna culpa y desagradado y enojado con ella a Dios. Parecióme, aviendome quedado dormido, que veía yo vn lago muy asqueroso y profundo, e inmundo, y a mi alma pendiente y colgada en el ayre, con riesgo de caer, y quedar sumergida en él; dándome Nuestro-Señor con esto a entender su infinita misericordia en averme tenido de su mano en esta ocasión, el continuo riesgo y peligro, que tiene vna alma de caer del estado feliz, y dichoso de gracia, en el asqueroso e infeliz de la culpa. Parecióme que veía a la Santíssima Virgen, y a Christo nuestro Señor, y que-a la Santíssima Virgen le pedía, que me amparasse; y a Christo nuestro Señor, me perdonasse aquello en que huviesse desagradado, y ofendido a su Magestad. Parecióme que Christo nuestro Señor bolviendo el rostro, y mirándome, me dezía, que su Magestad Soberana me perdonava.

A 21 de 1669, en la noche, estando durmiendo sentí una gran presencia de Dios con continuos e intensos actos de aniquilación y de amor de Dios, los quales crecían y se aumentaban, como iva creciendo la luz. Sábado, 27 de Abril, estando por la noche durmiendo, me parecía veía a Christo Señor Nuestro, y que yo hacia fervorosos actos de contrición. Viernes, por la tarde, a 3 de Mayo de 1669, día de la Invención de la Santa Cruz, después de haver estado el Excmo. Señor Conde de Lemos en la oración mental, en la capilla de Nuestra Señora de los Desamparados, me dijo sería bien y de mucho consuelo, se colocasse en dicha Capilla el Santíssimo Sacramento y que Su Excᵃ alcanzaría·la licencia y assi la alcanzó de el Señor Arzobispo de esta ciudad, deI llmo. y Revmo. Señor Don Pedro de Villagómez. Domingo 5 de Mayo, y a la noche fué Su Excᵃ en persona a darnos en la capilla la alegre nueva y el Sábado 11 de Mayo, se colocó el Santíssimo en dha. Capilla, asistiendo Su Excᵃ y la Sra. Condesa, con toda la familia, a la missa que cantó el P. Provincial Luis Jacinto de Contreras, dando, después de la missa, la bienvenida a la Capilla, al Santíssimo y a su Excᵃ el agradecimiento, tres niños vestidos de ángeles, Con un diálogo en verso mui al intento.

A 15 de Mayo de este mismo año, fui por la tarde al Hospital de San Bartolomé, de donde haviendo visitado al Smo. Sacramento, sin visitar los enfermos, me sacó Nuestro Señor y llevó a uno de los obrages de sombreros, que ay en San Lázaro, en donde hallé un pobre moreno aflixido que estaba para. ahorcarse; assi como hablé al moreno, me dijo que algun Angel me havía llebado; consoléle y quitéle los cordelillos que·el demonio le havía deparado para el efecto y Ilevéselos a la Virgen de los Desamparados Santíssima como glorioso despojo y trofeo de aqueste cruel enemigo, a quien aquesta soberana Señora y Reyna havía quitado la presa.

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Autobiografía del V. P. Del Castillo - XXIII

AUTOBIOGRAFÍA DEL PADRE CASTILLO - XXIII

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XXIII

A 28 de Enero de 1668, acavando yo de platicar en el Baratillo, me embió a llamar a Palacio el Exmo. Señor Conde de Lemos en ocasión que havía benldo de España un aviso, fui luego y díjome su Excᵃ que me llamava para darme la mejor nueva que su Excᵃ podía darme, que era la de el glorioso e ilustre martirio del Venerable Hermano, Pedro de la Concepción, Hermitaño de San Antonio Abad, en la forma de la copia de la carta que aqui se sigue.

