Se cumplen 400 años de la muerte de Bernardo Bitti SJ
La obra del jesuita italiano Bernardo Bitti constituye sin duda -a juicio de los enterados críticos- una de las más notables expresiones de la pintura religiosa en Hispanoamérica a fines del siglo XVI y comienzos del XVII.
Nacido en Camerino en 1548, ingresó a la Compañía de Jesús como Hermano en 1568 y vino al Perú en 1575. Los treinticinco años siguientes de su vida estuvieron consagrados sin descanso al arte pictórico. Lo ejercitó en las diversas casas e iglesias de la orden de San Ignacio en Lima, Cusco, Arequipa, Juli, La Paz, Chuquisaca y Potosí. Su fama es ya reconocida en 1589 así en la “Carta Anua” de 1589: “Está entre el número de los nuestros un hermano extraordinario artista pintor, cuyo nombre brilla en todo el reino”.
Si bien su producción registra claras influencias de Miguel Ángel, Rafael y Vasari, el Hermano Bitti muestra un estilo inconfundible: y es que -como afirma José de Mesa-, “había unido a las enseñanzas de la escuela romana del último manierismo el acre sabor de la tierra andina”. La composición, el dibujo y el colorido llegan a cumbres de maestría y técnica formal difícilmente superables.
La Coronacion de la Virgen Maria
Sintió especial predilección por la temática mariana: del medio centenar de pinturas suyas identificadas en el ámbito peruano-boliviano, una veintena representa a la Virgen María en alguno de los misterios de su vida: Anunciación, Expectación, Purificación, Asunción, Coronación.
Sus cuadros otorgan preferencia a los toques suaves y cálidos, que atraen y cautivan. Elegancia y alargamiento de las figuras, apacible y transparente serenidad de los rostros, finura y equilibrio de las combinaciones cromáticas, unción religiosa, hacen de Bernardo Bitti un artista excepcional.
Pero además dedicó parte de su trabajo a la escultura. Retablos, altares, relieves, imágenes revelan –no menos que la pintura- una destreza superior, como puede apreciarse todavía hoy en templos y museos de Lima, Cusco y el Altiplano.
Deseamos subrayar finalmente que el arte de Bitti hizo escuela: se proyecta desde el Virreinato peruano hasta Quito y Nueva Granada y llega a crear en los nativos de estos pueblos -según el autorizado criterio de José de Mesa- “una permanente búsqueda hacia los valores plásticos y un apego a la pintura idealizada”.
Jesus Recusitado de Bernardo Bitti SJ - Iglesia de la Compañia de Jesus en Arequipa
Bitti falleció en Lima en 1610, dejando para la posteridad el legado imperecedero de su arte y la inspirada lucidez de su genio.
(Texto de Armando Nieto, S.J. (1990) - (Fuente: Micro Noticias de la Provincia Peruana)
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