El 23 de noviembre, la Iglesia conmemora el nacimiento para el cielo del Beato Miguel Agustín Pro, quien muriera martirizado en un día como hoy del año 1927, en la ciudad de México. Nacido en Guadalupe, cerca de Zacatecas, México, en el año 1891, fue sacerdote de la Compañía de Jesús. En el año 1988, el Papa Juan Pablo II le dio el honor de los altares declarándolo Beato. Unidos, pues, a la Iglesia mexicana, brindemos nuestro sincero aplauso al Beato Agustín Pro.
Meditación .-
QUERIDO AGUSTÍN: educado cristiana y responsablemente ayudaste a tu padre a sostener el hogar y sintiendo el llamado de Dios, entras como novicio en la Compañía de Jesús. Con tu carácter alegre y jovial trataste de sembrar la alegría entre tus hermanos, a pesar de las varias enfermedades que agobiaron tu cuerpo. Pero, los acontecimientos revolucionarios te obligaron a trasladarte a los Estados Unidos, donde continuaste el noviciado en California. Al año siguiente te mandaron a Granada, en España donde concluiste tus estudios de retórica, filosofía y teología. Trasladado finalmente a Bélgica, recibiste tu ordenación sacerdotal. Tu estadía en estos países europeos te permitió conocer de cerca la realidad del catolicismo en estas tierras y en particular, participaste en la Obra Católica de Bélgica. Pero, a pesar de los cuidados, tu salud seguía empeorando y fuiste llamado a México, donde estaba iniciando la guerra cristera. Allí, lograste ejercitar clandestinamente el ministerio, preocupándote del cuidado espiritual de los fieles, de la celebración de la misa y los sacramentos, manteniéndote siempre ajeno a las actividades políticas y militares de los cristeros y lejos de la Liga defensora de la libertad religiosa, de la cual tu hermano era dirigente regional. Tantas veces habías esquivado a tus perseguidores, pero casi incidentalmente caíste en sus manos: en el año 1927, dos participantes de la Liga fallaron un atentado contra el presidente y fueron arrestados. Te arrestaron también a ti y a tu hermano. Resultaba evidente que ustedes eran ajenos a esta situación pero, sin ningún tipo de proceso, los fusilaron injustamente.
P. Javier San Martin S.J. -
A.M.D.G.