AUTOBIOGRAFÍA DEL
PADRE CASTILLO - XXV
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A siete de Junio de 1669,
sábado por la tarde, se echaron los cordeles para la nueva Capilla de Nuestra
Señora de los Desamparados. Este día a las tres de la tarde, habiendo el
Excelentíssimo Señor Conde de Lemos venido a la Capilla de Nuestra Señora de
los Desamparados, y hecho oración delante de la Santíssima Virgen, que estaba
descubierta este día, salió el Señor Virrey a la plazuela de dicha Capilla, y
habiendo visto echar los cordeles, tomó Su Excelencia una barreta en las manos
y comenzó el primero a barretear en el lugar en donde se ha de hacer el altar
mayor de la Santíssima Virgen, acción que edificó mucho a los que se hallaron
presentes; luego se fué Su Excelencia a rezar el rosario en Santo Domingo, de
donde se volvió Su Excelencia a la Capilla de Nuestra Señora de los
Desamparados a despachar los negocios de la dicha Capilla de esta gran Reina.
Una noche, antes de esta función,
teniendo el Maestro de la obra de esta Capilla, que se llama Manuel de Escobar,
los dibujos, la planta y forma de la Capilla de la Santíssima Virgen de los
Desamparados, juntos con otros papeles sobre un escritorio que estaba sobre una
mesa dentro de su aposento, dixo el·dicho·Maestro y afirmó a su Excelencia y a
mi, que a medianoche vió entrar un perro o mono o un animal muy feroz, y que se
llegó al escritorio, y dejando los otros papeles arrebató el papel en que
estaba dibujada la Capilla de la Santíssima Virgen, y cogiendo con los dientes
le sacó tres bocados y echó en el suelo, en donde por Ia mañana lo halló el
maestro, sin haber hallado los tres bocados para pegarlos. Tanto como esto
aborrece el demonio este Santuario, aun pintado. Este caso contó el dicho
maestro públicamente la tarde en que echó los cordeles, y yo ví el dibujo y
dicho papel después remendado.
A 22 de Junio de 1669, sábado
por la mañana, no se juntaron de limosna para la misa cantada de la Santíssima
Virgen y para gastos de la Capilla, si no es quatro pesos tan solamente, con
que no había ni aun para pagar la música; hallábame con otros obras también de
que la Capilla de la Santíssima Virgen necesitaba. Este día, a las siete de la
noche, estando yo en la capilla de la Santíssima Virgen, me avisaron cómo el
Señor Inquisidor don Cristóbai de Castilla, electo entonces Obispo de Huamanga,
entrava en la Capilla de la Santíssima Virgen; extrañé en aquella hora la
visita de su Ilustríssima, díjome el Señor Ollispo el mnotivo de ella, diciendo
que allí me llevaba doscientos pesos que la Señora Condesa de Santisteban le
había escrito a su Señoría diese en nombre de su Excelencia a Nuestra Señora de
los Desamparados, por haber amparado en sus trabajos a su Excelencia, y así me
los llevó luego el señor Obispo y los entró por medio de uno de sus criados.
A 29 de Junio de 1669, sábado
por la tarde, día del glorioso Apóstol San Pedro, se puso la primera piedra. en
el cimiento de la nueva Capilla de la Santíssíma Virgen de los Desamparados;
este día amaneció derrumbado por un lado el cimiento, lo cual se puede tener
por milagro de la Santíssima Virgen, porque si hubiera sucedido a la tarde, al
tiempo de poner la primera piedra, sucediera una gran desgracia y peligraran
algunas vidas como pudo también·suceder otra tarde;·si la Virgen Santíssima no
guardara a tres o cuatro que estaban dentro un cimiento que estaban abriendo, y
se derrumbó. Este día por la tarde, bendijo la primera piedra con mucha
solemnidad y con las ceremonias acostumbradas el Padre Luis Jacinto de
Contreras, Provincial de esta Provincia, llevó la piedra y la puso en su lugar
el Excelentíssimo Señor Conde de Lemos, asistido de toda la Real Audiencia y
del Ilustre Cabildo de esta ciudad;·verificándose la profesía del Venerable
Padre Fray Pedro Urraca de que había de venir·un señor Virrey que había de
acresentar y fomentar mucho las cosas de esta Capilla de Nuestra Señora de los
Desamparados Santíssima.
Entre las varias monedas que
pusieron dentro de la piedra se puso una imagen de plata de Nuestra Señora de
los Desamparados y otra del Patriarca gloriosíssimo San Joseph, cuyos nombres
pusieron a la Capilla, y una lámina grande de plata encima con las siguientes
palabras, escritas con letras góticas, y grabadas en dicha lámina:
Regente Ecclesiam Beatissimo
Papa Clemente Nono. Hispaniarum Rege Carolo Secundo, sed gubernante pro eo
adhuc subtutrice Serenissima Regina Mariana Áustriaca eius genitrix. Regnorum
Novi Mundi in Peruvio clavem tenente Excmo. Principe et prorege rneritiss. D.
D. Petro Fernandez de Castro et Borja, Comité de Lemos. Pastore vigilantiss. et
Illmo. Presule D. D. Pedro de Villagomez Archiepiscopo Limensi. Universae
Societatis Jesu Praeposito Generali Rmo. P. Joanne Paulo Oliva. Provinciae
Peruanae eiusdem Societatis R. P. Ludovico Hiacintho de Contreras. Et Rectore
Colegii D. Pauli P. Ignacio de las Roelas. Virginis Mariae Derelictorum
faustricis nuncucati. Die 29 Junii Principi Apostolorum sacro Petro inquam
Petra super quam aedificata est Ecclesia. Anno Domini M. D. V. L. X. I. X.
