Hoy, 23 de septiembre, la iglesia universal celebra a SAN PÍO DE PIETRELCINA, quien muriera santamente en un día como hoy del año 1968 en San Giovanni Rotondo, en Puglia, Italia. Nacido en 1887 en Pietrelcina, provincia de Benevento, Italia, fue sacerdote de la Orden de los frailes menores capuchinos. En el año 2002 el Papa Juan Pablo II, le inscribió en el libro áureo de los Santos.
Hoy también la iglesia latinoamericana conmemora a los BEATOS MARTIRES DE TLAXCALA, que sufrieran el martirio en la localidad de Tlaxcala, estado del mismo nombre, en México. Ellos fueron tres niños, CRISTÓBAL, ANTONIO y JUAN que dieron testimonio de su fe cristiana en un ambiente cargado de corrupción e idolatrías, Cristóbal en 1527 y Antonio y Juan en 1529. En 1990 Juan Pablo II, en el marco de una festiva y emocionante ceremonia en la ciudad de México, los declaró beatos.
Unidos pues, a quienes hacen de su vida un ejemplo de entrega, brindemos nuestro vivo aplauso a los Niños Mártires de Tlaxcala y a San Pío de Pietrelcina.
MEDITACION
QUERIDO PADRE PÍO: recordar tu vida, es ver al niño que meció su cuna en una familia de campesinos, en la pobreza y la humildad, y luego al fraile capuchino, orden a la que ingresaste a los 16 años. Ordenado sacerdote, tu inestable salud te retuvo por algunos años con tu familia pero, mientras tanto, Dios fue preparándote con regalos y gracias extraordinarias, para la misión que habrías de desarrollar en el convento de San Giovanni Rotondo. Allí, viviste el hermoso y doloroso proceso de tu entrega a la Voluntad de Dios. Tu vida fue marcada por especiales fenómenos místicos, que dejaron señales indelebles en tu cuerpo y en tu alma. Tu santidad y carisma fueron un potente imán para las almas que buscaban a Dios. Millares de personas iban a buscarte a San Giovanni Rotondo para confesarse contigo y participar en tu mística misa. Apóstol del confesionario, atendías a todas horas a los muchos que acudían a ti, teniendo para todos una palabra profunda y de esperanza. De tu corazón sacerdotal salieron numerosos frutos, entre ellos los Grupos de Oración, y la Casa Alivio del Sufrimiento, por tí definida "templo de oración y de ciencia". Pasaste toda tu vida, pero especialmente tus últimos años, rociados de enfermedades físicas y sufrimientos morales. San Pío de Pietrelcina, siempre te recordaremos como el humilde fraile capuchino, que asombró al mundo con su vida, toda entregada a la escucha de Dios y de los hermanos.
Hoy también la iglesia latinoamericana conmemora a los BEATOS MARTIRES DE TLAXCALA, que sufrieran el martirio en la localidad de Tlaxcala, estado del mismo nombre, en México. Ellos fueron tres niños, CRISTÓBAL, ANTONIO y JUAN que dieron testimonio de su fe cristiana en un ambiente cargado de corrupción e idolatrías, Cristóbal en 1527 y Antonio y Juan en 1529. En 1990 Juan Pablo II, en el marco de una festiva y emocionante ceremonia en la ciudad de México, los declaró beatos.
Unidos pues, a quienes hacen de su vida un ejemplo de entrega, brindemos nuestro vivo aplauso a los Niños Mártires de Tlaxcala y a San Pío de Pietrelcina.
MEDITACION
QUERIDO PADRE PÍO: recordar tu vida, es ver al niño que meció su cuna en una familia de campesinos, en la pobreza y la humildad, y luego al fraile capuchino, orden a la que ingresaste a los 16 años. Ordenado sacerdote, tu inestable salud te retuvo por algunos años con tu familia pero, mientras tanto, Dios fue preparándote con regalos y gracias extraordinarias, para la misión que habrías de desarrollar en el convento de San Giovanni Rotondo. Allí, viviste el hermoso y doloroso proceso de tu entrega a la Voluntad de Dios. Tu vida fue marcada por especiales fenómenos místicos, que dejaron señales indelebles en tu cuerpo y en tu alma. Tu santidad y carisma fueron un potente imán para las almas que buscaban a Dios. Millares de personas iban a buscarte a San Giovanni Rotondo para confesarse contigo y participar en tu mística misa. Apóstol del confesionario, atendías a todas horas a los muchos que acudían a ti, teniendo para todos una palabra profunda y de esperanza. De tu corazón sacerdotal salieron numerosos frutos, entre ellos los Grupos de Oración, y la Casa Alivio del Sufrimiento, por tí definida "templo de oración y de ciencia". Pasaste toda tu vida, pero especialmente tus últimos años, rociados de enfermedades físicas y sufrimientos morales. San Pío de Pietrelcina, siempre te recordaremos como el humilde fraile capuchino, que asombró al mundo con su vida, toda entregada a la escucha de Dios y de los hermanos.