Hora: 7:45 pm
Av.Paseo de los Andes 970 - Pueblo Libre
1º piso de la Casa Juan Pablo Vizcardo y Guzman
« Pienso que desde mi juventud nunca me ha abandonado la intuición que una vida de comunidad pudiese ser el signo que Dios es amor y solamente amor. Poco a poco surgió en mí la convicción que era esencial crear una comunidad con hombres decididos a dar toda su vida y que buscasen comprenderse y reconciliarse siempre: una comunidad donde la bondad del corazón y la simplicidad estuviesen al centro de todo. »
(Hermano Roger, Dios sólo puede amar)
Sobre Taizé
Una «parábola de comunidad»
Hoy la comunidad de Taizé reúne a unos cien hermanos, católicos y de diversos orígenes protestantes, procedentes de más de treinta naciones. Por su existencia misma, la comunidad es un signo concreto de reconciliación entre cristianos divididos y pueblos separados.
Los hermanos viven de su propio trabajo. No aceptan ningún donativo. Tampoco aceptan para sí mismos sus propias herencias, sino que la comunidad hace donación de ellas a los más pobres.
Algunos hermanos viven en lugares desfavorecidos del mundo para ser allí testigos de paz y para estar al lado de los que sufren. En estas pequeñas fraternidades en Asia, en África y en América Latina, los hermanos comparten las condiciones de vida de aquellos que les rodean, esforzándose en ser una presencia de amor al lado de los más pobres, de los niños de la calle, de los prisioneros, de los moribundos, de aquellos que han sido heridos hasta en lo más profundo por causa de rupturas de afecto o por abandono.
Con el paso de los años, cada vez más jóvenes de todos los continentes han venido a Taizé para participar en los encuentros. Las hermanas de San Andrés, comunidad católica internacional fundada hace más de siete siglos, las hermanas ursulinas polacas y las hermanas de San Vicente de Paul se encargan de una parte de las tareas de acogida de los jóvenes.
También los hombres de Iglesia visitan Taizé. Así, la comunidad ha recibido al papa Juan Pablo II, a tres arzobispos de Canterbury, a metropolitas ortodoxos, a los catorce obispos luteranos de Suecia y a numerosos pastores del mundo entero.
A partir de 1962, hermanos y jóvenes enviados por Taizé no dejaron de ir y venir a los países de Europa del Este, con la mayor discreción, para visitar a quienes se encontraban acantonados en el interior de sus fronteras.
El hermano Roger murió el 16 de agosto de 2005, a la edad de 90 años, asesinado durante la oración del atardecer. El hermano Alois, a quien él había escogido como sucesor desde hacía muchos años, es ahora el prior de la comunidad.
« Bendícenos, tu el Cristo, a nosotros y a quienes tu nos has confiado. Guárdanos en el espíritu de las Bienaventurazas,
la alegría,
la sencillez,
la misericordia. »
Video relacionado con la comunidad ecuménica de Taize en Francia y
su fundador el Hermano Roger
Por: gemeloaguila10 23 de octubre de 2008 ..(3:35)
Un poco de historia
Los comienzos
Todo comenzó en 1940 cuando, a la edad de veinticinco años, el hermano Roger deja su país natal, Suiza, para ir a vivir a Francia, el país de su madre. Había estado inmovilizado durante años por una tuberculosis pulmonar. Durante esta enfermedad había madurado en él la llamada a crear una comunidad.
En el momento en que comienza la Segunda Guerra Mundial, tuvo la certeza de que, al igual que su abuela había hecho durante la Primera Guerra Mundial, tenía que ir sin demora a ayudar a las personas que atravesaban esta ruda prueba. La aldea de Taizé donde se estableció se encontraba muy cerca de la línea de demarcación que dividía a Francia en dos: una buena situación para acoger a refugiados que escapaban de la guerra. Algunos amigos de Lyón comenzaron a dar la dirección de Taizé a aquellos que necesitaban refugio.
En Taizé, gracias a un módico préstamo, el hermano Roger compró una casa abandonada desde hacía años y sus dependencias. Propuso a una de sus hermanas, Geneviève, que viniera a ayudarle en su trabajo de acogida. Entre los refugiados que alojaban había judíos. Contaban con pocos medios. Sin agua corriente, iban a buscar el agua potable a un pozo de la aldea. La comida era modesta, sobre todo sopas hechas con harina de maíz comprada a bajo coste en el molino vecino.
