Asunción de la
Santísima Virgen María
Hoy, de 15 Agosto la Iglesia Universal celebra una de las
fiestas más queridas del calendario mariano: LA ASUNCiÓN DE LA VIRGEN MARÍA en
cuerpo y alma a los cielos. La antigua fiesta de la "dormición" de
María, decretada en el año 602 por el Emperador Mauricio a todo el imperio
romano, empezó a ser celebrada en Roma, con el nombre de "Pausatio"
(el reposo), en el siglo VII, en tiempos del Papa Sergio. En el siglo VIII esta
fiesta recibió el título de "Asunción de la Virgen María". El 15 de
agosto de 1950, el Papa Pío XII, después de una consulta general a todos los
obispos de la Iglesia, proclamó y definió el dogma de la Asunción de María.
Razones fundamentales para la definición del dogma presentadas por Pío
XII
1-La inmunidad de María de todo pecado: La descomposición del cuerpo es
consecuencia del pecado, y como María, careció de todo pecado, entonces Ella
estaba libre de la ley universal de la corrupción, pudiendo entonces, entrar
prontamente, en cuerpo y alma, en la gloria del cielo.
2-Su Maternidad Divina: Como el cuerpo de Cristo se había formado del
cuerpo de María, era conveniente que el cuerpo de María participara de la
suerte del cuerpo de Cristo. Ella concibió a Jesús, le dio a luz, le nutrió, le
cuido, le estrecho contra su pecho. No podemos imaginar que Jesús permitiría
que el cuerpo, que le dio vida, llegase a la corrupción.
3-Su Virginidad Perpetua: como su cuerpo fue preservado en integridad
virginal, (toda para Jesús y siendo un tabernáculo viviente) era conveniente
que después de la muerte no sufriera la corrupción.
4-Su participación en la obra redentora de Cristo: María, la Madre del
Redentor, por su íntima participación en la obra redentora de su Hijo, después
de consumado el curso de su vida sobre la tierra, recibió el fruto pleno de la
redención, que es la glorificación del cuerpo y del alma.
La Asunción es la victoria de Dios confirmada en María y asegurada para
nosotros. La Asunción es una señal y promesa de la gloria que nos espera cuando
en el fin del mundo nuestros cuerpos resuciten y sean reunidos con nuestras
almas.
La Asunción es un mensaje de esperanza que nos hace pensar en la dicha de
alcanzar el Cielo, la gloria de Dios y en la alegría de tener una madre que ha
alcanzado la meta a la que nosotros caminamos.
Este día, recordamos que María es una obra maravillosa de Dios. Concebida
sin pecado original, el cuerpo de María estuvo siempre libre de pecado. Era
totalmente pura. Su alma nunca se corrompió. Su cuerpo nunca fue manchado por
el pecado, fue siempre un templo santo e inmaculado.
También, tenemos presente a Cristo por todas las gracias que derramó sobre
su Madre María y cómo ella supo responder a éstas. Ella alcanzó la Gloria de
Dios por la vivencia de las virtudes. Se coronó con estas virtudes.
La maternidad divina de María fue el mayor milagro y la fuente de su
grandeza, pero Dios no coronó a María por su sola la maternidad, sino por sus
virtudes: su caridad, su humildad, su pureza, su paciencia, su mansedumbre, su
perfecto homenaje de adoración, amor, alabanza y agradecimiento.
María cumplió perfectamente con la voluntad de Dios en su vida y eso es lo
que la llevó a llegar a la gloria de Dios.
En la Tierra todos queremos llegar a Dios y en esto trabajamos todos los
días. Esta es nuestra esperanza. María ya ha alcanzado esto. Lo que ella ha
alcanzado nos anima a nosotros. Lo que ella posee nos sirve de esperanza.
María tuvo una enorme confianza en Dios y su corazón lo tenía lleno de
Dios.
Ella es nuestra Madre del Cielo y está dispuesta a ayudarnos en todo lo que
le pidamos.
La fiesta de la Asunción es “la fiesta de María”, la más solemne de las
fiestas que la Iglesia celebra en su honor. Este día festejamos todos los
misterios de su vida.
