Queridos hermanos en Cristo, Nuestro Señor y en María, Nuestra Madre. Hemos empezado este mes de Mayo, importante para todos nosotros, por ese cariño y devoción a nuestra Madre la Virgen María. Todo este mes esta dedicado a ella, de una manera muy especial.
La liturgia de este V Domingo del Tiempo Pascual, nos habla ya de la proximidad, de una Fiesta importante dentro de la Iglesia. Aquella realidad única que da sentido a toda la Iglesia y que cambió, podríamos decir, como los filósofos, antológicamente a los Apóstoles. Les dio la valentía y la sabiduría para anunciar la Buena Nueva a todos los pueblos. ¡Ya está cerca Pentecostés!, ya está cerca y le decimos a Dios Espíritu Santo: “Ven Espíritu Santo, renueva los corazones de tus fieles, infunde en ellos el fuego de tu amor…”.
En la vida nada bueno se hace sin amor, y cuando alguna cosa se hace sin amor, entonces se vive sin vida. La vida tiene un sustento en el amor y el amor es la fuerza para poder hacer muchas cosas de las cosas que hacemos. Miremos el amor de los esposos, de los padres hacia los hijos, de los hijos hacia sus padres, el amor y el cariño de la amistad, en fin, sin amor nuestra relación con ellos sería muy pobre.
Hoy cuando miramos a los Apóstoles, y nos fijamos, otra vez, en Pablo y Bernabé; ellos debieron llevar muy dentro de su corazón el mensaje de Jesús, que hemos escuchado, hoy, en el Evangelio: “Ámense los unos a los otros como yo los he amado”. Requisito “sine qua non” (son la cual no) se hubiera hecho nada de lo que se ha hecho. El anuncio de la Buena Nueva parte del amor de los Apóstoles hacia su Maestro, que no quiere que nadie se pierda porque los ama y los ama hasta el extremo.
El Espíritu Santo cambio los corazones de los Apóstoles y los hizo más decididos y confiados en Nuestro Señor. Hoy leemos que Pablo y Bernabé “volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquia, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe”. ¿Por qué tuvieron que volver? ¿No era suficiente el haberles anunciado la fe y que se convirtieran? Parece que Pablo conocía muy bien la naturaleza humana. Cuantas veces nos hemos emocionado y emocionados hemos querido cambiar el mundo. Es una cosa cierta: “cuando estamos contentos, todo parece fácil”; pero los seres humanos no siempre estamos contentos, no siempre nos va bien en la vida… Hay personas que cuando salen de algún retiro, sienten que pueden hacer muchas cosas; pero cuando esto pasa, sienten que ya no pueden y que eso fue sólo del momento.
Eso somos los seres humanos. Pablo y Bernabé regresan a estos pueblos porque es necesario reanimarlos, porque en el mundo en que vivían muchas cosas podían desanimarlos. Al igual que hoy, cuando gente dice: “no, no yo ya no voy a la Iglesia por todo lo que pasa”, y se sienten desanimados, pues a ellos hay que decirles, Cristo es amor, Cristo es verdad, Cristo es vida. La fe del cristiano, no está en otro más que en Cristo: “Todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo”, lo decía san Pablo, en los momentos más duros de su vida.
Pablo y Bernabé regresan a estos pueblos “diciéndoles que hay que pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios”. Ser cristiano no es fácil, nunca lo ha sido. Por ser cristianos ni tú ni yo estamos vacunados contra la “influenza” del los problemas, ni contra la “influenza” del pecado y del desánimo.
Pablo y Bernabé, se parecen mucho a Jesús. Su vida es como la del Maestro, no saben vender su producto. Decía Monseñor Van Thuan, que si Cristo hubiese sido comerciante no hubiese durado mucho, porque hubiera hablado de la verdad de lo que vende y eso no hacen los comerciantes, que lo único que les interesa es la salida de su producto. Los Apóstoles hablan de “tribulaciones”, vuelven a aquellos lugares a reforzarlos en la fe en los momentos de las dificultades. Ellos hablan de la Verdad, y hablan en Verdad.
La fe cristiana católica es verdad; no se te dice que las cosas van a ser fáciles, no se te dicen que por venir a misa los domingos no vas a tener problemas, o en tu familia las cosas siempre van a ir bien; se te dicen, más bien, que tienes que ser fuerte en las dificultades; por eso, es importante saber agradecerle a Dios cuando en la vida nos va bien, que en casa no hay problema y que los problemas con los hijos ya existen. Sin embargo, cuando aparezcan las dificultades hay que pedirle fortaleza.
Jesús nunca engañó a nadie y cuando los discípulos comenzaron a huir porque les parecían duras sus palabras, Él mismo dijo a sus Apóstoles: “¿Quieren irse ustedes también?” y allí está Pedro que nos enseña a responder confiadamente a Nuestro Señor “Señor a quien vamos a ir, sólo Tú tienes palabras de vida eterna”.
