Cíngulo que usó la Virgen
María es venerado por católicos y ortodoxos
Una de las reliquias más
veneradas por los ortodoxos es el llamado Santo Cíngulo de la Virgen o Cinturón
de la Virgen (hagia zoni, en griego), que conservan en el monasterio de la
Anunciación de Vatopedy, el segundo en rango de los que pueblan el Monte Athos,
en Grecia.
Vista del bellísimo relicario que contiene el cinturón de
la Virgen. Monasterio Vatopedi, monte Athos (Grecia).
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Se trata de un cinturón
realizado en pelo o lana de camello tejido, según la tradición, por la propia
mano de la Virgen María. Según recoge la literatura apócrifa, concretamente la
llamada Narración del Pseudo José de Arimatea, este objeto es una prueba de la
Asunción de Nuestra Señora a los Cielos recogida por el apóstol Santo Tomás,
quien se encontraba en la India.
“Después el bienaventurado
Tomás se puso a contarles cómo se encontraba celebrando misa en la India”,
explica el autor: “Estaba aún revestido de los ornamentos sacerdotales cuando,
ignorando la palabra de Dios, se vio transportado el monte Olivete y tuvo
ocasión de ver el cuerpo santísimo de la bienaventurada Virgen María que subía
al cielo; y rogó a ésta que le otorgara una bendición. Ella escuchó su plegaria
y le arrojó el cinturón con que estaba ceñida. Entonces él mostró a todos el
cinturón”.
Como explica Luis Antequera,
esta Narración forma parte, del género denominado “literatura asuncionista”,
junto con otros títulos como el Libro del Tránsito o Pseudo Melitón, el Libro
de San Juan Evangelista o el Libro de Juan Arzobispo de Tesalónica.
El Cíngulo de Vatopedy se
conservó en Jerusalén hasta el siglo IV, cuando aparecen indicios de hallarse
en Zela (Capadocia). El emperador español Teodosio el Grande lo devolvió a
Jerusalén, y luego su hijo Arcadio lo trasladó a Constantinopla. En 1185, con
motivo de la derrota del emperador Isacio por el rey de los búlgaros Asán, la
reliquia habría sido llevada a Bulgaria, de donde habría partido posteriormente
a Serbia. Precisamente el príncipe serbio Lázaro I (1372-1389) habría hecho
entrega de la misma al monasterio de Vatopedy para su custodia.
Cinco veces al año se expone
en Italia
Otra tradición diferente sobre
el Cíngulo de la Virgen lleva hasta la reliquia que se conserva en la catedral
de San Esteban en Prato (Italia), donde se venera en una capilla propia.
Precisamente gracias a esa reliquia fue conferida a la localidad la categoría
de diócesis en 1653, junto con Pistoia, y su separación posterior en 1954,
cuatro años después de la proclamación del dogma de la Asunción por el Papa Pío
XII en la bula Munificentissimus Deus.
El Cíngulo de Prato tiene una
longitud de 87 centímetros, está realizado en lana de cabra, frente al pelo de
camello de la que está hecha el de Vatopedy, y es de color verdusco y brocado
en hilo de oro.
La presencia de la reliquia en
Prato se remonta a 1140, en los tiempos de la Primera Cruzada, cuando Michele
del Prato, un italiano enrolado en los ejércitos cruzados, lo recibe en la dote
de su mujer, María, una cristiana de Jerusalén hija de un sacerdote de rito
oriental (probablemente caldeo y por lo tanto no sometido al voto de castidad).
Según la tradición, la cristiana en cuestión, así como su padre sacerdote,
pertenecían a la familia encargada de la custodia de la reliquia desde tiempo
inmemorial.
De vuelta a Prato, en 1171
Michele habría hecho donación de la reliquia in articulo mortis al preboste
catedralicio Ruberto della Pieve, momento a partir del cual, empezó a ser
objeto de una acendrada veneración que se unió a los muchos milagros que se
producían en torno a él, sobre todo en peticiones de fertilidad por parte de
matrimonios que no podían tener hijos.
Actualmente se conserva
custodiada bajo tres llaves, una de las cuales en posesión del obispo, y se
procede a su ostensión cinco veces al año: Pascua, el primero de mayo (mes de
la Virgen), la Asunción, Navidad y el 8 de septiembre (Natividad de María).
Fuente: http://perucatolico.com/