Copia de una carta que escrivió el capitán D. Antonio de Lima, captivo en la ciudad de Argel, a M. R. P. M. Fray Gabriel Gomez de Losada, Redemptor dos veces del Orden de Nuestra Señora de la Merced, Redempción de captivos, en que le avisa de la muerte de el Hermano Pedro de la Concepción, fundador de los Hospitales de Argel, que padeció en defensa de Nuestra Santa Fee y la grande constancia que tuvo en ella. Deseamos muchos saver de la llegada de V. Rma. y sus captivos a esa Corte y que estén aliviados de tantos travajos y fatigas como en esta redempción han padecido, por las tiranías y codicia de estos bárbaros.

Aora le doy a V. Rma. noticia de un caso tan tierno y tan en aumento de Nuestra Santa Fee cathólica, que ha de .causar allá mucha devoción, como aqui ha causado mucho afecto en los corazones de los cathólicos, para mayor firmeza de nuestra Santa Religión. El viernes, 1° de este, se hizo en el Oratorio de el barrio de la aduana, la fiesta de San Antonio, en cuio sermón y después de haver confesado y comulgado aquel día; como en todos los demas lo hacía, se levantó su buen compañero de V. Rma. y que tanto le asistió en su redempción, el Hermano Pedro, que havía estado sentado junto a mi y fué a dar de comer a los enfermos al Hospital y luego desde ahi a la mezquita nueva, que estava llena de Turcos, por ser su día festivo de Viernes, como son todos los demás, y entrando dentro se suvió en la Tribuna, que tienen en medio de ella, y sacando un Christo y una imágen de Nuestra Señora, les empezó a decir que vivían engañados y que la ·verdadera ley era la de Jesu Christo y que el que ellos tenían por Profeta estava en el Infierno, a donde havían de ir todos los que le seguían, y otras muchas cosas, que sin duda se las dictó el Espíritu Santo.

Y viendo esto los Turcos, embistieron con él y queriendo matarle lo estorvaron los Mezolagas y le llevaron a la casa del Rey, haviéndole maltratado mucho y dándole dos eridas y una en el pecho y otra en el cuello, y llevándole a la aduana, embiaron a buscar a los savios de su maldita secta y le preguntaron que quién le avía dicho que hiciesse una cosa tan mal hecha, como aquella que si estaba borracho o loco, lo digera y se volvería al baño, sin ningún castigo. Y a esto respondió que no estaba lo uno ni lo otro y que Dios Nuestro Señor era quien le havía embiado aquello y como christiano les decía lo que les convenía para su salvación, y volviéndole a preguntar que quien le havía enseñado lo que havía dicho, volvió a sacar las imágenes que en la Mezquita y dijo que los originales de aquellos retratos se lo havían enseñado, y que de su parte se lo decía y amonestaba.

Y viendo los turcos que estaba firme en su propósito, le pusieron en un patio de la casa de el Rey, amarrado con una cadena a un poste y quatro turcos de guarda, para que ningun christiano le hablasse, y como el Rey le quería tanto, le dijo que no fuera loco en hablar aquellas palabras y respondió que nunca havía estado más en su juicio que quando las dijo y que se afirmava en ellas y que él era el loco y que también se lo havía de llevar el diablo como a los demás; con estas preguntas y respuestas estuvo hasta oy Domingo 19 de este; y viendo su constancia, le sacaron a quemar vivo a Babaluete, lugar de el suplicio, como V: R. sabe y sepultura de nuestros cathólicos captivos, para que fuesse quemado con fuego lento, cargándole desnudo los instrumentos de su muerte.

Y como es cosa más para alegrarse y alavar a Dios que para entristecerse, fui a verle padecer, aunque a costa de algunas piedras y, haviendo llegado al lugar de el suplicio, le ataron al palo con las manos atrás y con turbante de estopa alquitranada en la caveza y, amonestándole que se desdijera de lo que havía dicho, volvió a afirmarse en lo dicho, y después de haverle estado primero gran rato atormentando con golpes y, arrancándole sus venerables barbas, y, díchole muchos oprovios, le pegaron fuego a la leña y sin embargo de su·voracidad y de el humo, estuvo en pié, predicándo la ley de Jesu Christo Nuestro Señor y mirando a todas partes, más de hora y media, sin turvación ninguna, con tanta constancia y corazón, como parece pudiera tener San Pablo, y la primera palabra que habló quando le empezaron a quemar fué: Bendito y alabado sea el Santíssimo Sacramento y la Puríssima Concepción de María Santíssima, Reyna nuestra y de los Angeles, Concebida sin mancha de pecado original, que se me han cumplido mis deseos y las ansias con que tanto tiempo he vivido, de morir, predicando la fé.