Es la celebración de su grandeza, de todos sus privilegios y virtudes, que
también se celebran por separado en otras fechas.
Este día tenemos presente a Cristo por todas las gracias que derramó sobre
su Madre, María. ¡Qué bien supo Ella corresponder a éstas! Por eso, por su
vivencia de las virtudes, Ella alcanzó la gloria de Dios: se coronó por estas
virtudes.
La maternidad divina de María fue el mayor milagro en su vida y la fuente
de su grandeza. Pero Dios no la coronó por su maternidad, sino por sus
virtudes: su caridad, su humildad, su pureza, su paciencia, su mansedumbre y su
perfecto homenaje de adoración, amor, alabanza y agradecimiento a Dios.
María es una obra maravillosa de Dios: mujer sencilla y humilde, concebida
sin pecado original y, por tanto, criatura purísima. Su alma nunca se
corrompió. Su cuerpo nunca fue manchado por el pecado, fue siempre un templo
santo e inmaculado de Dios.
En la Tierra todos queremos llegar a Dios y por este fin trabajamos todos
los días, ya que ésa es nuestra esperanza. María ya lo ha alcanzado. Lo que
ella ya posee nos anima a nosotros a alcanzarlo también.
María tuvo una enorme confianza en Dios, su corazón lo tenía lleno de Dios.
Vivió con una inmensa paz porque vivía en Dios, porque cumplió a la perfección
con la voluntad de Dios durante toda su vida. Y esto es lo que la llevó a gozar
en la gloria de Dios. Desde su Asunción al Cielo, Ella es nuestra Madre del
Cielo.
EL DOGMA
El
dogma de la Asunción se refiere a que la Madre de Dios, luego de su vida
terrena fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial.
Este Dogma fue
proclamado por el Papa Pío XII, el 1º de noviembre de 1950, en la Constitución
Munificentisimus Deus:
"Después de elevar a Dios muchas y reiteradas
preces y de invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios
omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia; para honor
de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte;
para aumentar la gloria de la misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda
la Iglesia, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los
bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra, pronunciamos,
declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que La Inmaculada Madre
de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta
en cuerpo y alma a la gloria del cielo".
http://www.ewtn.com/spanish/maria/dogmas_marianos.htm#LA
ASUNCIÓN
IMPORTANCIA DEL DOGMA DE LA ASUNCION DE MARIA
Ahora bien, ¿por qué
es importante que los católicos recordemos y profundicemos en el Dogma de la
Asunción de la Santísima Virgen María al Cielo? El Nuevo Catecismo de la
Iglesia Católica responde a este interrogante:
"La Asunción de
la Santísima Virgen constituye una participación
singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección de
los demás cristianos" (#966).
La
importancia de la Asunción para nosotros, hombres y mujeres de comienzos del
Tercer Milenio de la Era Cristiana, radica en la relación que hay entre la
Resurrección de Cristo y la nuestra. La presencia de María, mujer de nuestra
raza, ser humano como nosotros, quien se halla en cuerpo y alma ya glorificada
en el Cielo, es eso: una anticipación de nuestra propia resurrección.
Más aún,
la Asunción de María en cuerpo y alma al cielo es un Dogma de nuestra fe católica,
expresamente definido por el Papa Pío XII hablando "ex-cathedra". Y
... ¿qué es un Dogma? Puesto en los términos más sencillos, Dogma es una verdad
de Fe, revelada por Dios (en la Sagrada Escritura o contenida en la Tradición),
y que además es propuesta por la Iglesia como realmente revelada por Dios.
En este
caso se dice que el Papa habla "ex-cathedra", es decir, que habla y
determina algo en virtud de la autoridad suprema que tiene como Vicario de
Cristo y Cabeza Visible de la Iglesia, Maestro Supremo de la Fe, con intención
de proponer un asunto como creencia obligatoria de los fieles Católicos.
