¿QUÉ HACER PARA SACIAR EL HAMBRE EN EL MUNDO?
Escrito por: Padre Javier San Martin SJ
FIESTA DEL “CORPUS CHRISTI”
6 de junio 2010
(Juan 16, 12 - 15)
ESTIMADOS HERMANOS:
Bienvenidos a nuestra cita dominical para celebrar juntos el Día del Señor. Hoy la Iglesia celebra la fiesta del SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO, y presenta para nuestra reflexión y comentario un pasaje del evangelio de San Lucas:
Jesús los acogió y volvió a hablarles del Reino de Dios [12] El día comenzaba a declinar. Los Doce se acercaron para decirle: «Despide a la gente para que se busquen alojamiento y comida en las aldeas y pueblecitos de los alrededores, porque aquí estamos lejos de todo». [13] Y Jesús les contestó: «Denles ustedes mismos de comer».
Esta sencilla orden fue el inicio de la tarea más importante que Jesús dejaba a los discípulos. Ellos, hasta ahora, habían acompañado al maestro sin saber, tal vez, lo que significaba esta compañía ni menos la tarea que tendrían que realizar. Hasta ahora los discípulos se habían limitado a observar cómo el maestro de Nazaret actuaba, pero es ahora, que el mismo maestro los lanza a la escena. “Son Uds. mismos los que deben dar de comer a toda esta gente.” Jesús ponía en manos de sus discípulos la tarea de dar de comer a la gente pero, no por eso, Él se desprendía de ella. Jesús será quien prepare el alimento y los discípulos los encargados de distribuirlo.
Pero, este mandato de Jesús iba más allá de lo que ocurrió aquel atardecer. Cuando Él les dijo a los discípulos -”denles de comer” ¿cual era el verdadero encargo que les daba y a través de los discípulos daba a su Iglesia? Una primera respuesta sería decir que Jesús encomendaba a los discípulos, y a su Iglesia, satisfacer el hambre material que padece la gente en el mundo. Y no es esta una interpretación equivocada. La gente padece hambre de pan, y esa hambre hay que saciarla.
16 Jesús entonces tomó los cinco panes y los dos pescados, levantó los ojos al cielo, pronunció la bendición, los partió y se los entregó a sus discípulos para que los distribuyeran a la gente.
Pero este mandato no es un mandato que Jesús da solo a la Iglesia. Bien sabemos que una de las funciones más importantes de los dirigentes de los pueblos es procurar que haya comida suficiente. Si no se satisface en primer lugar esa necesidad básica humana, ninguna otra cosa se puede hacer. Y, en este momento, vemos que un alto porcentaje de la humanidad padece hambre. El fantasma de Malthus sigue rondando por el mundo.
Malthus anunciaba a principios del siglo XIX que el crecimiento de la población es mucho más acelerado que el de la producción de alimentos. Por lo cual es necesario limitar los casamientos y controlar el número de nacimientos para evitar la miseria progresiva de las clases más pobres. Esta propuesta maltusiana fue, sin embargo, rebatida por el incremento de la productividad agrícola de la Revolución Industrial, que permitió generar cantidades suficientes de alimentos para alimentar a toda la población.[17] Todos comieron hasta saciarse. Después recogieron los pedazos que habían sobrado, y llenaron doce canastos.
Pero el problema del hambre en el mundo continúa a pesar de haber recursos suficientes. ¿Dónde esta pues el problema? ¿No esta justamente en el hecho de no haber acatado a cabalidad el mandato que dejo Jesucristo a sus discípulos aquel atardecer: “Denles Uds. de comer”?, es decir, distribuyan equitativamente y entre todos los presentes los recursos que tenemos. Pocos o muchos, pero lo importante es distribuirlos, porque solo así se producirá el milagro para que alcancen para todos y aun sobren.
Algunos objetan esta distribución arguyendo que ¿por qué se va a repartir entre todos lo que a mí o mi país pertenece? Si otros quieren comer que trabajen. Lo mío es mío. Aquí surge la figura no menos importante de aquel muchachito que poseía esos pocos panes y peces. Eran suyos, sin duda, pero los puso a disposición de Jesús. Si esta entrega de algo tan mínimo no hubiera ocurrido, ¿se habría dado el milagro?
Por eso, que el problema del hambre no puede considerarse únicamente como una responsabilidad de los gobiernos. Es una responsabilidad de todos. Y debemos llevar dentro la actitud de aquel muchachito de dar lo que tenemos para bien de todos. Solo así, con una entrega desinteresada de lo nuestro y una distribución justa, podremos algún día ver que en el mundo hay comida suficiente para todos hasta saciarse, y aun hasta sobrarán 12 canastos bíblicos.
Pero ahora viene el momento más importante: tu encuentro personal con el Señor Jesús.
Te invito, pues, a tomar el texto del evangelio en tus manos: San Lucas, Capítulo 16, versículos 12 al 15 y trates de escuchar lo que el Señor Jesús te quiere comunicar a través de él.
Te agradezco muy sinceramente haber estado con nosotros,
Y nos encontramos el próximo domingo
http://faculty.shc.edu/jsanmartin/2010/06/04/%c2%bfque-hacer-para-saciar-el-hambre-en-el-mundo/