A su llegada al oriente cubano, el Santo Padre fue acogido por el presidente cubano Raúl Castro Ruz, quien le manifestó que Cuba lo recibe con afecto y respeto y se siente honrada con su presencia”.
En un discurso que se mantuvo fiel a la acostumbrada retórica oficial, el presidente aseguró a Su Santidad que la “Constitución cubana consagra y garantiza la plena libertad religiosa de todos los ciudadanos y, sobre esa base, el gobierno guarda buenas relaciones con todas las religiones e instituciones religiosas en nuestro país”.
Por Yarelis Rico
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Al llegar a Cuba, Benedicto XVI pide un mayor espacio público para la Iglesia
SANTIAGO DE CUBA, 26 Mar. 2012 / 03:40 pm (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Benedicto XVI arribó esta tarde a Cuba y en sus primeras palabras recordó que la visita del Beato Juan Pablo II inauguró “una nueva etapa en las relaciones entre la Iglesia y el Estado cubano” pero “todavía quedan muchos aspectos en los que se puede y debe avanzar” como “la aportación imprescindible que la religión está llamada a desempeñar en el ámbito público de la sociedad”.
Desde el aeropuerto Antonio Maceo de Santiago de Cuba, el Papa recibió el saludo del Presidente Raúl Castro y los honores de las fuerzas armadas por su condición de jefe de estado.
En su breve discurso, recordó que “para muchos, creyentes o no”, el ejemplo y enseñanzas de Juan Pablo II “constituyen una guía luminosa que les orienta tanto en la vida personal como en la actuación pública al servicio del bien común de la Nación”.
“Su paso por la isla fue como una suave brisa de aire fresco que dio nuevo vigor a la Iglesia en Cuba, despertando en muchos una renovada conciencia de la importancia de la fe, alentando a abrir los corazones a Cristo, al mismo tiempo que alumbró la esperanza e impulsó el deseo de trabajar audazmente por un futuro mejor”.
El Papa consideró que “uno de los frutos importantes” de la visita de Juan Pablo II “fue la inauguración de una nueva etapa en las relaciones entre la Iglesia y el Estado cubano, con un espíritu de mayor colaboración y confianza, si bien todavía quedan muchos aspectos en los que se puede y debe avanzar, especialmente por cuanto se refiere a la aportación imprescindible que la religión está llamada a desempeñar en el ámbito público de la sociedad”.
El Papa saludó “con todo el afecto de mi corazón a los fieles de la Iglesia católica en Cuba, a los queridos habitantes de esta hermosa isla y a todos los cubanos, allá donde se encuentren. Los tengo siempre muy presentes en mi corazón y en mi oración, y más aún en los días en que se acercaba el momento tan deseado de visitarles, y que gracias a la bondad divina he podido realizar”.
Asimismo, recordó que el motivo de su visita es unirse a la alegría por “la celebración del cuatrocientos aniversario del hallazgo de la bendita imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre”, cuya devoción “ha sostenido la fe y ha alentado la defensa y promoción de cuanto dignifica la condición humana y sus derechos fundamentales; y continúa haciéndolo aún hoy con más fuerza”.
“Deseo ir a El Cobre a postrarme a los pies de la Madre de Dios, para agradecerle sus desvelos por todos sus hijos cubanos y pedirle su intercesión para que guíe los destinos de esta amada Nación por los caminos de la justicia, la paz, la libertad y la reconciliación”, indicó.
“Vengo a Cuba como peregrino de la caridad, para confirmar a mis hermanos en la fe y alentarles en la esperanza, que nace de la presencia del amor de Dios en nuestras vidas. Llevo en mi corazón las justas aspiraciones y legítimos deseos de todos los cubanos, dondequiera que se encuentren, sus sufrimientos y alegrías, sus preocupaciones y anhelos más nobles, y de modo especial de los jóvenes y los ancianos, de los adolescentes y los niños, de los enfermos y los trabajadores, de los presos y sus familiares, así como de los pobres y necesitados”, indicó.
El Pontífice recordó que “muchas partes del mundo viven hoy un momento de especial dificultad económica, que no pocos concuerdan en situar en una profunda crisis de tipo espiritual y moral, que ha dejado al hombre vacío de valores y desprotegido frente a la ambición y el egoísmo de ciertos poderes que no tienen en cuenta el bien auténtico de las personas y las familias”.
“No se puede seguir por más tiempo en la misma dirección cultural y moral que ha causado la dolorosa situación que tantos experimentan. En cambio, el progreso verdadero tiene necesidad de una ética que coloque en el centro a la persona humana y tenga en cuenta sus exigencias más auténticas, de modo especial su dimensión espiritual y religiosa”, explicó.
Agregó que “en el corazón y el pensamiento de muchos, se abre paso cada vez más la certeza de que la regeneración de las sociedades y del mundo requiere hombres rectos, de firmes convicciones morales y altos valores de fondo que no sean manipulables por estrechos intereses, y que respondan a la naturaleza inmutable y trascendente del ser humano”.
El Papa dijo estar “convencido de que Cuba, en este momento especialmente importante de su historia, está mirando ya al mañana” y consideró que a esto contribuirá “ese inmenso patrimonio de valores espirituales y morales que han ido conformando su identidad más genuina, y que se encuentran esculpidos en la obra y la vida de muchos insignes padres de la patria, como el Beato José Olallo y Valdés, el Siervo de Dios Félix Varela o el prócer José Martí”.
