Salgamos a pescar que muchos se ahogan
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Comentario al Tercer Domingo del Tiempo Ordinario - Ciclo “A”
Domingo 26 de Enero de 2014
Escrito por el Padre Javier San Martin sj
LOS LLAMÓ Y LO SIGUIERON
Mateo 4,12-23
Estimados amigos, bienvenidos a nuestra cita dominical. Hoy nos reunimos para celebrar juntos el tercer Domingo del tiempo Ordinario del ciclo A. En este domingo encontramos a Jesús buscando los colaboradores para la obra que Él había venido a realizar, manos para sembrar la mies de la palabra de salvación. Buscaba colaboradores dispuestos a empezar la aventura de su vida, dejarlo todo para ganarlo todo.
LOS LLAMÓ Y LO SIGUIERON
Algunos escucharon el entusiasmo de la llamada, la fascinación de aquel hombre que se fijó en ellos. Y sin ser del todo conscientes de lo que significaba decir SI, dieron el paso adelante. Era claro que en aquel momento no vislumbraban ni de lejos que ese paso tendría radicales consecuencias en sus vidas. Era necesario empezar a caminar con el maestro sin volver la vista atrás. Algunos, al escuchar la invitación del maestro, muy bien podían haber imaginado que mejoraría su situación económica y social. Pero difícilmente habrían podido imaginar que el decir si a aquel hombre sencillo, significaba dar todo, hasta la propia sangre.
Y así inició la aventura de los primeros amigos de Jesús. Momento hermoso pero lleno de riesgos, como es el inicio de toda auténtica amistad. Cada uno de los llamados llevaba et bagaje de su propio carácter, de sus propias inclinaciones, gustos, preferencias y debilidades. Ninguno es un “super-genio” ni un hombre extraordinario. Su preparación intelectual es mínima o nula, y ni siquiera su disposición al riesgo, es notoria en ese primer momento. Su primera tarea: formar un grupo de amigos que se aman de verdad. Ese era el signo de haber dado el paso adelante para seguir a Jesús.
Pero, ¿qué ventajas tenia entrar al grupo de Jesús, seguir al maestro de Nazaret? Materiales, ninguna. Pero si espirituales. El sentimiento de que uno empezaba a formar parte de una empresa no meramente humana sino sobrenatural, dirigida al hombre para sanarlo, para mejorar sus condiciones integrales de vida. Era, en este sentido, una empresa nueva. Pero lo que más atraía era la persona del maestro, su manera de ser, su manera de enfocar los problemas, la manera de tratar a los amigos. Todo esto daba gran confianza, seguridad y era un impulso para seguirlo. Uno, aunque se sentía poca cosa en la vida, sentía el entusiasmo de estar haciendo algo grande, junto a un hombre de un carisma extraordinario.
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Era curioso constatar que en ese pequeño grupo no había personalidades del mundo de las finanzas, ni de la política, ni del mundo social. Solo habían representantes de los obreros, los trabajadores manuales. Hombres de playa y lago. A estos se les llamaba para confiarles la misión más grande que se ha dado sobre la tierra. La misión de que los hombres logren su felicidad eterna. Humanamente hablando esto era una verdadera locura. Pero bien sabia Jesús lo que hacía. El quiso confiar su grande y querida tarea a gente que ningún empresario habría buscado. Pero vemos qué acertado estuvo. La obra que estos realizaron ha atravesado los siglos y ha llegado hasta nuestros días. Porque la obra fue realizada con fuerzas sobrenaturales que han hecho posible lo que el hombre por si solo, por más capaz que sea, nunca habría podido realizar.
Si. Esta fue la primera experiencia del grupo cristiano. Y sobre esta experiencia deben formarse los grupos que vengan a través de los tiempos. En primer lugar, se debe reconocer y aceptar que uno es escogido y llamado, no por lo que piensa que vale, o porque es importante, o inteligente, sino porque uno es mirado y escogido por Jesús para ser su compañero solo por amor. Un amor que no se explica racionalmente, pero que es la única respuesta a la pregunta de por qué llama el Señor. Así mismo, se debe estar convencido que uno debe trabajar, al máximo de sus fuerzas, pero sabiendo que por más que haga, et fruto de la tarea no se atribuye a su esfuerzo sino a la acción del Espíritu Santo.
Esto debe ser la gran alegría y consolación del amigo de Jesús, saber que el Espíritu Santo va llevando la obra que Jesús confió a la Iglesia. Y en tercer lugar, uno debe estar convencido que la mejor tarea que podremos realizar es la de formar comunidad de amor que es el único signo visible de que Jesús sigue en medio de nosotros y nos acompaña en el caminar. Cada uno en la comunidad tiene su carácter y su manera de ser pero, debemos ser conscientes que lo que unifica al grupo, y atenúa las diferencias es el convencimiento de haber sido llamados todos por el mismo Jesús, y llamados a vivir en comunidad.
Pero lo más importante es
Y bien amigos, así terminamos la primera parte de nuestra cita dominical. Pero ahora viene la parte más importante. Toma en tus manos et texto del evangelio, y trata de sentir tú mismo lo que el mismo Señor Jesús te quiere decir. Recuerda, es el Evangelio de San Mateo 4,12-23.
Te dejo pues con el Señor, cuenta con mis oraciones, y nos estamos escuchando nuevamente et próximo domingo.
http://faculty.shc.edu/jsanmartin/