Habiéndose puesto la piedra y
acabado las ceremonias, entraron todos en la Capilla de la Santíssima Virgen, a
dónde se cantó el Te Deum laudamus y las letanías de la Santíssima Virgen, a
que asistió el Señor Virrey Audiencia y Cabildo de la ciudad.
A 3 de Julio de 1669, sábado a
medio día, alcabando de salir del cimiento la gente de la galera que trabajaba,
se derrumbó un lado del cimiento, que si huhiera caído antes, y cogiera la
gente debajo, las mata. En otra ocasión, destechando la Capilla antigua, cayó
una viga y dió con grande fuerza en la puerta, arrancando tres clavos de ella,
que a haber dado la viga en tierra hubiera muerto a tres que estaban debajo de
ella, lo cual todos atribuyeron a accidente, favor y milagro de la Santíssima
Virgen. Hallándome un día en extrema necesidad para los gastos de la Capilla de
la Virgen de los Desamparados, me dijo don Iñígo Vásquez de Acuña, estándole
visitando en su casa, sin haberle dicho yo nada, que enviase yo a su casa
cuando quisiese por doscientos pesos que tenía de limosna que darme, para lo que
yo dispusiese y determináse en servicio de la Virgen Santíssima Nuestra Señora.
Sábado, a 14 de Setiembre, día
de la Exaltación de la Santa Cruz de 1669, se depositó la santa y devota imagen
de Nuestra Señora de los Desamparados, y el Santíssimio Sacramento en la
Capilla de Palacio, hasta que se le acabase la nueva Capilla y casa a la
Santíssima Virgen, por cuya devoción cordial y amor la quiso llevar a Palacio
el Excelentíssimo Señor Conde de Lemos, haciendo grandes finezas y extremos de
amor cordial y afecto; para esto, previniendo su Excelencia el hospedaje al Rey
y Reina del cielo y tierra, con un ornamento entero de blanca y de rica tela, y
la Excelentíssima Señora Condesa de Lemos con un vestido de raso blanco para la
Virgen Santíssima, bordado de seda y oro y matices, que se ha apreciado en
seiscientos pesos, y con un azafate de plata y caja muy curiosa y muy rica de
ébano y de marfil, en que su Excelencia tiene guardado en su oratorio los
vestidos y mantos de esta gran Reina· y madre de Desamparados y desvalidos; la
cual comenzó a pagar, desde luego, el hospedaje que estos príncipes le habían
hecho, con muy felices y alegres nuevas de España, de la llegada de las dos
armadas a un mismo tiempo, la de España a Cartagena y la del Perú a Panamá, y
con otras buenas nuevas de Chile, y con el felicíssimo parto que la Excma.
Señora Condesa de Lemos tuvo a 19 de Setiembre, día de San Januario, en que
parió (como deseaba su Excelencia) una niña. Así ha comenzado a pagar la Virgen
de los Desamparados Santíssima el Hospedaje que le ha hecho en Palacio a esta
Gran Reina, y espero irá continuando la paga con repetidas mercedes y
beneficios a estos piadosos príncipes.
A primero de Octubre, martes,
día de San Francisco de Borja, en la tarde, de 1669, por orden y mandado de la
obediencia, y a petición del Excelentíssimo Señor Conde de Lemos, fuí padrino y
tuve en los brazos en el baptisterio a la Señora Doña Rosa de Santa María de la
Concepción, Francisca, Januaria de San Ginés, Alberta, Ana, Joseph, hija del
Excelentíssimo Señor Conde de Lemos, a la cual baptizó el Ilustríssimo y
Reverendíssimo Señor Doctor Don Pedro de Villagómez, Arzobispo de esta ciudad
de los Reyes, en la Iglesia Cathedral, y siendo en el dicho baptismo madrina la
Señora Doña María Alberta, hija también del Excelentíssimo Señor Conde de
Lemos. Habiéndose acabado el baptismo, volvió el Señor Virrey acompañando a la
niña baptizada a Palacio, con uno de los mayores concursos y más lucido y más
noble acompañamiento que se ha visto en baptismos en esta ciudad. Entrando el
acompañamiento en Palacio, fué pasando por la capilla que está en medio de dos
patios, la cual Capilla real estaba muy adornada y aderezada, y descubierta la
hermosa y devota imagen de los Desamparados Santíssima; luego que entró su Excelencia
y la niña recién baptizada en la dicha Capilla real, comenzaron a cantar los
cantores el Te Deum laudamus, con arpa y órgano y demás instrumentos músicos.
El Excelentíssimo Señor Conde de Lemos que estaba en la peana del altar, de
rodillas, me dió y me puso en los brazos la niña que habían acabado de
baptizar, para que yo la ofreciese a la Santíssima Virgen, y así, habiendo yo
tenido en los brazos la niña la puse sobre el altar de la Santíssima Virgen
para que le echase su bendición y comenzase a correr por su cuenta, acción que
enterneció mucho a los que estuvieron presentes entonces.
A once de Octubre, en la
noche, comenzando a dormir, a la media noche comenzó mi alma a dar muchos
vuelos con fervorosos actos de amor de Dios y con grandes júbilos y dulzuras
del corazón, los cuales afectos y regalos atribuí al haberme aquel día
mortificado en no comer ni probar un regalo que me podía dar mucho gusto,
dejándolo en reverencia y memoria de la sagrada pasión y muerte de Cristo Señor
Nuestro.
Publicadas por Enrique Rodríguez
SJ … a la/s 12:56 p.m.