
“Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mi aunque haya muerto, vivirá; y el que esta vivo y cree en mí, no morirá para siempre. Palabras hermosas, sencillas, profundas, llenas de misterio, que satisfacen lo más hondo de las exigencias del ser humano, que busca vivir y no morir. Palabras que han atravesado los siglos y siguen resonando con fuerza, en cada corazón, en cada cultura, en cada momento histórico. Tú has dicho: “Yo soy la Vida, Yo soy la resurrección” ¡Que más puede pedir el ser humano. Tú eres el único que da sentido al camino de la humanidad. ¡Cuántos hay que caminan muertos, sin sentido! Como Lázaro, ya tienen mal olor, porque no aman, porque sus ideologías están podridas, porque su entusiasmo ha muerto. Con qué lástima comprobamos que estos muertos que caminan son cada vez más numerosos. Señor, nuestro mundo, nuestra cultura, nuestra vida personal, necesita escuchar con fuerza tu palabra de vida. Aunque hayamos muerto, con esta palabra tuya, viviremos, sabemos que sin tí no hay vida. Pero, la pregunta clave de la que depende todo es ¿Crees tú esto? ¿Crees que el Señor puede darte la vida, el entusiasmo, el deseo de servir, de amar, de entregarte a los demás, de superar las dificultades? Esta es la pregunta que divide a la humanidad. ¿En que lado estas tu? ¿En el lado que conduce a la resurrección ó en el lado de los muertos que morirán para siempre? “Padre te doy gracias porque me has escuchado, Yo sé que tú escuchas siempre” Ir por el mundo es caminar en cada momento bajo la mirada del Dios vivo que quiere la vida y no la muerte. Aunque sintamos momentos en que se oscurece nuestra existencia bajo el peso de los problemas, no podemos olvidar que el Señor parece lejos pero vendrá para darnos la vida, para sacarnos de la dificultad y de la muerte. Gracias, Señor, porque eres amigo, y en cada momento nos escuchas! Gracias porque estas siempre en el camino de nuestra historia personal y comunitaria. Yo estaba seguro y convencido que tu me escucharías, no tenía ninguna duda, y por eso puedo ahora proclamar al mundo que tú escuchas siempre. Tú nunca dejas de pensar en nosotros, igual como un enamorado nunca deja de pensar en la persona que ama. Esta seguridad de tu amistad es lo único que nos hará atravesar las situaciones más difíciles y absurdas de la vida. Y cuando permite que pasemos por caminos oscuros es, no nos olvidemos, para que la gloria de Dios resplandezca a través de nuestra experiencia de sufrimiento y muerte. Amigos, vale la pena tener un amigo como Jesús.
Pero lo más importante es Y bien amigos, así terminamos la primera parte de nuestra cita dominical. Pero ahora viene la más importante. Toma en tus manos el texto del evangelio, y trata de sentir lo que el mismo Señor Jesús te quiere decir. Recuerda, Evangelio de San JUAN Capítulo 11, versículos del 1 al 45. Te dejamos pues con el Señor, cuenta con nuestras oraciones, y nos estamos escuchando nuevamente el próximo domingo. Escrito por: Padre Javier Sanmartin sj http://faculty.shc.edu/jsanmartin/