En esta memoria se celebra a los beatos mártires de la Compañía de Jesús que fueron muertos por la fe católica después de la división de los cristianos en el siglo XVI.
* Santiago Salés y Guillermo Saultemouche
* Santiago Bonnaud y 22 compañeros
* José Imbert y Juan Nicolás Cordier
* Santiago Salés y Guillermo Saultemouche
* Santiago Bonnaud y 22 compañeros
* José Imbert y Juan Nicolás Cordier
Santiago de Salés y Guillermo Saultemouche ( † el 7 de febrero de 1593 en Francia, beatificados por Pío XI en 1926); a estos se añaden los que en la Revolución Francesa fueron muertos por la profesión de la fe, a saber, Santiago Bonnaud ( † el 2 de septiembre de 1792) y 22 compañeros ( † los días 2-5 de septiembre de 1792 en Francia, beatificados por Pío XI en 1926). También de la Revolución Francesa son José Imbert y Juan Nicolás Cordier, muertos en 1794. La Iglesia celebra su memoria el 19 de enero.
Mártires jesuitas en el centro de Europa. Habiéndose dedicado los jesuitas, tan de lleno al trabajo de la reforma católica en el siglo XVI frente a las innovaciones protestantes, no es de sorprender que, dado el apasionamiento de la época, resultaran de aquí algunos martirios. Notemos, en primer lugar, a los llamados mártires de la Eucaristía, los beatos Santiago Sales y Guillermo Saultemouche, murio en 1593. Oriundos ambos de Albernia, en Francia, se distinguieron por su intensa devoción a la Eucaristía. Ordenado sacerdote el P. Sales, fue enviado a predicar una misión a Aubenas, acompañado del hermano Saultemouche. Ante el éxito de su predicación, los innovadores calvinistas se aprestaron a la lucha y organizaron una gran discusión entre el predicante Labat y el P. Sales. Pero, en lugar de presentarse a la disputa, Labat, seguido de un puñado de fanáticos, asaltó la población de Aubenas y, después de apresar a los jesuitas, los juzgó rápidamente y los martirizó con gran crueldad, mientras ellos persistían en la defensa de la presencia real de Cristo en la Eucaristía, ejecutandolos en la Plaza de la ciudad.
Oracion
Oh Dios, que configuraste a nuestros bienaventurados hermanos con la muerte de Cristo, tu Hijo, concede, por su intercesión, a cuantos creen en ti que sean todos uno.
