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martes, 13 de septiembre de 2016

09.09 P. Antonio Gonzales Callizo S.J. en la Casa del Padre P. Antonio Gonzales Callizo S.J. en la Casa del Padre


P. Antonio Gonzales Callizo S.J. 
en la Casa del Padre

El P. Callizo partió a la Casa del Padre, un sacerdote ejemplar, un gran colaborador del blog: Formación pastoral para laicos.

Compartió  materiales, en especial del Apostolado de la Oración cuando fue Secretario Nacional. Partió a la Casa del Padre el 9 de septiembre 2016 a los 98 años de edad, cuando llevaba dos años en la Comunidad Jesuita de Fátima.

En San Pedro destacó su entrega a su ministerio, que tuvo como servicio principal el Sacramento de la Reconciliación, recordado por sus consejos y siendo uno de los confesores más permanentes a quien acudían muchos fieles laicos, religiosos y sacerdotes.

Asimismo, destaca su servicio con el Apostolado de la Oración, acompañando a sus miembros y elaborando siempre las hojas del Ofrecimiento Diario - Intenciones mensuales del Papa, labor que se continúa haciendo y que acompañan publicándolas en el blog: Formación pastoral para laicos.

Se le recordara siempre del P. Callizo por su permanente disponibilidad a su ministerio, su gran entrega movido por su gran amor a Dios, que se demostraba en especial cuando se encontraba delicado de salud, porque no se tomaba descanso ya que apenas recibía las atenciones médicas, inmediatamente se ponía a brindar sus servicios en la Parroquia.

El P. Callizo  deja como testimonio su estilo de vida y entrega a su ministerio, un ejemplo no solo para los laicos, sino en especial para los sacerdotes, religiosos y religiosas.


NOTA DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS

El P. Antonio González Callizo nació el 16 de enero de 1918 en Zaragoza. Ingresó a la Compañía de Jesús en el Noviciado de Aranjuez en 1950, con 32 años de edad, siendo una de las escasas vocaciones tardías que se daban en aquellos años.

Antes de ser jesuita, estudió parte de la secundaria en Pau (Francia) y cursó estudios en la Escuela de Altos Estudios Mercantiles (1931-1936) en Madrid donde le sorprendió el comienzo de la Guerra Civil española. Aunque fue alistado al ejército republicano, no pudo incorporarse por una enfermedad. Acabada la guerra, retoma los estudios interrumpidos y ejerce la profesión de perito mercantil durante 9 años. Tras ganar unas oposiciones, de 1944 a 1950, trabaja en el Instituto Nacional de Previsión, el seguro social público de aquella época.

Conoció a la Compañía de Jesús en unos ejercicios espirituales donde tuvo una fuerte experiencia vocacional y decidió dejar su exitosa vida profesional para ingresar en el noviciado de Aranjuez en 1950. Llegó al Perú para hacer el segundo año de Noviciado en Miraflores donde también realizó el Juniorado de 1952 a 1953. Regresa a España para realizar los estudió de Filosofía en Madrid (1953-1955) y Teología en la facultad de Granada (1955-1959) sin pasar por la etapa del magisterio. Fue ordenado sacerdote en 1958 en Madrid y completó su formación con la Tercera Probación en Mont Laurier y St Jerome (Quebec-Canadá).

Desde que se incorporó a la vida activa, gran parte de su trabajo estuvo vinculado a temas administrativos y económicos, aunque, en su misión, siempre ocupó un lugar relevante el ejercicio del ministerio sacerdotal. En cuanto regresó a la Viceprovincia, en 1961, fue nombrado ecónomo y administrador de casas y obras hasta 1968 residiendo en la comunidad Nuestra Señora de Fátima. Ese mismo año fue destinado a la Curia General en Roma como ayudante del ecónomo General donde permaneció 20 años.

Acabado su servicio en Roma en 1988, se incorpora a la comunidad de San Pedro en la que permanece hasta 2014. En esta etapa mantiene alguna colaboración en el ámbito económico (algunos años de revisor de arcas y consejero de la comisión económica), pero su actividad central será la pastoral en tres líneas principales: vicario parroquial, confesor y dirección de ejercicios. Sin duda, el ministerio en el que más se distingue, es en el sacramento de la reconciliación. También, durante todos estos años, fue Secretario Nacional del Apostolado de la Oración.

Antonio era el jesuita decano de la Provincia. Cuando llega a la Enfermería en 2014 con 96 años, su salud todavía es buena, salvo los problemas de vista, y, por ello, se mantuvo en actividad en la medida que sus fuerzas lo permitían. En ese tiempo, siguió recibiendo a muchas personas para la confesión, especialmente religiosas y seminaristas o era llevado a los conventos para confesar. Sin embargo, su salud decayó de forma súbita hace una semana y falleció en la tarde del día viernes 9 de septiembre, de un ataque cardiaco.

Del P. Antonio cabe destacar su gran identidad sacerdotal y una especial capacidad de acogida y de transmitir paz, dones que le convertían en un sacerdote muy requerido para el sacramento de la reconciliación. Era un hombre bondadoso, que vivía agradecido a Dios y a la Compañía y lo manifestaba de forma permanente a su entorno. Entregó su vida hasta el final como un operario fiel en un sencillo servicio cotidiano.

Demos gracias a Dios por su vida ejemplar, de entrega apasionada al Señor, anunciando siempre su Palabra, y la confianza en el cariño maternal de María.