“Ruego al Señor que bendiga copiosamente a esta tierra y a sus hijos, en particular a los que se sienten desfavorecidos, a los marginados y a cuantos sufren en el cuerpo o en el espíritu, al mismo tiempo que, por intercesión de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, conceda a todos un futuro lleno de esperanza, solidaridad y concordia. Muchas gracias”, concluyó.
Puede leer el discurso completo en http://www.aciprensa.com/Docum/documento.php?id=452
Benedicto XVI en Cuba: Luchen con las armas de la paz, perdón y comprensión para construir una sociedad abierta y renovada
SANTIAGO DE CUBA, 26 Mar. 12 / 07:30 pm (ACI/EWTN Noticias).- Al presidir la solemne Misa por el 400 aniversario del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, el Papa Benedicto XVI invitó a los cubanos a luchar “con las armas de la paz, el perdón y la comprensión”, para “construir una sociedad abierta y renovada” y alentó a las familias a “acoger la vida humana, especialmente la más indefensa y necesitada”.
“Queridos hermanos, ante la mirada de la Virgen de la Caridad del Cobre, deseo hacer un llamado para que den nuevo vigor a su fe, para que vivan de Cristo y para Cristo, y con las armas de la paz, el perdón y la comprensión, luchen para construir una sociedad abierta y renovada, una sociedad mejor, más digna del hombre, que refleje más la bondad de Dios”, afirmó el Papa ante más de 250.000 cubanos reunidos en Plaza Antonio Maceo de Santiago.
Recordó que “en su proyecto de amor, desde la creación, Dios ha encomendado a la familia fundada en el matrimonio la altísima misión de ser célula fundamental de la sociedad y verdadera Iglesia doméstica”.
“Con esta certeza, ustedes, queridos esposos, han de ser, de modo especial para sus hijos, signo real y visible del amor de Cristo por la Iglesia. Cuba tiene necesidad del testimonio de su fidelidad, de su unidad, de su capacidad de acoger la vida humana, especialmente la más indefensa y necesitada”, explicó.
Previamente, el Santo Padre agradeció a Dios por permitirle realizar “este tan deseado viaje” y recordó a quienes “por enfermedad, avanzada edad u otros motivos, no han podido estar aquí con nosotros”.
El Pontífice destacó “el sacrificio y dedicación” de los cubanos en la celebración del aniversario de su Patrona. “Me ha llenado de emoción conocer el fervor con el que María ha sido saludada e invocada por tantos cubanos, en su peregrinación por todos los rincones y lugares de la Isla”, indicó.
Asimismo, recordó que la Iglesia celebra hoy “la anunciación del Señor a la Virgen María” y explicó que “la encarnación del Hijo de Dios es el misterio central de la fe cristiana”.
“En Cristo, Dios ha venido realmente al mundo, ha entrado en nuestra historia, ha puesto su morada entre nosotros, cumpliéndose así la íntima aspiración del ser humano de que el mundo sea realmente un hogar para el hombre”, explicó.
Advirtió que “en cambio, cuando Dios es arrojado fuera, el mundo se convierte en un lugar inhóspito para el hombre, frustrando al mismo tiempo la verdadera vocación de la creación de ser espacio para la alianza, para el ‘sí’ del amor entre Dios y la humanidad que le responde”.
“Sólo cuando la Virgen respondió al ángel, ‘aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra’ (Lc 1,38), a partir de ese momento el Verbo eterno del Padre comenzó su existencia humana en el tiempo”.
“Resulta conmovedor ver cómo Dios no sólo respeta la libertad humana, sino que parece necesitarla”, afirmó.
Recordó que “Dios nos ha creado como fruto de su amor infinito, por eso vivir conforme a su voluntad es el camino para encontrar nuestra genuina identidad, la verdad de nuestro ser, mientras que apartarse de Dios nos aleja de nosotros mismos y nos precipita en el vacío”.
“La obediencia en la fe es la verdadera libertad, la auténtica redención, que nos permite unirnos al amor de Jesús en su esfuerzo por conformarse a la voluntad del Padre”.
El Pontífice aseguró que “la Iglesia, cuerpo vivo de Cristo, tiene la misión de prolongar en la tierra la presencia salvífica de Dios, de abrir el mundo a algo más grande que sí mismo, al amor y la luz de Dios”.
“Vale la pena, queridos hermanos, dedicar toda la vida a Cristo, crecer cada día en su amistad y sentirse llamado a anunciar la belleza y bondad de su vida a todos los hombres, nuestros hermanos”.
Benedicto XVI alentó a los cubanos a decidirse “sin miedos ni complejos a seguir a Jesús en su camino hacia la cruz. Aceptemos con paciencia y fe cualquier contrariedad o aflicción, con la convicción de que, en su resurrección, él ha derrotado el poder del mal que todo lo oscurece, y ha hecho amanecer un mundo nuevo, el mundo de Dios, de la luz, de la verdad y la alegría. El Señor no dejará de bendecir con frutos abundantes la generosidad de su entrega”.
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