Garabatos
Los grandes proyectos empiezan
por un garabato. Muchas veces este garabato es muy sugerente, es bonito y nos
llama la atención por su fuerza.
Dice una canción: “Todos
fuimos garabatos de nosotros mismos”. Y es que cualquier proyecto no quiere
quedarse en un bonito dibujo, lo que esbozamos en nuestras vidas tiene vocación
de construirse, matizando y materializando poco a poco. Hay un “para” en
nuestra vida que nos moviliza a concretar lo que vivimos.
San Ignacio vivió esta
experiencia, su estancia convaleciente en Loyola después de la batalla de
Pamplona le sirvió para dibujar un boceto: Dios estaba presente en su vida y
quería hacer su voluntad. Necesitó recorrer muchos caminos y encontrarse con
muchas personas para hacer que los primeros garabatos que dibujó tomaran forma.
No te conformes con el
garabato. ¿Cuál es el siguiente paso que tienes que dar?
Espiritualidad Ignaciana
Teatro Opera de Bilbao