El amor fue el motivo que los llevo a los Apóstoles a sufrir muchas contradicciones por Cristo; el amor es el distintivo del cristiano. En un mundo tan egoísta, el Señor, nos pone una meta demasiado alta: “Ámense los unos a los otros como Yo los he amado”, el como “Yo los he amado”, es demasiado alta Señor. Muchas veces en cosas hogareñas reclamamos la mejor presa del pollo, que nos sirvan primero a nosotros y que a nosotros nos dejen ver nuestro canal preferido…. “Amar como el nos amó”, quien vive este examen en casa, esto le ayuda a vivirlo mejor fuera de ella. Quien de nosotros tiene ese detalle de decir: “no, no sirvele a mi hermano primero mamá”, o en el templo: “señora siéntese, aquí tiene mi espacio”. Fíjate que hablo de realidades caseras. Hay que ser fiel en lo poco, porque tendremos que aprender a rezar por los enemigos, por los que han hecho algún mal o algunos de nuestros conocidos. La meta es demasiado alta, pero Jesús nunca nos pediría algo que no se pudiera dar. Él es el centro de nuestro amor, él es el Amor de los Amores.
Miremos a Nuestra Madre la Virgen María: nuestro Dios no evitó que ella pasara por luchas y grandes dificultades en su vida. Siempre me pregunto ¿Por qué no hizo que el censo que César Augusto mandó, se realizará el año siguiente? ¿Por qué no lo hizo? Nuestra Madre tuvo que irse a empadronar con su esposo San José a la ciudad de Belén, y ella tenía que ir así, embarazada y en una mula; que gran incomodidad debió de tener nuestra Madre. Si ya sé que debía de nacer en Belén, pero ¿Por qué hacerlo de esta manera?
Cuando el niño nació, ya había un loco que lo buscaba para matarlo, y nuestra Madre la Virgen María, a escapar con san José a Egipto, pero ¿Por qué tenía que ser así? ¿Por qué no envió una legión de ángeles que le cuidaran al Niño? Y muchas cosas más en la vida de Jesús.
Nuestra Madre la Virgen María, es signo de contradicción el mundo. Ella la Madre del Señor y nos ha enseñado a superar las dificultades con los medios que Dios nos da en esta tierra y no a esperar que las soluciones venga de lo alto.
Cuando gente anda enojada con Dios y porque han sido gente muy “devota”, y se han puesto en la “pataleta” de decirle a Dios: “ya no te rezo por que no me concedes lo que te pido” y cosas parecidas…. Muchos cristianos creen que le hacen un bien rezándole a Dios. Como si a Dios lo hiciéramos más Dios. Que equivocados están.
Hay que aprender de la Virgen, hay que aprender mucho de ella y a pedirle a Dios las fuerzas para vencer las dificultades. Que Nuestra Señora de los Desamparados, los bendiga a cada uno de ustedes y los haga ser fuertes en las tribulaciones de la vida y sencillos delante de la presencia de Nuestro Señor Jesucristo.
Homilia del Padre Richard Vélez Campos.
En la vida nada bueno se hace sin amor, y cuando alguna cosa se hace sin amor, entonces se vive sin vida. La vida tiene un sustento en el amor y el amor es la fuerza para poder hacer muchas cosas de las cosas que hacemos. Miremos el amor de los esposos, de los padres hacia los hijos, de los hijos hacia sus padres, el amor y el cariño de la amistad, en fin, sin amor nuestra relación con ellos sería muy pobre.
Hoy cuando miramos a los Apóstoles, y nos fijamos, otra vez, en Pablo y Bernabé; ellos debieron llevar muy dentro de su corazón el mensaje de Jesús, que hemos escuchado, hoy, en el Evangelio: “Ámense los unos a los otros como yo los he amado”. Requisito “sine qua non” (son la cual no) se hubiera hecho nada de lo que se ha hecho. El anuncio de la Buena Nueva parte del amor de los Apóstoles hacia su Maestro, que no quiere que nadie se pierda porque los ama y los ama hasta el extremo.
El Espíritu Santo cambio los corazones de los Apóstoles y los hizo más decididos y confiados en Nuestro Señor. Hoy leemos que Pablo y Bernabé “volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquia, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe”. ¿Por qué tuvieron que volver? ¿No era suficiente el haberles anunciado la fe y que se convirtieran? Parece que Pablo conocía muy bien la naturaleza humana. Cuantas veces nos hemos emocionado y emocionados hemos querido cambiar el mundo. Es una cosa cierta: “cuando estamos contentos, todo parece fácil”; pero los seres humanos no siempre estamos contentos, no siempre nos va bien en la vida… Hay personas que cuando salen de algún retiro, sienten que pueden hacer muchas cosas; pero cuando esto pasa, sienten que ya no pueden y que eso fue sólo del momento.
Eso somos los seres humanos. Pablo y Bernabé regresan a estos pueblos porque es necesario reanimarlos, porque en el mundo en que vivían muchas cosas podían desanimarlos. Al igual que hoy, cuando gente dice: “no, no yo ya no voy a la Iglesia por todo lo que pasa”, y se sienten desanimados, pues a ellos hay que decirles, Cristo es amor, Cristo es verdad, Cristo es vida. La fe del cristiano, no está en otro más que en Cristo: “Todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo”, lo decía san Pablo, en los momentos más duros de su vida.
