"Los padres jesuitas son los pioneros de la
Misericordia"
“Me ha parecido muy oportuno que una puerta de la
Misericordia esté aquí en Fátima porque ustedes, padres jesuitas, siempre están
a la espera de los penitentes, están como pioneros de la Misericordia. Los
invito a que haya una verdadera cantidad de gente que entre, por esa puerta que
es Cristo, que entre a los corazones…
Les agradezco por aquí [en la parroquia
Nuestra Señora de Fátima] y en San Pedro, todo Lima sabe que siempre encontrará
un sacerdote dispuesto a escuchar y confesar, ojalá en muchas Iglesias
tuviéramos esa disponibilidad”. Con estas palabras El Cardenal Juan Luis
Cipriani abrió una de las últimas puertas santas de la Arquidiócesis de Lima en
la parroquia Nuestra Señora de Fátima en Miraflores a cargo de los sacerdotes
de la Compañía de Jesús.
La soledad es la enfermedad de este mundo
En la santa Misa, el Primado del Perú recordó a todos los
asistentes el llamado constante que hace el Santo Padre Francisco de acercarnos
más a Jesús y de nunca sentirnos solos.
“La enfermedad más dura que hoy se extiende en la juventud,
en la gente madura y en la gente de la tercera o cuarta edad, es la soledad,
que se olviden de mí. Pero Dios no es soledad. Nunca estamos solos, con trabajo
o sin trabajo, con salud o enfermedad, llenos de pecado o limpios de pecados,
pobres y ricos, Jesús está con nosotros.”
“Esa soledad del twitter, del whatsapp, del facebook, nos
aísla. Esa es la enfermedad que hoy le pedimos al Señor en este año de la
misericordia: Sal al encuentro de nosotros, acompáñanos, conviértenos en esos
agentes, testigos de la misericordia. La respuesta a ese pecado que te aísla es
lograr que la familia sea el gran centro de la misericordia y preguntarnos:
¿Qué puedo hacer yo en mi familia? ¿Puedo sonreír más, puedo ser más amable?,
¿puedo escuchar un poco más? Cada miembro de la familia pregúntese qué puede
hacer para hacer del ambiente de la familia un lugar más agradecido, más
alegre, y más servicial.”
Misericordia en Familia
En otro momento el Cardenal Juan Luis pidió recuperar el
ambiente del hogar de los padres y de los abuelos convirtiendo a la familia en
la primera escuela de donde el centro de sus vidas sea la misa dominical.
“Misericordia en la familia como fruto de la misericordia de
Dios en tu corazón. Cuántos milagros van a ocurrir pasando por esa puerta, al
encuentro del perdón y de la eucaristía, miles y miles de milagros, no solo de
salud sino de paz, de amor de Dios, de entrega al prójimo, de volver a empezar
una situación familiar. […] Dejemos de lado la comodidad, la pereza y la
televisión; ya no es el martirio, son como esas pequeñas flojeras que se han
metido que nos llevan muchas veces a alejarnos de este día central de la fe en
que se renueva el misterio pascual, en que Jesús vuelve a entregar su cuerpo y
alma, en que Jesús vuelve a acercarse a cada uno para perdonarlo, para llenarlo
de alegría, para invitarlos a esa felicidad eterna.”
"El pecado nos aísla"
En otro momento, el Cardenal Juan Luis indicó a los cientos
de fieles que llegaron hasta Miraflores que el pecado nos aísla y recordó el
pedido del Papa Francisco de reconocer que somos pecadores.
“Hermanos, el pecado aísla, esa gran enfermedad de la
soledad se va extendiendo porque el pecado nos va aislando, promete mucho pero
nos deja solos y la gran respuesta es rehacer la familia, empezando por la
reconciliación personal.”
“Todos somos pecadores; es bueno repetirlo al interior: Soy
pecador porque necesito de tu misericordia y perdón, no somos un grupo de
perfectos contra un grupo pecadores, ¡No! Somos los pecadores. No somos
llamados a un éxito, a un triunfo, a una redención hecha a nuestra manera.
Jesús el rostro de la misericordia nos conoce,
y nos quiere y perdona. Para todo eso en ese amor y en esa conversión
Jesús nos dice: Yo vengo a tu alma pero llévame.”
Finalmente les recordó a los fieles que el año de la
Misericordia debe ser un año de obras de misericordia. Concelebraron, Monseñor
Pedro Barreto, Arzobispo de Huancayo, el Párroco Carlos Cardó Franco y los
vicarios parroquiales.