Yo la tengo mui grande de que estará gozando de la gloria, en compañía de los Santos Mártires aunque he encargado a algunos amigos, vean si pueden alcanzar alguna cosa de su cuerpo, no sé si lo conseguiré por la muchedumbre de los muchachos; y al Maestre Jácome, yendo a esta diligencia, después de haberle dado algunas pedradas, le hirieron malamente en la mano. También escribe a V. Rma. en este punto D. Francisco Castejón y el Capitán D. Thomas de Concha, de quien recivirá muchos recados, como de los demás captivos que aquí dejó tan veneficiados. Guarde Nuestro Señor a V. Rma. largos años, como puede. Argel y Junio 19 de 1667. Besa la mano de V. Rma. su siervo y obligado, D. Antonio de Lima.

Todo el tiempo que estuvo pidiendo limosna en esta ciudad de Lima, para la fundación, en Argel, de los Hospitales para Captivos, aqueste gran Siervo de Dios y Mártir illustre de Christo, me tuvo por confesor, y acabando de reconciliarse para comulgar, que lo hacia todos los días, me dijo, no pocas veces, que tenía grandes deseos y mui ciertas esperanzas de padecer martirio en Argel, de que estoy entendiendo y juzgo tuvo alguna revelación, como se podrá colegir y entender mui bien de la última carta que me escribió, cuia copia me ha parecido poner aquí, porque será de mucha edificación y consuelo a qualquiera que la leyere.

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Copia de la carta que me escrivió el Venerable Hermano Pedro de la Concepción, ocho meses antes de padecer illustre martirio en Argel. Jesús + María. Mi Padre Francisco del Castillo. Bien sé, por el concierto que tenemos hecho entrambos a dos, que V. Reverencia me tiene en su memoria, como yo le tengo en mi corazón todos los días, que recibo a Dios Nuestro Señor Sacramentado: y aunque V. Reverencia no me ha escrito, el Magnifico señor Marqués de Aytona, mi señor, y Patrono, me embió las de V. Reverencia, que como sabe que le quiero tanto, me ha hecho esta merced; en la qual he visto lo que V. Reverencia ha trabajado, con la gracia del Señor, en la Hermita de los Desamparados, assi de nuestra santa Escuela, como de otra para que se aprovechen los niños, y no se pierdan.

De todo esto le da quenta·el Sr. Virrey, Conde de de Santistevan al señor Marqués, que también me embió su carta, como todas las de el Perú, para que las viera y en ellas favorece mucho a V. R. Yo le escrivo al Señor Marqués que le acuda a V. R. en todo lo que pedía, que, como Gobernador de los Reynos de España, lo puede hacer y hará quanto estuviere en su mano. Mándame su Excelencia, que en leyendo las cartas, se las buelva a embiar, porque me dize, las estima mas, que toda la plata, y oro de las Indias; y tiene razón de guardarlas, pues en ellas le avisa de tantas Escuelas como se han fundado de la Casa de Jesu Christo,  el fruto que della se saca. Sean dadas las gracias al Señor por todo.