Pablo y Bernabé regresan a estos pueblos “diciéndoles que hay que pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios”. Ser cristiano no es fácil, nunca lo ha sido. Por ser cristianos ni tú ni yo estamos vacunados contra la “influenza” del los problemas, ni contra la “influenza” del pecado y del desánimo.
Pablo y Bernabé, se parecen mucho a Jesús. Su vida es como la del Maestro, no saben vender su producto. Decía Monseñor Van Thuan, que si Cristo hubiese sido comerciante no hubiese durado mucho, porque hubiera hablado de la verdad de lo que vende y eso no hacen los comerciantes, que lo único que les interesa es la salida de su producto. Los Apóstoles hablan de “tribulaciones”, vuelven a aquellos lugares a reforzarlos en la fe en los momentos de las dificultades. Ellos hablan de la Verdad, y hablan en Verdad.
La fe cristiana católica es verdad; no se te dice que las cosas van a ser fáciles, no se te dicen que por venir a misa los domingos no vas a tener problemas, o en tu familia las cosas siempre van a ir bien; se te dicen, más bien, que tienes que ser fuerte en las dificultades; por eso, es importante saber agradecerle a Dios cuando en la vida nos va bien, que en casa no hay problema y que los problemas con los hijos ya existen. Sin embargo, cuando aparezcan las dificultades hay que pedirle fortaleza.
Jesús nunca engañó a nadie y cuando los discípulos comenzaron a huir porque les parecían duras sus palabras, Él mismo dijo a sus Apóstoles: “¿Quieren irse ustedes también?” y allí está Pedro que nos enseña a responder confiadamente a Nuestro Señor “Señor a quien vamos a ir, sólo Tú tienes palabras de vida eterna”.
El amor fue el motivo que los llevo a los Apóstoles a sufrir muchas contradicciones por Cristo; el amor es el distintivo del cristiano. En un mundo tan egoísta, el Señor, nos pone una meta demasiado alta: “Ámense los unos a los otros como Yo los he amado”, el como “Yo los he amado”, es demasiado alta Señor. Muchas veces en cosas hogareñas reclamamos la mejor presa del pollo, que nos sirvan primero a nosotros y que a nosotros nos dejen ver nuestro canal preferido…. “Amar como el nos amó”, quien vive este examen en casa, esto le ayuda a vivirlo mejor fuera de ella. Quien de nosotros tiene ese detalle de decir: “no, no sirvele a mi hermano primero mamá”, o en el templo: “señora siéntese, aquí tiene mi espacio”. Fíjate que hablo de realidades caseras. Hay que ser fiel en lo poco, porque tendremos que aprender a rezar por los enemigos, por los que han hecho algún mal o algunos de nuestros conocidos. La meta es demasiado alta, pero Jesús nunca nos pediría algo que no se pudiera dar. Él es el centro de nuestro amor, él es el Amor de los Amores.
Miremos a Nuestra Madre la Virgen María: nuestro Dios no evitó que ella pasara por luchas y grandes dificultades en su vida. Siempre me pregunto ¿Por qué no hizo que el censo que César Augusto mandó, se realizará el año siguiente? ¿Por qué no lo hizo? Nuestra Madre tuvo que irse a empadronar con su esposo San José a la ciudad de Belén, y ella tenía que ir así, embarazada y en una mula; que gran incomodidad debió de tener nuestra Madre. Si ya sé que debía de nacer en Belén, pero ¿Por qué hacerlo de esta manera?
Cuando el niño nació, ya había un loco que lo buscaba para matarlo, y nuestra Madre la Virgen María, a escapar con san José a Egipto, pero ¿Por qué tenía que ser así? ¿Por qué no envió una legión de ángeles que le cuidaran al Niño? Y muchas cosas más en la vida de Jesús.
Nuestra Madre la Virgen María, es signo de contradicción el mundo. Ella la Madre del Señor y nos ha enseñado a superar las dificultades con los medios que Dios nos da en esta tierra y no a esperar que las soluciones venga de lo alto.
Cuando gente anda enojada con Dios y porque han sido gente muy “devota”, y se han puesto en la “pataleta” de decirle a Dios: “ya no te rezo por que no me concedes lo que te pido” y cosas parecidas…. Muchos cristianos creen que le hacen un bien rezándole a Dios. Como si a Dios lo hiciéramos más Dios. Que equivocados están.
Hay que aprender de la Virgen, hay que aprender mucho de ella y a pedirle a Dios las fuerzas para vencer las dificultades. Que Nuestra Señora de los Desamparados, los bendiga a cada uno de ustedes y los haga ser fuertes en las tribulaciones de la vida y sencillos delante de la presencia de Nuestro Señor Jesucristo.
Homilia del Padre Richard Vélez Campos.
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