En su primera audiencia pública, concedida a cinco mil compatriotas alemanes, 25 de Abril, 2005, el Papa Benedicto XVI presentó como ejemplo de vida al Beato Rupert Mayer (1876-1945), sacerdote que con su vida desafío al nazismo y fue internado en un campo de concentración.
Nacido en Stuttgart, el 23 de enero 1876, entró en la Compañía de Jesús en 1890. Fue capellán de inmigrantes y ayudó espiritualmente a los soldados en la primera guerra mundial, donde quedó herido. Por este motivo, se le amputó la pierna izquierda. Reanudó su ministerio dedicándose a los pobres y a la dirección de la Congregación Mariana de Múnich. El padre Mayer fue uno de los primeros que comprendieron la naturaleza del movimiento hitleriano y desde 1923 afirmó que un católico no podía adherir al nacionalsocialismo. Cuando en 1933 Hitler llegó al poder, siguió manteniendo públicamente sus ideas, motivo por el cual fue encarcelado en 1939 y encerrado en el campo de concentración de Sachsenhausen. Dado que su salud empeoró gravemente, los nazis, por miedo a que su muerte en el campo de concentración hiciera de él un mártir, le internaron en la abadía de Ettal.
Murió en 1945, en Múnich, a causa de un derrame cerebral mientras predicaba, en la Iglesia San Miguel de Munich.
S.S. Juan Pablo II le beatificó en esa ciudad el 3 de mayo de 1987.
Su tumba que se encuentra en Múnich es hoy un lugar de oración.
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La iglesia de San Miguel de Munich (1583-1597)
se va a convertir en prototipo para otras iglesias jesuíticas ya del seiscientos, como las de Dilligen y Obermachtal. Lo mismo que en la arquitectura religiosa holandesa, pero aquí en la católica Baviera, frente al irracionalismo decorativo imperante, Müller y Sustris, arquitectos de San Miguel, reaccionan traduciendo en puros estilemas clasicistas una típica estructura gótica de la Alemania meridional -la Wandpfeiferkirchen o iglesias de pilar mural-, de lo que resulta un amplio espacio unitario, muy apto para la predicación, arma de batalla de la Compañía. En la fachada encontramos combinadas reminiscencias a la iglesia romana del Gesù, obra de Giacomo della Porta con el tradicional remate angular del hastial, traduciendo de manera acertada los niveles del interior. Las dos puertas permiten el acceso a una nave única delimitada por los vanos superiores. Las zonas laterales de las hornacinas y los óculos ovalados indican el espacio de las capillas laterales.
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