Padre de mi corazón, en quanto a nuestras fundaciones, ya tengo dado parte en otras, embiándole de molde sus escritos authenticos; han sido mui favorecidas de Dios y bien recividas de los Turcos, porque en el Reyno de Tunez tenemos 10 Hospitales y en Argel 5 de las limosnas que este Santo Reyno nos dió. El Señor Marqués, como Patrón de esta santa obra, impuso en Sevilla, Málaga, Jaén y Madrid de renta algunos treinta y dos mill reales y todavía tenemos otros seis mil pesos que imponer más. Como los gastos de tanta hospitalidad son grandes, sacamos una cédula de la Reyna nuestra Señora para pedir limosna en este Reyno, y se la embió Su Excᵃ al Sr. Obispo de Arequipa, porque como Su Señoría es Trinitario y, por fin de mis días, queda heredera la Santíssima Trinidad, por esso se ha dispuesto assi Padre de mi corazón, gracias a Dios que ya los cristianos no mueren en los campos, ni cavallerízas, sino en los Hospitales, adonde en cada uno ay un capellán, Zirujano y enfermeros, todos pagados por meses, con una botica, que haviendo en Argel 30.000 captivos, pocos más o menos, todos se valen de ella, sin que les cueste nada y aqui hace el Señor un milagro patente, que, siendo assi que siempre se está dando sin parar, siempre está llena, que no tiene de costo cada año 150 pesos, que nos pone grande admiración esto. Gracias a Dios, todos nos crece, porque hasta aora no me falta nada; ni se escasea cosa.

Yo tengo Religiosos de la Santísima Trinidad en la Hospitalidad, gracias a Dios que lo han visto mis ojos, que tanto lo deseaban. Padre de mi corazón, ya se va llegando el tiempo de dar aquella carta a los Moros, y empezar a hazer todas aquellas diligencias, que debaxo, de confesión le dixe a V. Reverencia. Assi me lo manda el Señor, encomiéndeme a su Divina Magestad que favorezca con su gracia; fio en el Señor saldremos bien dello. Esto sólo lo sabe V. Reverencia, que por quererle tanto, le descubri mi corazón; pero como sabe, qué cosa son Missiones, y la necesidad que tenemos de favorecernos, para que el Señor nos fortalezca, le suplico, me ayude con sus oraciones, y las de mis Hermanos de nuestra santa Escuela, porque yo los amo mucho, y a todo esse Reyno lo quiero como a mis ojos, porque han hecho vna obra tan agradable a Dios, que por ella solo le ha de dar su Divina Magestad muchas prosperidades.

Yo he llegado a este Puerto de Cartagena de Levante, con una Redempción que he traído de Argel, y estoy, esperando otra de Nuestra Señora de la Merced, porque el Rey de Argel y el Duan, como estoy allá de asiento, gustan de darme los salvos conductos y que venga a España por las redempciones, para que baian y bengan seguras, por que en encontrando los corsarios, que andan robando en la mar, como soy tan conocido, permite Dios que, en asomándome al bordo de la embarcación, en hablando dos palabras, hacen la salva y se van con Dios. Porque ha havido vez que estos Piratas han cojido una Redempción y se han levantado con la plata y han hechado los Redemptores al agua, y aora aunque llegue de arribada a alguno de sus Puertos me hacen muy gran fiesta y me regalan, y yo hago lo propio, porque son como los lndios. Allá vale un carnero 6 reales y una gallina un real, una fanega de trigo, dos reales, Gracias al Señor que les da en esta vida lo que en la otra les ha de faltar. Dios, por quien es, los trayga a verdadero conocimiento, de que ya se les va llegando el desengaño. Suplico a V. R. se sirva de, a todos nuestros caríssimos amigos y hermanos nuestros, darles mis encomiendas, a quien guarde Dios, como se lo pido cada día en mis pobres oraciones. De Cartagena de Levante y Setiembre 27 de 1666. De V. R. su mas humilde hijo, El Hermano Pedro de la Concepción.

Aqueste santo varón e ilustre mártir de Christo y yo hicimos un pacto y concierto un día en la Capilla interior y Congregación de San Pablo de aquesta ciudad de Lima, de que nos havíamos de aparecer uno a otro, el que primero muriesse, pero este Santo y glorioso Mártir anduvo tan puntual que vino a visitarme a la celda, estando en España entonces, quatro o cinco años antes de su martirio, en la ocasión y forma que arriba dixe, en el folio 56 de aquestos apuntamientos.


Publicadas por Enrique Rodríguez  SJ … a la/s 12:51 p.m.