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lunes, 5 de julio de 2010

¿Sabes que Jesús necesita laicos?

Los envió con su amor al/para el mundo

¿SABES QUE JESÚS NECESITA LAICOS?
Escrito por: Padre Javier San Martin SJ
DOMINGO XIV - C
Lucas 10, 1-91-12, 17-20.
04 de julio 2010

ESTIMADOS AMIGOS:
Bienvenidos a nuestro encuentro dominical, hoy domingo decimocuarto del Tiempo Ordinario. El Evangelio de hoy parece que lo hubiera escrito San Lucas para nuestros días, porque hoy, más que nunca, podemos repetir las palabras de Jesús:
- “La cosecha es muy grande, y son pocos los trabajadores”.
Jesús contempla la Palestina de su tiempo, y ve a la pobre gente con hambre de Dios. Quiere ir Él personalmente a cada una de las ciudades y poblados a anunciar la Buena Noticia de la salvación. Y para eso escoge a los Doce que lleva siempre consigo, pero no bastan para tanta necesidad.
Y decide por reunir a otros setenta y dos discípulos y mandarlos delante de Él para que le preparen la llegada. Los divide de dos en dos y les da instrucciones precisas.
- “Les mando como corderos en medio de lobos”.

Que es como decirles:
No se ilusionen. Tengan presente que el mundo es malo, pero vuestra valentía, vuestra mansedumbre, vuestra bondad son más fuertes que la perversión.

Les recomienda una confianza ilimitada en el Cielo:
- No lleven alforjas con provisiones, ni vestidos ni sandalias de repuesto”.

Lo importante es ser pobres de verdad pero ricos de los bienes del Cielo. Es necesario dar testimonio de ambicionar riquezas mayores que las buscadas con tanta pasión por el mundo:
Sean desprendidos. No pongan su confianza en el dinero, ni en los medios humanos, sino en la fuerza de la ayuda de Dios, que, tengan por seguro, nunca les va a faltar.
No pierdan el tiempo inútilmente en charlatanerías, sino vayan directamente a lo importante, esto es anunciar la Palabra de Dios y la paz será el mayor regalo que ustedes podrán ofrecer a los que los reciban.

- “Cuando entren en las casas, saluden diciendo: ¡La paz sea en esta casa! Y les aseguro que la paz de Dios bajará sobre ellos si hay quien la acoja. En la casa y en la ciudad en que entren, coman lo que les ofrezcan, pues todo trabajador merece su jornal”.

Esto es,
- Ustedes no son ángeles, sino hombres que necesitan de las cosas de la vida. Si trabajan por el Evangelio, es justo que vivan también de su trabajo por el Evangelio.
Ante los posibles fracasos, Jesús les tranquiliza:

- “si no les reciben en una casa o en una ciudad, márchense de allí. Un día caerá a estos el castigo. Lo importante es el trabajo. El resultado no depende de Uds. Dejen eso en las manos de Dios…”

Y después de aquella primera misión de los discípulos, los enviados volvieron locos de alegría:
- ¡Mira, Señor, hasta los demonios se nos rendían en tu nombre!

Jesús se alegra inmensamente y les dice:

- “¡Sí! yo mismo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Pero, no se alegren solo por esto. Alégrense, sobre todo, porque sus nombres están escritos en el Cielo”.

Comentario

¿Cuál es la actualidad de este Evangelio?… A nadie se le oculta que el mundo moderno necesita de muchos, pero de muchos evangelizadores. Y así como Jesús no tuvo bastante con los Doce, sino que echó mano muy oportunamente de otros setenta y dos, así hoy la Iglesia no puede llegar, con solo los Obispos y Sacerdotes, a toda la inmensidad del campo que hay que evangelizar, y llama ahora a los laicos.

El apostolado seglar, a las órdenes de los Pastores, es ahora indispensable en el trabajo evangelizador de la Iglesia. El laico no puede quedarse con los brazos cruzados o como un simple espectador en la Iglesia. Necesita ponerse a la obra de la construcción del Reino con gran sentido de responsabilidad y entusiasmo.

Pero, la decisión de ser trabajador del reino, exige ser consciente de las dificultades y de las exigencias del apostolado. Exige estar preparado para la contrariedad, recordando que los lobos no dejarán en paz a los corderos ni las ovejas. Exige ir con total desprendimiento a realizar esta tarea. No mirando nuestro propio interés, sino los intereses de Jesucristo. Unos acogerán nuestro mensaje y otros lo rechazarán. Nosotros solo nos comprometemos a poner el trabajo; el éxito lo dejamos en las manos de Dios.

De una cosa estaremos ciertos: que si trabajamos por el Reino, estaremos llevando la salvación a los demás y, ante todo, a nosotros mismos, ¡Porque Jesús nos garantiza que nuestros nombres están escritos en los cielos! ¡Y qué caligrafía debe utilizar nuestro Señor para trazar con elegancia el nombre de los que así se empeñan en hacer algo por El!…

Y el mismo Pablo decía de sus colaboradores de Filipos:
- “Sus nombres están escritos en el libro de la vida”.

Y AHORA VIENE LO MÁS IMPORTANTE

Y BIEN AMIGOS, así terminamos nuestro breve comentario a la liturgia de este domingo,
Pero ahora viene el momento más importante: tu encuentro personal con el Señor Jesús.
Te invito, pues, a tomar el texto del evangelio en tus manos: San Lucas, Capítulo 10, versículos del 1 al 9,
Te agradezco muy sinceramente haber estado con nosotros,
Y nos encontramos el próximo domingo.
Escrito por: Padre Javier San Martin SJ
http://faculty.shc.edu/jsanmartin/2010/07/03