Gruta de la Natividad
La entrada actual está ubicada lateralmente respecto al
lugar del nacimiento de Jesús, pero se conjetura que en el siglo IV el acceso
se realizaría frontalmente, desde la parte delantera del presbiterio. Las dos
pequeñas portadas de ambos accesos son del periodo cruzado. Por la escalera sur
(derecha del iconostasio) se llega al interior mismo de la Gruta de la
Natividad. El espacio es estrecho y angosto; las paredes, originalmente
irregulares, forman ahora un perímetro casi rectangular. En la época bizantina,
la roca natural de las paredes estuvo recubierta con mármol.
El Altar de la Natividad se comenzó a venerar sólo cuando,
en la época bizantina, fue creado este espacio como recuerdo del lugar preciso
del nacimiento de Jesús. La estructura actual es completamente distinta a la
descrita por los peregrinos Focas y l'Abad Daniel en el siglo XII. Dos columnas
de piedra roja sostienen el altar, donde figura la inscripción «Gloria in
excelsis Deo et in terra pax hominibus»; en el conjunto están representados el
Niño entre pañales, la escena del lavatorio del Niño y la llegada de los
pastores. Bajo el altar se encuentra la estrella de plata con la inscripción
latina: «Hic de Virgine Maria Iesus Christus natus est - 1717», en recuerdo del
lugar exacto de la Natividad.
A la derecha del altar de la Natividad está el lugar donde
María colocó al Niño tras nacer: un “comedero”, llamado popularmente el Altar
del Pesebre. En esta parte de la gruta el suelo es más bajo. Este espacio está
delimitado por columnas parecidas a las bizantinas de la nave central de la
basílica y por restos de dos columnas cruzadas. Frente al pesebre existe un
altarcillo dedicado a los Magos donde los latinos celebran la santa Misa. La
actual estructura de toda esta capillita no es original, sino resultado de
muchos cambios realizados a lo largo del tiempo y derivados del continuo
trasiego de peregrinos.
Tras el incendio de 1869 y para prevenir nuevos siniestros,
las paredes de la Gruta fueron recubiertas con paneles de amianto, donados por
el presidente de la República Francesa, el mariscal MacMahon, en 1874. Por
debajo de este revestimiento son todavía visibles los mármoles cruzados,
mientras que sobre dichos paneles penden cuadros de madera de escaso interés
artístico.
Iglesia de la Natividad