Por discreción hacia aquellos que acogían, el hermano Roger rezaba solo, a menudo salía a cantar lejos de la casa, en el bosque. Con el fin de que algunos refugiados, judíos o agnósticos, no se sintieran incómodos, Geneviève explicaba a cada uno que era mejor que aquellos que quisieran rezar lo hicieran solos en su habitación.
Los padres del hermano Roger, sabiendo que su hijo y su hija se encontraban en una situación de riesgo, pidieron a un amigo de la familia, un oficial francés retirado, que velara por ellos. En el otoño de 1942 les advirtió que habían sido descubiertos y que tenían que partir sin demora. El hermano Roger vivió en Ginebra hasta el final de la guerra y allí comenzó una vida común con los primeros hermanos. Pudieron regresar a Taizé en 1944.
Por: gemeloaguila10 23 de octubre de 2008 ..(3:35)
Un poco de historia
Los comienzos
Todo comenzó en 1940 cuando, a la edad de veinticinco años, el hermano Roger deja su país natal, Suiza, para ir a vivir a Francia, el país de su madre. Había estado inmovilizado durante años por una tuberculosis pulmonar. Durante esta enfermedad había madurado en él la llamada a crear una comunidad.
En el momento en que comienza la Segunda Guerra Mundial, tuvo la certeza de que, al igual que su abuela había hecho durante la Primera Guerra Mundial, tenía que ir sin demora a ayudar a las personas que atravesaban esta ruda prueba. La aldea de Taizé donde se estableció se encontraba muy cerca de la línea de demarcación que dividía a Francia en dos: una buena situación para acoger a refugiados que escapaban de la guerra. Algunos amigos de Lyón comenzaron a dar la dirección de Taizé a aquellos que necesitaban refugio.
En Taizé, gracias a un módico préstamo, el hermano Roger compró una casa abandonada desde hacía años y sus dependencias. Propuso a una de sus hermanas, Geneviève, que viniera a ayudarle en su trabajo de acogida. Entre los refugiados que alojaban había judíos. Contaban con pocos medios. Sin agua corriente, iban a buscar el agua potable a un pozo de la aldea. La comida era modesta, sobre todo sopas hechas con harina de maíz comprada a bajo coste en el molino vecino.
Por discreción hacia aquellos que acogían, el hermano Roger rezaba solo, a menudo salía a cantar lejos de la casa, en el bosque. Con el fin de que algunos refugiados, judíos o agnósticos, no se sintieran incómodos, Geneviève explicaba a cada uno que era mejor que aquellos que quisieran rezar lo hicieran solos en su habitación.
Los padres del hermano Roger, sabiendo que su hijo y su hija se encontraban en una situación de riesgo, pidieron a un amigo de la familia, un oficial francés retirado, que velara por ellos. En el otoño de 1942 les advirtió que habían sido descubiertos y que tenían que partir sin demora. El hermano Roger vivió en Ginebra hasta el final de la guerra y allí comenzó una vida común con los primeros hermanos. Pudieron regresar a Taizé en 1944.
El compromiso de los primeros hermanos
En 1945, un joven jurista de la región creó una asociación para encargarse de niños que la guerra había privado de familia. Propuso a los hermanos acoger a algunos de ellos en Taizé, pero una comunidad de hombres no podía recibir niños, así que el hermano Roger pidió a su hermana que regresara a Taizé para ocuparse de los pequeños y ser una madre para ellos. Los domingos, los hermanos recibían también a los prisioneros de guerra alemanes recluidos en un campo cerca de Taizé.
Poco a poco algunos hombres jóvenes vinieron a unirse a los primeros hermanos y, el día de Pascua de 1949, siete hermanos se comprometieron para toda la vida a guardar el celibato, llevar una vida común y vivir con una gran sencillez.
En el silencio de un largo retiro durante el invierno 1952-1953, el fundador de la comunidad escribió la Regla de Taizé, donde redactó para sus hermanos «lo esencial para permitir la vida en común».
http://www.taize.fr/es