Meditación
Al recordar mi pasado, mi
corazón vuela a mi infancia. Mis padres, Joaquín y Ana, cuántas veces me
contaron, en las tardes tranquilas en Nazaret, cómo había sido mi nacimiento.
Con mucha devoción me contaban que un ángel se les había aparecido, cuando ya mi
madre Ana era anciana, y les había anunciado que tendrían una hija que se
llamaría María y que llenaría de estupor y alegría al mundo. Al escuchar estas
narraciones, mi corazón de niña se preguntaba que querrían decir estos anuncios
de Dios. Cada año recordábamos, en el día de mi nacimiento, estos hechos
milagrosos, y yo, conforme iba creciendo, descubría más claramente la voluntad
de Dios sobre mi vida. Cuando conocí a Lucas, le conté todo lo que recordaba de
éstos primeros momentos, como también los que viviría más adelante como madre de
Jesús. Me gustaba el nombre que me dieron mis padres: Miriam, María, que
significa "señora, princesa". Esto fui yo delante de mis padres y de Dios, pero
lo que más me conmovía al recordar estos hechos de mi nacimiento, era que Dios
me dio la vida, con toda la pureza, para que más tarde en mi seno naciera Jesús,
el Salvador de Israel. Gracias a mis padres pude ir creciendo como hija de Dios,
como mujer y más tarde como madre del Salvador Jesús. Dios desde mi nacimiento
ha hecho maravillas en mí. Santo es su nombre.
Santoral para todo el Año
P. Javier San Martin S.J. - Sra Cecilia Mutual