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Domingo de Ramos con Maria 2018

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sábado, 20 de octubre de 2012

Homilia al XXIX Domingo del T.O. - B

Llamados a servir


Domingo XXIX del T.O. - B

Escrito por el Padre Javier San Martin SJ - Comentarios a la Liturgia de los domingos

¿Deseas heredar la vida eterna?

*

San Marcos 10, 35 al 45

Domingo 21 de octubre 2012



Estimados Oyentes, Bienvenidos a nuestro encuentro dominical para celebrar juntos el día del Señor. Hoy, DOMINGO VIGÉSIMO NOVENO DEL TIEMPO ORDINARIO, la Iglesia presenta para nuestra reflexión y comentario el capítulo décimo del evangelista San Marcos
 
“Jesús reuniendo a los doce les dijo: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del Hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos”
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Esto lo dijo, porque los hijos del Zebedeo se habían acercado a Él para expresarle un deseo: queremos que cuando tú estés en tu reino nos sentemos uno a la derecha y el otro a la izquierda. ¡Vaya deseo! Querían, evidentemente, sentirse importantes y reconocidos delante de los demás. Querían estar a la derecha y a la izquierda del que tendría el poder. Pero ¿Para qué? Cuántos hay que encontramos en nuestra vida cotidiana con los mismos deseos. Quieren ocupar puestos importantes, ser vistos, admirados, comentados por la gente. Desean aparecer en los periódicos, en la radio, en la TV. Pero, al mismo tiempo, encontramos a tantos otros que sienten lo contrario. No tienen ningún interés de ocupar puestos de importancia. Se contentan con puestos bajos y humildes y no desean ser vistos ni molestados por los demás.
 
Ante esto nos podemos preguntar, ¿Cuál es la actitud que debe tener un cristiano? ¿Aparecer o no aparecer? ¿Ocupar puestos importantes o pasar desapercibido? Para encontrar una respuesta justa debemos recordar el mandato del Señor a sus seguidores. “Uds. tienen que ser la luz del mundo, la sal de la tierra. Y la luz no puede esconderse debajo de una caja sino que debe ser puesta en un lugar visible, para que, así, todos la vean y les ilumine”. Con estas palabras, el Señor, ¿no están manifestando que un comprometido con Cristo, no puede esconderse, sino que tiene que hacer brillar su luz, hacer sentir su presencia, su calor, su compañía? Esconderse, querer ser el último, ¿no vendría a ser una actitud no cristiana, o tal vez, una actitud no normal del punto de vista psicológico?
 
En este sentido, el evangelio de hoy reviste una gran importancia porque nos enseña de forma clara de qué manera y por qué un cristiano tiene que hacerse notorio y cuando esta actitud viene a ser negativa. El querer ser grande, el primero, es una actitud digna de un cristiano, pero grande, ¿en qué forma? ¿Grande por un interés egoísta o narcisista? No, ciertamente que no. Sino grande por un interés esencial de la vida del cristiano que es el “servicio”. En tal sentido, un cristiano puede llegar a ser poderoso económicamente, poseer dinero y propiedades, gozar de holgura financiera, pero siempre y cuando el motor de su vida sea una actitud que se manifieste en obras concretas de servicio para los demás. ¡Cómo tuviéramos muchos multimillonarios que se peleen por querer ser los primeros en servir a la humanidad!. A Dios gracias encontramos no pocos de estos pero, en comparación con todos los ricos del mundo que gozan de una holgada economía, vienen a constituir una preocupante minoría.
 
Igualmente ocurre con los que poseen cualidades políticas. No es malo aspirar a ocupar los primeros puestos, los más importantes y notorios, pero no para colocarse una aureola que haga resplandecer su persona en forma egoísta, sino para distinguirse en ser los primeros en servir a la gente, en atender las necesidades de las grandes mayorías, en trabajar por alcanzar soluciones prácticas a las difíciles situaciones de la vida. Es necesario, pues, que los políticos cristianos ocupen puestos de importancia, pero que sus obras de servicio brillen delante de todos.
 
La respuesta de Jesús a los hijos del Zebedeo que querían ser los primeros en el reino, no pretendía, pues, ser una reprensión, sino una aclaración importante en qué forma hay que ser los primeros. Cada cristiano, con sus cualidades propias esta invitado a ser el primero, empleando sus cualidades en servicio de los demás. No puede uno esconder los dones que Dios le ha dado sino hacerlos visibles para gloria de Dios y servicio al prójimo.
 
Y es el mismo Señor que se pone Él mismo como modelo. El Señor, con todas sus cualidades divinas, fue el más grande de todos los hombres, el primero de todos, pero no por el hecho de poseerlas sino por haber servido con ellas a toda la humanidad. “El hijo del Hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate de todos.” Y Jesús dio el máximo ejemplo de servicio al no solo poner sus infinitas cualidades divinas al servicio de la humanidad, sino al dar la totalidad de su ser, su vida misma. Así, sí que vale ser el más grande, el primero, al servicio de todos.
 
Y AHORA VIENE LO MÁS IMPORTANTE
 
Y, bien amigos, así terminamos esta breve reflexión dominical.
Pero ahora viene el momento más importante: tu encuentro personal con el Señor Jesús.
Toma, pues el texto del evangelio en tus manos, San Marcos, capítulo 10, versículos del 35 al 45 y trata de sentir lo que el Señor te quiere comunicar.
El Padre Javier San Martín agradece muy sinceramente tu presencia,
y me despido hasta el próximo domingo.
 

http://faculty.shc.edu/jsanmartin/