Homilía de Mons. Cipriano Calderón Polo durante la misa con el Movimiento de Vida Cristiana en la Basílica del Santísimo Salvador y San Juan de Letrán - Roma. ( Mayo 1998)
«María se puso en camino y fue aprisa a la montaña»
«María se puso en camino y fue aprisa a la montaña»
1. Queridos jóvenes y demás hermanos y hermanas del Movimiento de Vida Cristiana, que desde tantos lugares de América Latina os habéis puesto «en camino» con vuestro Fundador, como María, para venir «aprisa» a esta «montaña» santa que es Roma.
Ahora estáis en la Catedral del Papa: «Omnium Urbis et Orbis Ecclesiarum Mater et Caput»: «Madre y cabeza de todas las Iglesias de la Urbe y del Orbe», como habéis visto escrito en el frontispicio del templo.
Aquí estamos reunidos para celebrar a Cristo, el "Santísimo Salvador". Tened presente que éste es el nombre principal de esta Patriarcal Basílica, comúnmente llamada de San Juan de Letrán: Basílica del Santísimo Salvador, Cristo Jesús a quien contemplamos, fascinante, radiante de luz y de misterio, Pantokrátor, en el impresionante mosaico bizantino de Torriti que mandó restaurar el Papa León XIII, en el ábside de esta Iglesia excepcional: primer templo de la cristiandad.
Celebramos a Cristo y celebramos a su Madre Santísima la Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Evangelización. …/
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Ahora estáis en la Catedral del Papa: «Omnium Urbis et Orbis Ecclesiarum Mater et Caput»: «Madre y cabeza de todas las Iglesias de la Urbe y del Orbe», como habéis visto escrito en el frontispicio del templo.
Aquí estamos reunidos para celebrar a Cristo, el "Santísimo Salvador". Tened presente que éste es el nombre principal de esta Patriarcal Basílica, comúnmente llamada de San Juan de Letrán: Basílica del Santísimo Salvador, Cristo Jesús a quien contemplamos, fascinante, radiante de luz y de misterio, Pantokrátor, en el impresionante mosaico bizantino de Torriti que mandó restaurar el Papa León XIII, en el ábside de esta Iglesia excepcional: primer templo de la cristiandad.
Celebramos a Cristo y celebramos a su Madre Santísima la Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Evangelización. …/
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5. Juan Pablo II ha escrito que la Virgen fue la «primera evangelizadora de América Latina» En la Catedral de Lima se venera la imagen de Nuestra Señora de la Evangelización, enviada a la ciudad de los Reyes por el Emperador Carlos V.
Pensemos en la inmensa y desbordante labor evangelizadora que la Virgen realiza en tantos santuarios marianos esparcidos por todo el mundo, comenzando por Santa María la Mayor aquí en Roma, y en el suelo americano, desde Guadalupe.
¡Cuántas multitudes! Miles y miles de personas van continuamente a esos santuarios para ser evangelizadas por Santa María.
Dejémonos también nosotros evangelizar por la Virgen de Nazaret. Aprendamos de Ella a entregarnos sin reserva a la fascinante aventura de la Nueva Evangelización, a la que nos ha convocado el Papa en la perspectiva del tercer milenio de la Iglesia.
Pero no olvidemos, sobre todo ahora en Pentecostés, que --como afirma el Papa en la carta apostólica Tertio millennio adveniente-- el «agente principal de la Nueva Evangelización» es el Espíritu Santo : «fuente de los carismas», «incienso de la oración», «fuego del testimonio», «luz de la fe», «aliento y sonrisa de la Iglesia», «gozo de María», como dicen las Letanías del Espíritu Santo.
Él haga que la profecía de la evangelización se cumpla en el mundo entero; que se cumpla en el Sodalitium Christianae Vitae y en el Movimiento de Vida Cristiana, en cada uno de nosotros.
«Evangelizare Iesum Christum»: anunciar a Jesucristo, según el grito de San Pablo que oiréis resonar en la Basílica del Apóstol de las Gentes, cuando la visitéis.
Jesucristo, único Salvador del mundo: ayer, hoy y siempre. Así sea.
http://multimedios.org/docs/d000864/
Pensemos en la inmensa y desbordante labor evangelizadora que la Virgen realiza en tantos santuarios marianos esparcidos por todo el mundo, comenzando por Santa María la Mayor aquí en Roma, y en el suelo americano, desde Guadalupe.
¡Cuántas multitudes! Miles y miles de personas van continuamente a esos santuarios para ser evangelizadas por Santa María.
Dejémonos también nosotros evangelizar por la Virgen de Nazaret. Aprendamos de Ella a entregarnos sin reserva a la fascinante aventura de la Nueva Evangelización, a la que nos ha convocado el Papa en la perspectiva del tercer milenio de la Iglesia.
Pero no olvidemos, sobre todo ahora en Pentecostés, que --como afirma el Papa en la carta apostólica Tertio millennio adveniente-- el «agente principal de la Nueva Evangelización» es el Espíritu Santo : «fuente de los carismas», «incienso de la oración», «fuego del testimonio», «luz de la fe», «aliento y sonrisa de la Iglesia», «gozo de María», como dicen las Letanías del Espíritu Santo.
Él haga que la profecía de la evangelización se cumpla en el mundo entero; que se cumpla en el Sodalitium Christianae Vitae y en el Movimiento de Vida Cristiana, en cada uno de nosotros.
«Evangelizare Iesum Christum»: anunciar a Jesucristo, según el grito de San Pablo que oiréis resonar en la Basílica del Apóstol de las Gentes, cuando la visitéis.
Jesucristo, único Salvador del mundo: ayer, hoy y siempre. Así sea.
http://multimedios.org/docs/d000864/
Mons. Cipriano Calderón Polo nació en Plasencia (Cáceres) el 1 de diciembre de 1927. Hizo sus primeros estudios eclesiásticos en el Seminario Menor de Plasencia. Cursó latín, griego, humanidades y filosofía en el Seminario-Universidad Pontificia de Comillas (Santander). Ha acompañado a Juan Pablo II en todos los Viajes Apostólicos a América Latina y en otros viajes internacionales. Participó en la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano celebrada en Santo Domingo (1992). Formó parte del Consejo de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos para la Asamblea especial del mismo dedicada a América (1997). En la Curia romana además ha sido miembro de la Congregación para los Obispos, del Pontificio Comité para los Congresos Eucarísticos Internacionales, consultor del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, miembro de la Comisión Interdicasterial para una mejor distribución de los Sacerdotes en el Mundo, y de otras Comisiones. Entre otros reconocimientos, en junio del año 2003 le fue concedida la Gran Cruz de Isabel la Católica.
Falleció en la paz del Señor el día 4 de febrero de 2009 en la Clínica Pío XI de Roma a consecuencia de una parada cardio-respiratoria tras haber sido sometido a una operación de urgencia por perforación intestinal.
Falleció en la paz del Señor el día 4 de febrero de 2009 en la Clínica Pío XI de Roma a consecuencia de una parada cardio-respiratoria tras haber sido sometido a una operación de urgencia por perforación intestinal.