El Nuevo
Catecismo de la Iglesia Católica (#966) nos lo explica así, citando a Lumen
Gentium 59, que a la vez cita la Bula de la Proclamación del Dogma: "Finalmente,
la Virgen Inmaculada, preservada libre de toda mancha de pecado original,
terminado el curso de su vida en la tierra, fue llevada a la gloria del Cielo y
elevada al Trono del Señor como Reina del Universo, para ser conformada más
plenamente a su Hijo, Señor de los señores y vencedor del pecado y de la
muerte".
Y el Papa Juan Pablo II, en una de sus Catequesis sobre la Asunción, explica
esto mismo en los siguientes términos:
"El
dogma de la Asunción afirma que el cuerpo de María fue glorificado después de
su muerte. En efecto, mientras para los demás hombres la resurrección de los
cuerpos tendrá lugar al fin del mundo, para María la glorificación de su cuerpo
se anticipó por singular privilegio" (JP II, 2-julio-97).
"Contemplando
el misterio de la Asunción de la Virgen, es posible comprender el plan de la
Providencia Divina con respecto a la humanidad: después de Cristo, Verbo
encarnado, María es la primera criatura humana que realiza el ideal
escatológico, anticipando la plenitud de la felicidad, prometida a los elegidos
mediante la resurrección de los cuerpos" (JP II , Audiencia General del
9-julio-97).
Continúa
el Papa: "María Santísima nos muestra el destino final de quienes `oyen la
Palabra de Dios y la cumplen' (Lc. 11, 28). Nos estimula a elevar nuestra
mirada a las alturas, donde se encuentra Cristo, sentado a la derecha del
Padre, y donde está también la humilde esclava de Nazaret, ya en la gloria
celestial" (JP II, 15-agosto-97)
Los
hombres y mujeres de hoy vivimos pendientes del enigma de la muerte. Aunque lo
enfoquemos de diversas formas, según la cultura y las creencias que tengamos,
aunque lo evadamos en nuestro pensamiento, aunque tratemos de prolongar por
todos los medios a nuestro alcance nuestros días en la tierra, todos tenemos
una necesidad grande de esa esperanza cierta de inmortalidad contenida en la
promesa de Cristo sobre nuestra futura resurrección.
Mucho
bien haría a muchos cristianos oír y leer más sobre este misterio de la
Asunción de María, el cual nos atañe tan directamente. ¿Por qué se ha logrado
colar la creencia en el mito pagano de la re-encarnación entre nosotros? Si
pensamos bien, estas ideas extrañas a nuestra fe cristiana se han ido metiendo
en la medida que hemos dejado de pensar, de predicar y de recordar los misterios,
que como el de la Asunción, tienen que ver con la otra vida, con la
escatología, con las realidades últimas del ser humano.
El
misterio de la Asunción de la Santísima Virgen María al Cielo nos invita a
hacer una pausa en la agitada vida que llevamos para reflexionar sobre el
sentido de nuestra vida aquí en la tierra, sobre nuestro fin último: la Vida
Eterna, junto con la Santísima Trinidad, la Santísima Virgen María y los
Angeles y Santos del Cielo. El saber que María ya está en el Cielo gloriosa en
cuerpo y alma, como se nos ha prometido a aquéllos que hagamos la Voluntad de
Dios, nos renueva la esperanza en nuestra futura inmortalidad y felicidad
perfecta para siempre.
Explicación del cuadro pictórico:
Pintura sobre cobre copia un grandioso lienzo del
pintor flamenco Pedro Pablo Rubens, fechable en torno a 1636-1638 y existente
en la colección del principe de Liechtenstein en Viena.
La Virgen, de juvenil aspecto y portando blanca
vestimenta y manto azul -rojo en el original de Rubens-, asciende arrodillada
sobre las nubes y acompañada de varios ángeles. Abajo, la tumba vacía sirve de
centro de reunión a diversas figuras de apóstoles y mujeres, apareciendo San
Pedro y San Juan de rodillas en primer término. La mujer que, arrodillada,
sostiene unas flores en primer plano repite los rasgos de Helena Fourment, la
segunda esposa del gran pintor flamenco.